23 Jun, 2019, 01:52 PM
PARTE 3: Dinero Santificado
Salón del Reino Huinalá, Apodaca México.
Mediados de Octubre 2012
Aquella fue nuestra segunda reunión de capacitación para las hermanas que servirían como vigilantes de cajitas, discursaron los mismos oradores de la reunión anterior y trató de lo mismo: Gedeón y la mirada de halcón. Nada nuevo que agregar.
Salón del Reino El Roble, San Nicolás (San Nico) de los Garza, México
Inicios de Noviembre 2012
Está fue la tercera y última reunión de preparación para el Departamento de Contabilidad, aquí fue donde vi qué se esconde detrás de la puerta. El salón del reino es un complejo de 4 salones donde se reúnen 16 congregaciones, está ubicado en los límites entre los municipios de Escobedo y San Nicolás al norte de la zona metropolitana de Monterrey, en un sector de los más ricos y pudientes en el estado de Nuevo León.
En la reunión no se habló de Gedeón ni de la mirada de halcón, me dijeron que se evitó para no dar la impresión que la lujuria impera entre los Testigos, se trató el tema del Dinero Santificado. El orador era en ese entonces coordinador de mi congregación y auxiliar de superintendente de contabilidad en la última asamblea de distrito. Él dijo: "siempre que un billete o una moneda ingrese en las cajitas de donaciones en la asamblea, las cajitas en las congregaciones o los sobres que usted lleva para recibir los donativos para obra del Reino, ese dinero queda santificado por Jehová porque ahora le pertenece a él, no importanta de dónde venga ese dinero aunque sea dinero sucio queda santificado (pronunció la palabra lentamente)".
Abrió la Biblia y citó un texto que era Éxodo 3: 4-5 en el que explicó que cuando Jehová habló a Moisés en la zarza ardiente le indicó que debía quitarse las sandalias porque el suelo estaba santificado por la presencia del Altísimo, añadió que el Espíritu Santo está dentro de las cajitas de donaciones santificando el dinero aunque no importaba que fuera sucio. A mi juicio nada que ver entre la sandalias y el dinero pero el anciano era el jefe de mi congregación.
En aquellos años estábamos en guerra con el narcotráfico y el dinero manchado de sangre campaba a sus anchas en tienditas de la esquina, las asociaciones religiosas tampoco se salvaban de las narco-donaciones. Me quedó claro que el dinero teníamos que recibirlos para Jehová. Se terminó la reunión con las hermanas y los capitanes, auxiliares, coordinadores y superintendentes nos quedamos solos para una reunión privada.
El mismo orador pero ahora se sentó en una silla mientras estaba en la plataforma y nos aclaró un punto importantísimo: "aunque se escuche fuerte pero hay hermanos, mejor dicho ex hermanos que dentro de este departamento han cometido el pecado de robarle a Jehová sus bienes, el dinero es de Jehová y algunos le han robado al soberano del universo. Nosotros no somos como ellos y debemos cuidar sus bienes porque somos mayordomos suyos".
Citó el texto de la Ley Mosaica de no robarás, el caso de Acán que robó las prendas de vestir en Jericó y Jehová le dio muerte, el célebre caso de Ananías y Safira que vendieron su campo y solo donaron la mitad de lo que les dieron por el. Muchos textos y ejemplos de deslealtad aunque siempre pensé lo hizo para meternos miedo y que no se nos fuera a hacer fácil expropiar dinero hacia nuestros bolsillos. Ese hermano se las gastaba en el estudio de La Atalaya asustando a los hermanos con textos bíblicos sacados de contexto.
"El peor enemigo de la Sagrada Escritura es la imaginación humana", El Zelote