25 Oct, 2020, 12:23 PM
¡Buenas tardes!
Ayer os escribí un correo que me salió bastante largo, la verdad, pero se me borró porque no supe cómo volver al mensaje cuando se me indicó que debía poner un título más largo. En fin, que hasta ahora no he podido volver a escribiros.
Esta vez procuraré no extenderme tanto, si bien se me hace difícil. Crecí en los tj y me bauticé cuando entraba en la adolescencia y así, formalmente, estuve 7 años dentro. Pero la verdad es que llevaba toda mi vida allí.
Mi meta de servicio era ser precursora regular y siempre que podía cogía el precursorado auxiliar. El haber renunciado a mis estudios superiores (en aquel momento podías dejar de estudiar a los 14 años) me lo permitía. Con todo, no llegué a mi meta porque hubo un acontecimiento muy fuerte que removió los cimientos de mi fe hasta el punto de no saber en qué creer. Esto pasó cuando yo tenía 15 años. Siento no poder ser más precisa pero no quiero ser reconocida.
Estuve unos años fantaseando con mi salida con el fin de cerciorarme por mí misma sobre si estaba en el sitio correcto o no. Las consecuencias de tal decisión eran las que me motivaban a procurar no pensar e ir tapando lo que sentía en mi interior, pues si me iba me quedaría más sola que la una y no tenía vínculos fuera de la secta.
Tuve tiempo de pensar y me matriculé para sacarme un título con el fin de tejer una red de apoyo fuera. La verdad es que me fue muy bien. Encontré personas maravillosas con las que hoy continúo manteniendo una bonita amistad.
Cuando me vi con ese "colchón" emocional comuniqué a mi entorno más cercano mis dudas y mi deseo de investigar por mí misma si estaba o no en la "Verdad". La presión familiar fue brutal, se me hizo chantaje, se me insultó y se intentó por todas las vías posibles que dejara esa idea a un lado. Se me dijo que era egoísta... En fin, creo que más de uno se sentirá identificado con ello.
En lo que respecta a mí, tenía amistad con uno de los ancianos y me sinceré con él. Me citó varias veces para hablar, pero poca cosa podía sacar en claro. Recuerdo que lo siguiente fue que me dieron una asignación para la Escuela del Ministerio en la cual debía defender el tema del paraíso. Me fui a hablar con él y le dije que no podía hacerla. Me dijo que era una oportunidad para que profundizara en el tema. Entonces vi que no me comprendía y le dije que no podía defender algo que ya no sabía si lo creía.
Se me asignaron unas personas de la congregación para que estuvieran más pendientes de mí. Éstas me animaron a investigar en la biblioteca de la watchtower. No se lo dije, pero para mí aquello no servía. Dudaba de todo. Llegué a ver la necesidad de investigar la historia del grupo y entonces fue cuando salió el libro Proclamadores.
Recuerdo que no me gustó nada descubrir que había habido una junta de accionistas. Lo comenté en casa, pero no le dieron importancia. Sí que no me cuadraba que aquello pudiera ser un negocio, porque habíamos dejado de cobrar por las publicaciones a pedir una donación (de lo más humillante para mí). Años después descubriría que era una manera de evadir impuestos que ya habían llevado a cabo en Francia.
Fue tanta la presión y el agobio que incluso les pregunté a esas personas de la congregación que si estaban tan encima de mí porque se lo habían pedido los ancianos. Me dijeron que sí. Les dije que por favor me dejaran en paz, que estaba muy agobiada, pero me respondieron que no podían hacerlo si no se lo decían ellos (!).
Después fui personalmente a pedir por favor que pararan, que les dijeran que ya era suficiente. Les dije que cada vez estaba más agobiada (tenía depresión y ansiedad). Después recuerdo que me citaron para hablar con ellos y me preguntaron si realmente creía que el Cuerpo Gobernante era el conducto de Jehová (algo así). Les dije que no podía negarlo, pero tampoco afirmarlo. Que necesitaba investigar y acudir a fuentes externas. Obviamente me dijeron que aquello no era posible. Que tuviera en cuenta que el fin estaba al caer y que Satanás y sus demonios se me iban a echar encima. Les dije que si me quedaba sin sentirlo sólo me estaría engañando a mí misma porque Jehová ve el corazón y que, tal como dijo el apóstol Pablo, si no es el amor lo que nos motiva no sirve de nada lo que hagamos. Y que por tanto me iba a destruir igual: "La verdad, morir por morir, al menos viviré mis últimos días a mi manera." No pudieron refutarme este argumento.
