26 Dec, 2024, 02:38 AM
(24 Dec, 2024, 02:18 PM)Anciano Restaurado escribió: Feliz día, foristas.
Me uno a esta comunidad no sin antes señalar que soy lector intermitente de sitios como éste desde hace más de una década: conocí el foro de Los Fuentes, por ejemplo, y empecé a frecuentar también este espacio a inicios del 2019, si no falla mi memoria. Lo dicho significa que mis inquietudes llevan mucho tiempo madurando, pero el temor a perder a mi madre, a quien amo enormemente, siempre me ha hecho desistir en pasar la carta de desasociación.
Siendo todavía un bebé, mis padres conocieron "la verdad", así que nunca he conocido algo diferente. Me bauticé con fe a la edad de 14 años, y a los 17 empecé a arrepentirme de la decisión, pues tenía una compañera de bachillerato que asistía a la Iglesia Adventista y me mostraba panfletos que exponían otra cara de nuestra religión, como imágenes con subliminales, errores en fechas doctrinales, etc., de modo que hablé con un pariente profesor y éste me inscribió en la universidad, lugar donde conocí a mi hoy esposa.
Ya casados, ella también se unió a la secta, pues había recibido estudios siendo niña pero su mamá había impedido su progreso (mi suegra lo tenía todo claro desde entonces). En 2012 fui nombrado siervo ministerial, aunque nunca estuve comprometido más allá de lo que yo quería "dar a las ovejas de Jehová". Mi esposa, no obstante, había fortalecido su fe y era muy devota. Así seguí "progresando", apoyándola y a la vez viviendo aventuras y desventuras con los ancianos y sus actitudes prepotentes, desafiando su autoridad y cuestionándolos.
Durante la pandemia mi esposa me sorprendió una tarde: "Cuando predicábamos de casa en casa, yo siento que no era totalmente sincera con la gente... yo no creo en todo lo que dice la organización"... En ese período, yo estaba encargado de abrir y moderar de martes a sábado la sala de Zoom para las jornadas de predicación (hacer cartas o estados de WhatsApp), por lo que ella casi siempre me acompañaba en las sesiones de predicación. La entendí perfectamente: así me había sentido yo por dos décadas. Desde ese momento, nos hemos venido desprogramando, aunque ha habido momentos en que nuestra fe "aunmemta" y otros en que vuelve a "disminuir". Por mi trabajo durante la pandemia, y mi "ejemplo en la predicación", me nombraron anciano.
A fecha de hoy, me identifico como PIMO. Trato de mantener la paz y pasar desapercibido, sin ser dogmático, cumpliendo mi papel de anciano en la congregación pero en otro sector, pues nos mudamos de ciudad. He ido a escuelas para "capacitarme" y ya no discuto con nadie, especialmente con mis co-ancianos, por temor a que me cataloguen de apóstata y me expulsen, lo cual le haría mucho daño a mi madre, una persona próxima a cumplir los 70 años, con mala salud, y que lo único que siempre ha conocido ha sido la secta, y sus amigas contemporáneas también están allí, compartiendo su fe.
Esa es, de manera condensada, mi historia.
Bienvenido amigo....
Tu historia es casi una calca de la misma historia de muchos por aquí.. alguien nos ata a seguir en la organización.
A mí, mi madrecita es la que me ha detenido por dejar está gran mentira, le partiría el corazón si su hijo llegará a ser un "apostata" a la vista de la sociedad...
Ánimo, así como tú estás, está la gran mayoría. Siento que son una gran mayoría los testigos que son PIMOS, o porque sienten que la organización es un chiste, una perdida de tiempo, un club social o algo malo.. solo van por compromiso, predican para evitar las visitas de garroteo de parte de los ancianos, pero tratan de qué no sea una carga...
Ojalá algún día tengas tu libertad como muchos de aquí anhelamos