06 Nov, 2019, 04:40 PM
(x+5)(x-2)=0. Esta simple ecuación tiene sí o sí 2 soluciones: x=-5 ^ x=2. Lamentablemente con la arqueología no es así; siempre existe la posibilidad de que algún nuevo descubrimiento tire por los suelos lo que HOY consideramos la HIPÓTESIS más verosímil. Cito dos ejemplos:
En diferentes años los arqueólogos Ernst Selin, Jhon Garstang, W.F. Albright y Kathleen Kenyon, realizaron excavaciones en la posible ubicación de Jericó; cada uno de ellos interpretó sus hallazgos de forma diferente y cada uno de ellos aportó algo a lo que ya se conocía. Pero ninguno se adjudicó su interpretación como la palabra final y absoluta.
Segundo ejemplo: los más acérrimos detractores de la biblia fechaban la construcción del túnel de Ezequías en el siglo II a.C, pero investigaciones y hallazgos posteriores sitúan dicha construcción para el tiempo que las escrituras lo dicen. Hoy es un lugar turístico que puedes recorrer con lámpara en mano.
Tres pequeños fragmentos de la biblia desenterrada:
"Muchos de los primeros israelitas fueron, AL PARECER, nómadas transformados gradualmente en agricultores y ganaderos".
"El monoteísmo y las tradiciones del éxodo llegaron, AL PARECER, mucho más tarde".
"El biblista Richard Friedman dió un paso más y PROPUSO LA IDEA de que el redactor que dió forma final a la ley de Moisés fue Esdras..."
Como notamos no hay nada concluyente ni absoluto. Cito ahora las palabras de David George Hogarth, arqueólogo inglés: "Las limitaciones de la arqueología son mortificantes. Recoge los fenómenos, pero casi nunca puede aislarlos para interpretarlos científicamente; puede elaborar cualquier número de hipótesis, pero rara vez, o nunca, puede probarlos científicamente".
Sencillamente no puedo basar mi fé en la biblia por lo que me diga la arqueología. Sería una tarea imposible comprobar cada suceso bíblico e incluso histórico con lo que afirma la arqueología.
Tiglat Pileser III, Sargon, Senaquerib, por citar solo estos tres, no aparecían en ningún registro histórico excepto en la Biblia, pero ya sabemos lo que se descubrió después.
En diferentes años los arqueólogos Ernst Selin, Jhon Garstang, W.F. Albright y Kathleen Kenyon, realizaron excavaciones en la posible ubicación de Jericó; cada uno de ellos interpretó sus hallazgos de forma diferente y cada uno de ellos aportó algo a lo que ya se conocía. Pero ninguno se adjudicó su interpretación como la palabra final y absoluta.
Segundo ejemplo: los más acérrimos detractores de la biblia fechaban la construcción del túnel de Ezequías en el siglo II a.C, pero investigaciones y hallazgos posteriores sitúan dicha construcción para el tiempo que las escrituras lo dicen. Hoy es un lugar turístico que puedes recorrer con lámpara en mano.
Tres pequeños fragmentos de la biblia desenterrada:
"Muchos de los primeros israelitas fueron, AL PARECER, nómadas transformados gradualmente en agricultores y ganaderos".
"El monoteísmo y las tradiciones del éxodo llegaron, AL PARECER, mucho más tarde".
"El biblista Richard Friedman dió un paso más y PROPUSO LA IDEA de que el redactor que dió forma final a la ley de Moisés fue Esdras..."
Como notamos no hay nada concluyente ni absoluto. Cito ahora las palabras de David George Hogarth, arqueólogo inglés: "Las limitaciones de la arqueología son mortificantes. Recoge los fenómenos, pero casi nunca puede aislarlos para interpretarlos científicamente; puede elaborar cualquier número de hipótesis, pero rara vez, o nunca, puede probarlos científicamente".
Sencillamente no puedo basar mi fé en la biblia por lo que me diga la arqueología. Sería una tarea imposible comprobar cada suceso bíblico e incluso histórico con lo que afirma la arqueología.
Tiglat Pileser III, Sargon, Senaquerib, por citar solo estos tres, no aparecían en ningún registro histórico excepto en la Biblia, pero ya sabemos lo que se descubrió después.