Les dije el acoso y abuso al cual me veía sometida en mi entorno más directo y uno de ellos juntando las manos como en gesto de orar y con un gesto de santidad a modo de burla me contestó que lo sentían mucho. En aquel momento me dije que qué estaba haciendo allí. Vi claro que era una pérdida de tiempo y me sentí muy impotente. También me dijo que no creía que realmente me fuera a ir, que todo aquello lo hacía para llamar la atención. Le contesté que era su opinión y se la respetaba.
El anciano que era amigo mío me dijo que no habían encontrado nada en mi contra y que tenía las puertas abiertas para volver. Le dije que con lo que me estaba costando salir y el precio tan caro con el que pagaba mi libertad no sabía si iba a volver. Que debería verlo muy claro.
Cometí el error de comentar en casa que había dicho a los ancianos que me hacían chantaje, entre otras lindezas. Fue un error porque se crecieron ante la respuesta que me habían dado y se sintieron legitimados a continuar con los abusos.
Quería morir.
Fue tanta la presión que mi carta de desasociación fue para mí una especie de suicidio. Llegué a aborrecer el hecho de encontrarme "hermanos" por la calle y en aquel momento aquello ya no iba a ser para mí causa de más agobio (supongo que en eso tuvo mucho influjo la depresión que tenía).
La salida fue muy traumática para mí. No sabía si me gustaría llevar falda corta o no, si de no haber crecido dentro fumaría, si saldría de discotecas, etc. Como todavía vivía en casa de mis padres la presión y abusos seguían vigentes. Estuve un año soñando todas las noches con testigos de Jehová. Fue horrible.
Me negaba a creer que Jehová, de existir, estuviera de acuerdo con todo aquello. Por eso negué la existencia de Dios y me alejé de mi objetivo de investigar. Simplemente me dediqué a vivir.
Al cabo de muchos años hice un curso de cultura religiosa y aproveché para aclarar algunas dudas. Ahora ya sé que si se me hubiera dado la oportunidad de crecer fuera de los tj no habría entrado así como así. Y ahora que hay internet investigar es mucho más fácil.
Bueno, me he extendido mucho. Resumiendo os diré que conseguí sacarme una carrera y que actualmente tengo un trabajo que me encanta y una familia maravillosa. No he tenido más contacto con mis familiares tj a excepción de aquellas situaciones en las que han considerado que les convenía, no sin hacerme desprecios y malas pasadas. Hace algún tiempo que ya incluso he cortado con esto.
Ahora soy esposa de mi marido y madre de mis hijos. Me siento muy feliz de la libertad de la que ahora disfruto. Gracias a tanta presión tomé el camino más difícil, pero no he tenido que esconderme ni me he visto en la situación de tener ninguna visita de pastoreo.
Volviendo de nuevo al pasado, los ancianos me dijeron que serían ellos los que decidirían cuándo hablarían conmigo; que no me iban a saludar ni a decir nada por la calle. Cuando en un funeral aparecieron y uno de ellos se me acercó fui yo quien le giré la cara. Eso me rompe el corazón, porque era mi amigo. Siempre le tendré mucho cariño, pero venir en un momento como aquel me pareció de lo más bajo. Era obvia la expectación que había a mi alrededor para ver cómo iba la cosa.
Años más tarde se me ocurrió que igual por la red encontraría algo y fue cuando di con el foro de los Fuentes. Puedo decir que abrí los ojos a los 16 años de haber salido de allí y que gracias a la política de la whatchtower no me he sentido atraída hacia la idea de volver. No podría.
Siempre llevaré en mi corazón a las personas buenas que conocí allí dentro. Lo dejé todo porque no podía seguir adelante sin aclararme. No podía vivir una mentira ni casarme y tener hijos allí sin saber dónde los estaba metiendo.
Todos estos años me han aplicado textos que no se referían a mí. Quise, simplemente, asegurarme de todas las cosas y hacer uso del libre albedrío con el que dice la Biblia que Dios creó a Adán, pero allí no lo tenía.
Admiro la fortaleza de los que sois capaces de vivir una doble vida, de ir a las reuniones y hacer buena cara a pesar de la tormenta interior. Lo intenté, pero no lo aguanté más de cuatro años. Os deseo de corazón que todo os vaya muy bien y ojalá poco a poco podáis ayudar a desprogramar a vuestros familiares.
