22 Jan, 2025, 08:33 AM
He notado en los dos últimos Superintendentes de Circuito que han visitado mi casa para almorzar con mi familia (uno en residencia actual y el otro en una ciudad y circuito diferente) una particularidad: no son dogmáticos.
Por ejemplo, el de la ciudad anterior, hace aproximadamente tres años, hablaba de Jehová como si fuera el famoso Padre Azul de la saga de J.J. Benítez. Y lo digo porque tengo un familiar que cree en extraterrestres y casi siempre terminamos hablando de Jesús como si hubiesen sido el Enki o el Enlil que visitó a los sumerios. El caso es que la concepción de Dios del superintendente es muy diferente al de la Biblia, y casi siempre giraba sus conversaciones o sus discursos hacia las cualidades de Jesús.
El otro, el que nos visita actualmente, se sabe la mitología griega de la A a la Z, y casi siempre incluye en su discurso del martes (no de fin de semana) características de los dioses griegos y las equipara a las cualidades de Jehová, dando a entender que las mitologías se nutren entre ellas, o por lo menos, se mezclan o combinan.
Todo esto que cuento me pone a pensar que los hay que solo permanecen allí porque no tienen una profesión o un oficio que les permita sobrevivir en el mundo real, y buscan la manera de despertar a sus oyentes de una manera discreta, sin hacer tanto escándalo con sus discursos, pero poniendo a pensar a los que ya tienen dudas, o sembrando dudas en los que no tenían alguna.
Considero que son víctimas, junto a sus esposas, de una organización que los manipula desde el principio, y que les cuesta renunciar porque al iniciar sus servicios firmaron un contrato de lealtad a la organización, antes de ser nombrados como siervos de tiempo completo.
Por ejemplo, el de la ciudad anterior, hace aproximadamente tres años, hablaba de Jehová como si fuera el famoso Padre Azul de la saga de J.J. Benítez. Y lo digo porque tengo un familiar que cree en extraterrestres y casi siempre terminamos hablando de Jesús como si hubiesen sido el Enki o el Enlil que visitó a los sumerios. El caso es que la concepción de Dios del superintendente es muy diferente al de la Biblia, y casi siempre giraba sus conversaciones o sus discursos hacia las cualidades de Jesús.
El otro, el que nos visita actualmente, se sabe la mitología griega de la A a la Z, y casi siempre incluye en su discurso del martes (no de fin de semana) características de los dioses griegos y las equipara a las cualidades de Jehová, dando a entender que las mitologías se nutren entre ellas, o por lo menos, se mezclan o combinan.
Todo esto que cuento me pone a pensar que los hay que solo permanecen allí porque no tienen una profesión o un oficio que les permita sobrevivir en el mundo real, y buscan la manera de despertar a sus oyentes de una manera discreta, sin hacer tanto escándalo con sus discursos, pero poniendo a pensar a los que ya tienen dudas, o sembrando dudas en los que no tenían alguna.
Considero que son víctimas, junto a sus esposas, de una organización que los manipula desde el principio, y que les cuesta renunciar porque al iniciar sus servicios firmaron un contrato de lealtad a la organización, antes de ser nombrados como siervos de tiempo completo.
«Las lenguas, como las religiones, viven de herejías».
— Miguel de Unamuno