30 Jan, 2022, 12:18 PM
Yo fui siervo ministerial, pero nunca sentí presión para ser anciano en esa primera congregación. Fue hasta después de perder el nombramiento que sentí las presiones para recuperarlo, pero no me gustaron los requisitos adicionales que me pedían. Aparte de que yo no soy competitivo por naturaleza, especialmente en un ambiente donde no deberían haber competencias, y no me gustaban las comparaciones con otros (u otras, si añadimos a las precursoras regulares, porque nunca quise ser precursor).
En otra congregación, ya sin nombramiento, yo sacaba un grupo de servicio cuatro días (dos eran asignación de otro, pero él nunca fue) por semana, pero cuando me insinuaron que era poco porque no era precursor, bajé el número de días a dos y dejé de salir los sábados. Y seguí igual de campante, como si nada, sin dar explicaciones. Cuando me casé, mi actividad bajó todavía más. Pero seguía comentando, saludando, y ayudando en limpieza. Cuando te apoyan los demás, los ancianos salen sobrando.
Pero me tocó ver como había otros en la congregación que hasta se deprimían cuando pasaba la visita del circuito y no se les nombraba, a tal grado que hasta citaban a los ancianos para preguntarles el porqué. Yo nunca hice eso, pero no faltó alguien que me hablara con ese tono, como compadeciéndose, de que tal vez para la próxima y que le echara ganas. Piensan que te van a enseñar humildad mediante las humillaciones, y muchos hasta creen que eso es lo correcto.
En otra congregación, ya sin nombramiento, yo sacaba un grupo de servicio cuatro días (dos eran asignación de otro, pero él nunca fue) por semana, pero cuando me insinuaron que era poco porque no era precursor, bajé el número de días a dos y dejé de salir los sábados. Y seguí igual de campante, como si nada, sin dar explicaciones. Cuando me casé, mi actividad bajó todavía más. Pero seguía comentando, saludando, y ayudando en limpieza. Cuando te apoyan los demás, los ancianos salen sobrando.
Pero me tocó ver como había otros en la congregación que hasta se deprimían cuando pasaba la visita del circuito y no se les nombraba, a tal grado que hasta citaban a los ancianos para preguntarles el porqué. Yo nunca hice eso, pero no faltó alguien que me hablara con ese tono, como compadeciéndose, de que tal vez para la próxima y que le echara ganas. Piensan que te van a enseñar humildad mediante las humillaciones, y muchos hasta creen que eso es lo correcto.
¡Arriba Querétaro!