Un abrazo muy fuerte,
Luna
Ayer os escribí un correo que me salió bastante largo, la verdad, pero se me borró porque no supe cómo volver al mensaje cuando se me indicó que debía poner un título más largo. En fin, que hasta ahora no he podido volver a escribiros.
Esta vez procuraré no extenderme tanto, si bien se me hace difícil. Crecí en los tj y me bauticé cuando entraba en la adolescencia y así, formalmente, estuve 7 años dentro. Pero la verdad es que llevaba toda mi vida allí.
Mi meta de servicio era ser precursora regular y siempre que podía cogía el precursorado auxiliar. El haber renunciado a mis estudios superiores (en aquel momento podías dejar de estudiar a los 14 años) me lo permitía. Con todo, no llegué a mi meta porque hubo un acontecimiento muy fuerte que removió los cimientos de mi fe hasta el punto de no saber en qué creer. Esto pasó cuando yo tenía 15 años. Siento no poder ser más precisa pero no quiero ser reconocida.
Estuve unos años fantaseando con mi salida con el fin de cerciorarme por mí misma sobre si estaba en el sitio correcto o no. Las consecuencias de tal decisión eran las que me motivaban a procurar no pensar e ir tapando lo que sentía en mi interior, pues si me iba me quedaría más sola que la una y no tenía vínculos fuera de la secta.
Tuve tiempo de pensar y me matriculé para sacarme un título con el fin de tejer una red de apoyo fuera. La verdad es que me fue muy bien. Encontré personas maravillosas con las que hoy continúo manteniendo una bonita amistad.
Cuando me vi con ese "colchón" emocional comuniqué a mi entorno más cercano mis dudas y mi deseo de investigar por mí misma si estaba o no en la "Verdad". La presión familiar fue brutal, se me hizo chantaje, se me insultó y se intentó por todas las vías posibles que dejara esa idea a un lado. Se me dijo que era egoísta... En fin, creo que más de uno se sentirá identificado con ello.
En lo que respecta a mí, tenía amistad con uno de los ancianos y me sinceré con él. Me citó varias veces para hablar, pero poca cosa podía sacar en claro. Recuerdo que lo siguiente fue que me dieron una asignación para la Escuela del Ministerio en la cual debía defender el tema del paraíso. Me fui a hablar con él y le dije que no podía hacerla. Me dijo que era una oportunidad para que profundizara en el tema. Entonces vi que no me comprendía y le dije que no podía defender algo que ya no sabía si lo creía.
Se me asignaron unas personas de la congregación para que estuvieran más pendientes de mí. Éstas me animaron a investigar en la biblioteca de la watchtower. No se lo dije, pero para mí aquello no servía. Dudaba de todo. Llegué a ver la necesidad de investigar la historia del grupo y entonces fue cuando salió el libro Proclamadores.
Recuerdo que no me gustó nada descubrir que había habido una junta de accionistas. Lo comenté en casa, pero no le dieron importancia. Sí que no me cuadraba que aquello pudiera ser un negocio, porque habíamos dejado de cobrar por las publicaciones a pedir una donación (de lo más humillante para mí). Años después descubriría que era una manera de evadir impuestos que ya habían llevado a cabo en Francia.
Fue tanta la presión y el agobio que incluso les pregunté a esas personas de la congregación que si estaban tan encima de mí porque se lo habían pedido los ancianos. Me dijeron que sí. Les dije que por favor me dejaran en paz, que estaba muy agobiada, pero me respondieron que no podían hacerlo si no se lo decían ellos (!).
Después fui personalmente a pedir por favor que pararan, que les dijeran que ya era suficiente. Les dije que cada vez estaba más agobiada (tenía depresión y ansiedad). Después recuerdo que me citaron para hablar con ellos y me preguntaron si realmente creía que el Cuerpo Gobernante era el conducto de Jehová (algo así). Les dije que no podía negarlo, pero tampoco afirmarlo. Que necesitaba investigar y acudir a fuentes externas. Obviamente me dijeron que aquello no era posible. Que tuviera en cuenta que el fin estaba al caer y que Satanás y sus demonios se me iban a echar encima. Les dije que si me quedaba sin sentirlo sólo me estaría engañando a mí misma porque Jehová ve el corazón y que, tal como dijo el apóstol Pablo, si no es el amor lo que nos motiva no sirve de nada lo que hagamos. Y que por tanto me iba a destruir igual: "La verdad, morir por morir, al menos viviré mis últimos días a mi manera." No pudieron refutarme este argumento.
