21 Jul, 2019, 11:24 PM
Quiero corroborar que lo cuentas sobre el misterioso y oculto Departamento de Seguridad si existió; al menos en la zona en la que vivo ya no lo usan, pero hasta hace unos tres años, existía; yo mismo formé parte de él en muchas Asambleas, y como dices, es como un servicio secreto porque nadie, ni siquiera tu familia se puede enterar de que estás en él.
En mi caso, recuerdo que en ocasiones nos daban gafetes de Acomodadores, aunque no lo eramos, pero pues eso lo hacían para que pasáramos desapercibidos; en otras ocasiones no teníamos ningún gafete, pero también era por estrategia.
Recuerdo que nos teníamos que sentar en lugares estratégicos del auditorio como si fuésemos parte de quienes solo iban a prestar atención al programa. Era todo un problema porque tenías que convencer a tu familia que era lo mejor sentarnos ahí aunque no les pareciera lógico, pero obviamente no les podíamos decir la verdadera razón.
Prácticamente era como ser Tom Cruise en MI; en cada turno nos decían quienes eran los capitanes de las hermanas cajeras y las horas en las que pasarían por ellas con sus respectivas cajas ya con donaciones. También sabíamos quienes eran el Superintendente de Contabilidad y sus Auxiliares.
La razón por la que estábamos ubicados en puntos estratégicos era para que cada que llegara la hora en la que los capitanes de cajas recogían a sus cajeras, teníamos que mandar un sms o una llamada a nuestro inmediato compañero de seguridad por el que iba a pasar el contingente de cajas para que este a su vez hiciese lo mismo con el siguiente agente secreto compañero de seguridad; y así hasta que llegase a la oficina donde se contaba el cash.
En el último punto de chequeo antes de la puerta de la oficina de descargo y conteo, había dos hermanos de seguridad; uno de ellos tenía la responsabilidad de contar cuántos hermanos y hermanas ingresaban y ese número tenía que ser igual al de los que salían; el segundo tenía la responsabilidad de mentalizar los atuendos de quienes entraban, para identificarlos en la salida. Al final, ambos tenían que coincidir en el número de personas. Aunado a eso, ambos tenían la indicación de impedir el acceso a cualquier hermano o hermana que llevase un bolsillo o portafolio; así fueran de los mismos capitanes o cajeras. Y por último, también había la indicación de que todo el que ingresase a la oficina (a excepción de el Superintendente del Departamento y sus auxiliares), no podían permanecer más de diez minutos dentro, así fuese el mismo Superintendente de Asamblea, algún Superintendente de Distrito o Circuito, algún miembro del Comité de Sucursal o un mismísimo miembro del CG.
Todo eso me tocó ver y hacer.
Es una muestra de lo paranoicos que son para temas de dinero. Cabe señalar que me tocó ver sumas exorbitantes de dinero que se movía ahí adentro. Me tocó custodiar falsos convoys de traslado de dinero, y digo falsos porque por lo menos se montaban tres, en los que solo uno era el verdadero y los falsos estaban para despistar la ruta del real.
Es una historia muy interesante la que cuentas; la voy siguiendo.
En mi caso, recuerdo que en ocasiones nos daban gafetes de Acomodadores, aunque no lo eramos, pero pues eso lo hacían para que pasáramos desapercibidos; en otras ocasiones no teníamos ningún gafete, pero también era por estrategia.
Recuerdo que nos teníamos que sentar en lugares estratégicos del auditorio como si fuésemos parte de quienes solo iban a prestar atención al programa. Era todo un problema porque tenías que convencer a tu familia que era lo mejor sentarnos ahí aunque no les pareciera lógico, pero obviamente no les podíamos decir la verdadera razón.
Prácticamente era como ser Tom Cruise en MI; en cada turno nos decían quienes eran los capitanes de las hermanas cajeras y las horas en las que pasarían por ellas con sus respectivas cajas ya con donaciones. También sabíamos quienes eran el Superintendente de Contabilidad y sus Auxiliares.
La razón por la que estábamos ubicados en puntos estratégicos era para que cada que llegara la hora en la que los capitanes de cajas recogían a sus cajeras, teníamos que mandar un sms o una llamada a nuestro inmediato compañero de seguridad por el que iba a pasar el contingente de cajas para que este a su vez hiciese lo mismo con el siguiente agente secreto compañero de seguridad; y así hasta que llegase a la oficina donde se contaba el cash.
En el último punto de chequeo antes de la puerta de la oficina de descargo y conteo, había dos hermanos de seguridad; uno de ellos tenía la responsabilidad de contar cuántos hermanos y hermanas ingresaban y ese número tenía que ser igual al de los que salían; el segundo tenía la responsabilidad de mentalizar los atuendos de quienes entraban, para identificarlos en la salida. Al final, ambos tenían que coincidir en el número de personas. Aunado a eso, ambos tenían la indicación de impedir el acceso a cualquier hermano o hermana que llevase un bolsillo o portafolio; así fueran de los mismos capitanes o cajeras. Y por último, también había la indicación de que todo el que ingresase a la oficina (a excepción de el Superintendente del Departamento y sus auxiliares), no podían permanecer más de diez minutos dentro, así fuese el mismo Superintendente de Asamblea, algún Superintendente de Distrito o Circuito, algún miembro del Comité de Sucursal o un mismísimo miembro del CG.
Todo eso me tocó ver y hacer.
Es una muestra de lo paranoicos que son para temas de dinero. Cabe señalar que me tocó ver sumas exorbitantes de dinero que se movía ahí adentro. Me tocó custodiar falsos convoys de traslado de dinero, y digo falsos porque por lo menos se montaban tres, en los que solo uno era el verdadero y los falsos estaban para despistar la ruta del real.
Es una historia muy interesante la que cuentas; la voy siguiendo.
