23 Jul, 2019, 06:38 AM
Por supuesto que no existe esa maldita carta. El cuerpo de ancianos de cada congregación tiene plena libertad para hacer y deshacer a su antojo cuanto sea preciso en la congregación. Es más, el superintendente no tiene autoridad para meterse en las cuestiones internas de la congregación. Solamente es responsable de que la predicación no decaiga y de nombrar siervos ministeriales y ancianos.
La duda es el principio de la sabiduría.