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[Testimonio] Segundo escrito enviado a la sucursal de Venezuela en repuesta a la carta recibida
#1
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San Diego estado Carabobo, diciembre del año 2023.


Estimados señores sociedad de los testigos de Jehová de Venezuela

A quienes me dirijo.

Permítanme que con el más profundo respeto y consideración haga llegar a ustedes estas líneas escritas con letra a puño de mis manos, usando el limitado e imperfecto idioma humano. Me motiva dirigirme a ustedes, el procedimiento judicial que contra este servidor se ha querido ejercer; que cualquier persona con mediano sentido de prudencia y de justicia pudiera calificar acertadamente, como injurioso y tropélico.

Contradictoriamente a las enseñanzas, nuestra organización, que está llamada a representar los intereses de nuestro señor Jesucristo en la tierra, ha esbozado su criterio ante el delicado planteamiento que he tenido a bien elevar ante una instancia superior al que conoció inicialmente los aberrantes sucesos acontecidos, y que según la opinión de los hermanos que conforman mi más inmediato entorno espiritual, fue manejado con gran ligereza. En tal sentido, es de considerar que en la misiva que recibí el 19 de mayo, se puede apreciar una narrativa que según el espíritu contenido en nuestros preceptos bíblicos, contrastan con la mansedumbre y humildad de nuestro señor, quién al venir a la tierra se presentó a sí mismo como quien suplica en la puerta del corazón para ser admitido en él, para traer perdón y Paz a sus discípulos.

NO quiero molestar la bondadosa atención de ustedes con una tediosa narración de hechos y circunstancias ocurridas en el tiempo. Pero, si fuese indispensable para el fundamento de mi exposición, diría conciso lo más sustancial de ello.

A los fines de contextualizar mi planteamiento, me permito remitir el escrito adjunto, el cual dirigí a ustedes en dicha ocasión, y cuya comprobación remito a los anales históricos que reposan en los cielos, pudiendo yo asegurar a ustedes en mi honor, que nada he escrito que pueda rayar en engaño o exageración.

Leído el escrito y hecho un análisis de la repuesta recibida de ustedes, llego a la siguiente conclusión:

Pareciera que en este asunto NO nos pondremos de acuerdo. En su respuesta es notable que para quienes se aventuraron a fijar posición acerca de la forma del caso, sin indagar sobre su esencia, LAS PRUEBAS que respaldan un hecho NO son necesarias. Es de presumir que para ustedes sólo bastó con el testimonio de los personajes involucrados en mi denuncia, sin contemplar la necesidad de la indagatoria correspondiente. Las referidas razones me obligan a realizar un análisis crítico de sus palabras.

Primer análisis, cito textualmente sus palabras:

“Entendemos que su hermano mostró obras de arrepentimiento y el comité nombrado para considerar su solicitud, tras analizar bajo oración el asunto, decidió re admitirlo. Ese es un proceder teocrático”.



Pregunto: ¿Cuáles fueron esas obras de arrepentimiento? ¿A quién se les mostró esas obras? ¿Puedo decir YO que soy un testigo ocular de tales obras?

Segundo análisis, cito textualmente sus palabras:

“Por lo que es interesante notar que ni las Escrituras ni la organización han fijado un tiempo específico que deba pasar antes de que se pueda readmitir a una persona”.



Esto no es totalmente cierto, y contradice claramente las mismas normas establecidas por ustedes en sus propias publicaciones. Por ejemplo, a continuación cito del libro Organizado página 153, párrafo 34 donde dice:

“Se puede readmitir a quien ha sido expulsado o se ha desasociado de la congregación cuando dé prueba clara de su arrepentimiento y demuestre durante un periodo razonable que ha abandonado el pecado y que desea ser amigo de Dios. Los ancianos dejarán pasar tiempo suficiente —muchos meses, un año o incluso más, dependiendo de las circunstancias— para que la persona demuestre que su arrepentimiento es sincero”.

Pregunto: ¿se dejó pasar suficiente tiempo tomando en cuenta la magnitud del hecho cometido? ¿Se dio suficiente tiempo como para que mis familiares NO testigos, amigos y compañeros de trabajo pudiesen ver con sus propios ojos la justicia de Dios?