Les dije el acoso y abuso al cual me veía sometida en mi entorno más directo y uno de ellos juntando las manos como en gesto de orar y con un gesto de santidad a modo de burla me contestó que lo sentían mucho. En aquel momento me dije que qué estaba haciendo allí. Vi claro que era una pérdida de tiempo y me sentí muy impotente. También me dijo que no creía que realmente me fuera a ir, que todo aquello lo hacía para llamar la atención. Le contesté que era su opinión y se la respetaba.
El anciano que era amigo mío me dijo que no habían encontrado nada en mi contra y que tenía las puertas abiertas para volver. Le dije que con lo que me estaba costando salir y el precio tan caro con el que pagaba mi libertad no sabía si iba a volver. Que debería verlo muy claro.
Cometí el error de comentar en casa que había dicho a los ancianos que me hacían chantaje, entre otras lindezas. Fue un error porque se crecieron ante la respuesta que me habían dado y se sintieron legitimados a continuar con los abusos.
Quería morir.
Fue tanta la presión que mi carta de desasociación fue para mí una especie de suicidio. Llegué a aborrecer el hecho de encontrarme "hermanos" por la calle y en aquel momento aquello ya no iba a ser para mí causa de más agobio (supongo que en eso tuvo mucho influjo la depresión que tenía).
La salida fue muy traumática para mí. No sabía si me gustaría llevar falda corta o no, si de no haber crecido dentro fumaría, si saldría de discotecas, etc. Como todavía vivía en casa de mis padres la presión y abusos seguían vigentes. Estuve un año soñando todas las noches con testigos de Jehová. Fue horrible.
Me negaba a creer que Jehová, de existir, estuviera de acuerdo con todo aquello. Por eso negué la existencia de Dios y me alejé de mi objetivo de investigar. Simplemente me dediqué a vivir.
Al cabo de muchos años hice un curso de cultura religiosa y aproveché para aclarar algunas dudas. Ahora ya sé que si se me hubiera dado la oportunidad de crecer fuera de los tj no habría entrado así como así. Y ahora que hay internet investigar es mucho más fácil.
Bueno, me he extendido mucho. Resumiendo os diré que conseguí sacarme una carrera y que actualmente tengo un trabajo que me encanta y una familia maravillosa. No he tenido más contacto con mis familiares tj a excepción de aquellas situaciones en las que han considerado que les convenía, no sin hacerme desprecios y malas pasadas. Hace algún tiempo que ya incluso he cortado con esto.
Ahora soy esposa de mi marido y madre de mis hijos. Me siento muy feliz de la libertad de la que ahora disfruto. Gracias a tanta presión tomé el camino más difícil, pero no he tenido que esconderme ni me he visto en la situación de tener ninguna visita de pastoreo.
Volviendo de nuevo al pasado, los ancianos me dijeron que serían ellos los que decidirían cuándo hablarían conmigo; que no me iban a saludar ni a decir nada por la calle. Cuando en un funeral aparecieron y uno de ellos se me acercó fui yo quien le giré la cara. Eso me rompe el corazón, porque era mi amigo. Siempre le tendré mucho cariño, pero venir en un momento como aquel me pareció de lo más bajo. Era obvia la expectación que había a mi alrededor para ver cómo iba la cosa.
Años más tarde se me ocurrió que igual por la red encontraría algo y fue cuando di con el foro de los Fuentes. Puedo decir que abrí los ojos a los 16 años de haber salido de allí y que gracias a la política de la whatchtower no me he sentido atraída hacia la idea de volver. No podría.
Siempre llevaré en mi corazón a las personas buenas que conocí allí dentro. Lo dejé todo porque no podía seguir adelante sin aclararme. No podía vivir una mentira ni casarme y tener hijos allí sin saber dónde los estaba metiendo.
Todos estos años me han aplicado textos que no se referían a mí. Quise, simplemente, asegurarme de todas las cosas y hacer uso del libre albedrío con el que dice la Biblia que Dios creó a Adán, pero allí no lo tenía.
Admiro la fortaleza de los que sois capaces de vivir una doble vida, de ir a las reuniones y hacer buena cara a pesar de la tormenta interior. Lo intenté, pero no lo aguanté más de cuatro años. Os deseo de corazón que todo os vaya muy bien y ojalá poco a poco podáis ayudar a desprogramar a vuestros familiares.
Un abrazo muy fuerte,
Luna