28 May, 2021, 04:52 PM
La Rosa del infierno.
Él lo ama, la Rosa no.
Su fulgurante corazón
late espinas doradas
al son de viejas cadencias.
Sus manos sangran tiempo,
su alma suda amor.
Vistió su vida gris
con el perfume de hierbabuena,
repartiendo folletos,
enseñando aquellas luces marchitas,
surcando los cielos de sol a sol.
Traslaparon su viejo yo,
lo drogaron con la nueva canción
que apertura con una clave de sol
de confuso predicamento,
de claro sentimiento.
Suena el ulular del viento
entre los cedros del salón del reino,
le susurran más esfuerzo,
le incordian sin conmiseración
los años que ha sostenido
las espuelas de la Rosa
en el regazo de su atención.
Un gato triste, de glaucos ojos,
besa los pétalos caídos,
ronroneando duda,
maullando a la sapiente luna,
clavando sus gritos en el viento
que se funden en un tornado de sentimientos.
¿Recuerdas la grandiflora
floreciendo en el verano,
la grandiflora , negro crespón en el desierto?
¿Recuerdas al precursor temblando roto
sobre una fuente helada,
robando agua viva
para el rosal adamantino?
Le dijo un crepúsculo de primavera,
que corte las flores del camino
y las entierre bajo la sombra gélida
de sus sueños muertos.
Él se ha marchitado, sus pétalos han caído,
su aroma se ha esfumado, pero la Rosa aún brilla,
juvenil y embustera,
seduciéndolo como cuando lo conoció,
absorbiendo su ser, sometiendo su razón.
Al borde del abismo, un día se sentó...
sabe que ella no acudirá a la cita,
ha llevado su propia flor.
Su biblia ha caído, rodando en el aprisco,
y entre los montes cardos,
arriba otra quimera
para brindarle fútil consuelo,
en el turbio anochecer
de su efímera vida.
Acaricia en su cama,
al viejo gato muerto
bajo la luz de una luna agonizante.
Ya no ronronea, y tampoco maúlla;
la Rosa también lo devoró.
Al final del camino, en la cima del cielo
un glotón repugnante holló la flor,
entre rezos solitarios, pisoteó la Rosa,
se llevó sus vidas.
Otro abril alegre, otra tarde plácida,
el glotón mira tu alegría y te pide de favor
que cuides de su flor, con mucho fervor.
Bulle la savia, bulle tu amor.
-Réquiem.
Él lo ama, la Rosa no.
Su fulgurante corazón
late espinas doradas
al son de viejas cadencias.
Sus manos sangran tiempo,
su alma suda amor.
Vistió su vida gris
con el perfume de hierbabuena,
repartiendo folletos,
enseñando aquellas luces marchitas,
surcando los cielos de sol a sol.
Traslaparon su viejo yo,
lo drogaron con la nueva canción
que apertura con una clave de sol
de confuso predicamento,
de claro sentimiento.
Suena el ulular del viento
entre los cedros del salón del reino,
le susurran más esfuerzo,
le incordian sin conmiseración
los años que ha sostenido
las espuelas de la Rosa
en el regazo de su atención.
Un gato triste, de glaucos ojos,
besa los pétalos caídos,
ronroneando duda,
maullando a la sapiente luna,
clavando sus gritos en el viento
que se funden en un tornado de sentimientos.
¿Recuerdas la grandiflora
floreciendo en el verano,
la grandiflora , negro crespón en el desierto?
¿Recuerdas al precursor temblando roto
sobre una fuente helada,
robando agua viva
para el rosal adamantino?
Le dijo un crepúsculo de primavera,
que corte las flores del camino
y las entierre bajo la sombra gélida
de sus sueños muertos.
Él se ha marchitado, sus pétalos han caído,
su aroma se ha esfumado, pero la Rosa aún brilla,
juvenil y embustera,
seduciéndolo como cuando lo conoció,
absorbiendo su ser, sometiendo su razón.
Al borde del abismo, un día se sentó...
sabe que ella no acudirá a la cita,
ha llevado su propia flor.
Su biblia ha caído, rodando en el aprisco,
y entre los montes cardos,
arriba otra quimera
para brindarle fútil consuelo,
en el turbio anochecer
de su efímera vida.
Acaricia en su cama,
al viejo gato muerto
bajo la luz de una luna agonizante.
Ya no ronronea, y tampoco maúlla;
la Rosa también lo devoró.
Al final del camino, en la cima del cielo
un glotón repugnante holló la flor,
entre rezos solitarios, pisoteó la Rosa,
se llevó sus vidas.
Otro abril alegre, otra tarde plácida,
el glotón mira tu alegría y te pide de favor
que cuides de su flor, con mucho fervor.
Bulle la savia, bulle tu amor.
-Réquiem.
"Es al caer en el abismo cuando recuperamos los tesoros de la vida" -JOSEPH CAMPBELL
The bible is glitchtastic! Sorry for the spoiler.
Lee la traducción que realicé al libro "Nueva Luz" documenta decenas de cambios en las doctrinas de los testigos.