Tercer análisis, cito textualmente sus palabras:

“En la segunda carta a los Corintios se muestra el caso de un hombre quien había sido expulsado por llevar una vida inmoral pero luego se arrepintió, por lo que el apóstol Pablo animó a la congregación a perdonarlo (2 Corintios 2:6-9). Eso es lo que Jehová desea que todos hagamos cuando alguien que ha estado fuera de la congregación abandona su mal proceder y regresa”.

Estas palabras parecen muy animadoras. Sin embargo, de nuevo están fuera de su debido contexto. El mismo libro Organizado dice en la página 145 párrafo 13 lo siguiente:

No es lo mismo perdonar y olvidar que cerrar los ojos a la maldad y aprobarla. No todos los pecados son culpa de la imperfección, y no podemos pasar por alto las ofensas graves (Lev. 19:17; Sal. 141:5). En la Ley dada a Israel, se reconocía que algunos pecados eran más graves que otros. Los cristianos pensamos igual.”


Leído el escrito, me permito preguntar: podría acaso mi escrito por difuso o demasiado expresivo que sea, haber infringido los términos de la organización a la que he procurado exponer?

Sin embargo, en lugar de encontrar libertad, apoyo y protección, encuentro a sus líderes prevenidos contra mi. Estos han tratado de incomodarme por medios bien extraños e injustificables; por ejemplo, inquiriendo si yo oigo música, si toco algún instrumento musical que no sean los mencionados en la biblia, o si leo libros filosóficos, etcétera… Pero mi carácter nunca se ha podido acomodar a sus arbitrarios y vanos principios.

NO he podido conseguir que se me escuche con justicia, más bien, se me ha incomodado con denigrantes descalificativos como el de “Apostata”. En fin, sacudido por tan injusta cábala, no encuentro en mi otro camino que recurrir a mi señor.

De manera que siento que se me ha reducido a una situación crítica que me causa perplejidad. Amo las convicciones religiosas en las que desde muy niño fui formado; y me repugna la mera idea de separarme de ellas. Pero al ver que se anula el testimonio de la palabra de Dios, del espíritu Santo, que se me niega el derecho de investigar la verdad, y de defender la verdad y la justicia aún por encima de los intereses del hombre mortal; en este caso, la lealtad a Dios y a su palabra me impide someterme. No puedo considerar como constituyentes de la iglesia de Cristo a quienes tratan de rechazar el espíritu de la palabra de Dios columna y apoyo de la verdad.

Quién deliberadamente mutila su conciencia del deber porque ella está en pugna con sus inclinaciones carnales, acabará por perder su facultad de distinguir la diferencia entre la verdad y el error. Las personas íntegras nos mantenemos fieles a las convicciones que nos señalan nuestro deber sin cuidarnos de las consecuencias.

Por lo tanto, hago las siguientes declaraciones formales:

Primero: me declaro en desacato, total, rotundo y deliberado, de la censurable decisión del cuerpo de ancianos de la congregación Este de cabimas, estado Zulia, Venezuela; de re admitir al ciudadano Freddy González, por considerar fervientemente que dicha decisión carece de valor ideológico, espiritual y organizacional; y que esta responde y se acomoda a los intereses personales de los ancianos, y del hijo del implicado quien también figura como anciano de la misma congregación.

Segundo: declaro que es tiempo de revisar las posiciones asumidas por el cuerpo de ancianos actuando como órgano colegiado, porque sus decisiones impactan sensiblemente contra los que nos refugiamos como familia en nuestra organización testigos de Jehová para adorar a nuestro señor y sus enseñanzas. No podemos caer en el error, de hacer caso omiso ante las obligaciones asumidas. El verdadero liderazgo pasa por descubrir las potencialidades de nuestra hermandad y crear las condiciones para desarrollar otras tantas, pero también se deben reconocer los problemas para tratarlos con orientación y disciplina. En tal sentido, considero que las decisiones de nuestros líderes deben marcar distancia con las organizaciones corruptas del Sistema Público Nacional de nuestro país, donde sólo impera la anarquía y prevalece el criterio del burócrata. Sistema del cual también fui víctima al sepultarme en una desgracia de la cual estoy luchando por superar, ya que fui confinado a una prisión por conveniencia política de quienes la dirigen.

