03 Mar, 2021, 04:35 PM
(03 Mar, 2021, 04:08 PM)Ernesto Ll C escribió: Por favor que alguien me ayude. Muero por leer una experiencia de un ungido contando como fue su llamamiento por espíritu para ser heredero con Cristo dentro del grupo de los 144 mil. Ya sé que las publicaciones dan instrucciones sobre no cuestionar, ni interrogarlos sobre esto, pero como la esperanza es tan grande y están tan seguros de ello, pienso que muchos, sin abandonar la humildad que los caracteriza, se sientan impulsado a transmitir su experiencia o al menos describir cuando se dieron cuenta del cambio de anhelo, también quizás lo que se siente.
Alguien a encontrado algo de lo que les comento?
De viaje otra pregunta:
Cómo es que los ungidos en un cerrar los ojos, porque mueren en la tierra e instantamente abrirlos en los cielos ya son perfectos y los resucitados en la tierra necesitarán 1000 años para lograr esto?
Estoy hablando en serio aunque no lo parezca, alguien que me ayude con estas dudas que me están matando.
"Llevaba tiempo rumiando el tema. Estaba sirviendo en la Oficina de Betel, en Wallkill (N.Y.) y mi carrera teocrática parecía estancada: veintitantos años dando el callo y no salía del cuchitril... Pero, precisaba el estatus de ungido para dar un salto cualitativo con el fin de trepar a cargos más importantes. Así que hace unos nueve años (2008-2009), había comido bien, una tarde calurosa, el aire acondicionado estaban reparándolo, yo en mi despacho en Wallkill y el sueño me vencía, daba cabezados y en uno de estos... me di con la frente un golpe fuerte contra la mesa de mi despacho. Me desperté sobresaltado. El corazón me palpitaba, se me salía de pecho. Sudaba profusamente. ¡En ese preciso momento sentí en mi interior la llamada celestial! Entonces, al poco fui reasignado como por arte de birlibirloque de Wallkill al Departamento de Redacción en Patterson (N.Y.). Ya estaba rodeado de los mandamases mundiales, trabajando con ellos. A partir de ese instante, conseguí unir el estatus con la oportunidad. Alea iacta est!
no puedo hablar por los demás ungidos. En mi caso la única marca física que vi fue una protuberancia rojiza en forma de chichón que me apareció en la frente después del golpe contra la mesa. Pero, antes del golpe, mientras permanecía en ese estado profundo de meditación (que algunos lo confundirán con la siesta) vi luces y escuché voces, sufrí una visión donde me veía en el Monte Sión celestial, junto a Cristo y los 144 000 elegidos para la gloria. De repente, el hermano Russell se me acercó con un libro cuyas páginas eran de oro translúcido donde aparecían los nombres de los ungidos... allí, en el último lugar, aparecía el mío. Alguien habló como con voz de trueno, me dijo: «Tú eres mi hijo amado, a quien he elegido. A partir de ahora participarás del pan y el vino el día de la Conmemoración». Entonces, viene cuando me desperté con el golpe. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado."
Extracto del blog el lado cómico de la Watchtower, entrevista telepática a Kenneth Cook. Aunque es ficticio da risa, en lo que te investigo un poco sobre el tema.