Referido lo anterior, considero oportuno reiterarle al presente Cuerpo de Ancianos, mi mas profunda preocupación por el incorrecto abordaje que le dispensaron a mi planteamiento del 11 de mayo del presente. Con el máximo respeto les indico que mi intención primordial no era lograr de ustedes unas “líneas de consuelo”, conforme lo indican en su misiva, ya que mi consuelo sólo lo obtengo con la comunión permanente que mantengo con Jehová.

Mi obligación como Cristiano practicante que soy, es coadyuvar en el fortalecimiento de la fé y contribuir activamente en el desarrollo integral de nuestra iglesia. En tal sentido se me hace mandatorio, alertar a nuestra organización la conducta desviada de uno de nuestros hermanos, y con más razón, cuando está conducta se ha tornado recurrente en el tiempo, convirtiéndose en un factor de riesgo para la población femenina de nuestra iglesia.


Bajo los preceptos de la ley terrenal, la reincidencia es un agravante de la acción punible, toda vez que demuestra la intencionalidad manifiesta de una conducta malintencionada. En el caso que nos ocupa, encontramos a una persona que amparada bajo la noble figura de un Hermano en Cristo Jesús, selecciona sus víctimas como si se tratara de un perro de presa, para infligirle el mayor de los daños. En este sentido me permito recordarles el amplio prontuario que sirve como tarjeta de presentación del impostor que fue readmitido como testigo de Jehová en un acto poco transparente, del cual exijo su revisión inmediata, y que tuve la oportunidad de ampliar en mi escrito anterior.

La reincidencia en las acciones punibles, materializadas satisfactoriamente por el impostor readmitido, no es otra cosa, sino la prueba material objetiva, contundente, irrefutable de que el transgresor NUNCA se ha arrepentido. Entonces, mal pudiera un Consejo de Ancianos desconocer irresponsablemente el prontuario delictivo de un antisocial confeso, para asimilarlo a un Hermano de los Testigos de Jehová. Pero lo más insólito que observo es: que ante mi denuncia del 11 de mayo, Ustedes no hayan dimensionado la gravedad de lo planteado, limitándose a enviarme tan sólo unas líneas de consuelo. Quiero aprovechar la oportunidad para hacerles ver, que ese prestigioso nivel que Ustedes ostentan en nuestra Organización Testigos de Jehová, ya están advertidos de la conducta perversa y sostenida del Sátiro Libidinoso que readmitieron en los testigos de Jehová de Cabimas, como si se tratara de un verdadero hermano. En tal sentido, cuando ese delincuente decida asestar su próximo ataque contra cualquiera de nuestras desprevenidas hermanas, quedarán Ustedes envueltos en una atmósfera de culpas, porque estuvo en sus manos la posibilidad de haberlo evitado y no lo hiciero.


Tercero: Deseo que sepan, que siempre he procedido con pureza, y con altos deseos del mejor servicio y gloria a mi señor Jesucristo, en cuanto a la misión de vida y servicio que ha puesto a mí cargo; sin que la emulación, persecuciones o amenazas de ministros religiosos hayan podido jamás rendir mis sanas intenciones, o doblegar mi ánimo a un indecoroso sometimiento. Por tanto exijo: Darle una verdadera atención a mi planteamiento, donde prevalezcan conceptos fundamentales de apego a los designios de la fe, justicia, amor y protección a los miembros de nuestra iglesia.

Considero que el reclamo justo no riñe con los principios de la Biblia, y tampoco con los supremos intereses de los testigos de Jehová. Nuestra iglesia se fortalece en la constante revisión de sus procedimientos, porque es de humanos errar. Por tal motivo, Jehová nos dio el maravilloso Don del Libre Albedrío, para detectar nuestras imperfecciones y corregirlas. Esta hermosa dinámica de autocorrección, nos alienta a los testigos de Jehová a seguir adelante, sin importar los desatinos en que pudiéramos incurrir en un momento determinado

Sin más a que hacer referencia, se despide su más obediente y humilde servidor: Oswaldo González.
[+] 3 usuarios dieron MeGusta Oswaldo González.
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