10 Apr, 2025, 04:10 PM
He leído los comentarios y entiendo que pueda ser difícil comprender por qué me sacaron por algo que parece tan simple a primera vista. Sé que, desde afuera, puede no tener sentido, pero lo que viví fue mucho más complejo de lo que se podría suponer.
Cuando me llamaron al comité, no me dijeron exactamente de qué se trataba. Solo me dijeron que tenía que "hablar de un asunto serio". Cuando llegué, los ancianos ya sabían todo. Habían impresa una foto mía que, la verdad, ni siquiera había compartido. Era una foto tomada en mi cuarto, en ropa interior, frente al espejo. Era un momento personal, algo que hice para mí misma, sin intención de que nadie más lo viera. Jamás la subí a internet, ni se la mostré a nadie. Fue algo íntimo, nada más.
Lo que me destrozó fue cómo reaccionaron cuando la vieron. Empezaron a preguntarme cosas que me hicieron sentir peor: ¿por qué me tomé esa foto? ¿Por qué me vestía así? ¿Qué pensaba al hacer algo tan "inapropiado"? Me sentí como si hubiera hecho algo terrible, algo que me hacía ser una mala persona.
Me hablaron de arrepentimiento, de cómo la foto no solo era un "error", sino que reflejaba un comportamiento que, según ellos, no estaba acorde con lo que se esperaba de una sierva de Jehová. Intenté explicar que no tenía malas intenciones, que solo me sentía bien conmigo misma ese día. Pero no me creyeron. Dijeron que no mostraba suficiente arrepentimiento y que eso era grave.
La verdad, en ese momento no sabía qué hacer. No sabía ni cómo defenderme. Solo sentía miedo y vergüenza. Las preguntas fueron duras, constantes, como si estuvieran buscando algo más en mí. Pero no había nada más. Lo que ocurrió fue un malentendido, una imagen que se tomó de una manera que no tenía nada que ver con mis principios. Pero a ellos no les importó.
No apelé porque, sinceramente, en ese momento no tenía fuerzas ni claridad para hacerlo. Estaba en shock. La vergüenza me invadió tanto que lo último que pensaba era en "proceder correctamente". Solo quería salir de ese lugar.
Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo ni de procesarlo. De un día para otro, me encontré completamente aislada, sin apoyo de nadie, incluso de mi propia familia.
Sé que para algunas personas esto puede parecer algo pequeño, pero vivirlo es completamente diferente. Nadie quiere estar en esa situación, nadie quiere sentirse tan expuesto, tan juzgado, tan incomprendido. No cuento esto para pedir simpatía, sino para que al menos se entienda que lo que viví fue real, que lo que sentí fue real.
Gracias a quienes me han mostrado comprensión. Esta experiencia me ha dejado mucho dolor, pero también me ha enseñado que a veces, aunque no se pueda cambiar lo que ocurrió, uno puede encontrar su propia paz al contar su verdad.
Cuando me llamaron al comité, no me dijeron exactamente de qué se trataba. Solo me dijeron que tenía que "hablar de un asunto serio". Cuando llegué, los ancianos ya sabían todo. Habían impresa una foto mía que, la verdad, ni siquiera había compartido. Era una foto tomada en mi cuarto, en ropa interior, frente al espejo. Era un momento personal, algo que hice para mí misma, sin intención de que nadie más lo viera. Jamás la subí a internet, ni se la mostré a nadie. Fue algo íntimo, nada más.
Lo que me destrozó fue cómo reaccionaron cuando la vieron. Empezaron a preguntarme cosas que me hicieron sentir peor: ¿por qué me tomé esa foto? ¿Por qué me vestía así? ¿Qué pensaba al hacer algo tan "inapropiado"? Me sentí como si hubiera hecho algo terrible, algo que me hacía ser una mala persona.
Me hablaron de arrepentimiento, de cómo la foto no solo era un "error", sino que reflejaba un comportamiento que, según ellos, no estaba acorde con lo que se esperaba de una sierva de Jehová. Intenté explicar que no tenía malas intenciones, que solo me sentía bien conmigo misma ese día. Pero no me creyeron. Dijeron que no mostraba suficiente arrepentimiento y que eso era grave.
La verdad, en ese momento no sabía qué hacer. No sabía ni cómo defenderme. Solo sentía miedo y vergüenza. Las preguntas fueron duras, constantes, como si estuvieran buscando algo más en mí. Pero no había nada más. Lo que ocurrió fue un malentendido, una imagen que se tomó de una manera que no tenía nada que ver con mis principios. Pero a ellos no les importó.
No apelé porque, sinceramente, en ese momento no tenía fuerzas ni claridad para hacerlo. Estaba en shock. La vergüenza me invadió tanto que lo último que pensaba era en "proceder correctamente". Solo quería salir de ese lugar.
Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo ni de procesarlo. De un día para otro, me encontré completamente aislada, sin apoyo de nadie, incluso de mi propia familia.
Sé que para algunas personas esto puede parecer algo pequeño, pero vivirlo es completamente diferente. Nadie quiere estar en esa situación, nadie quiere sentirse tan expuesto, tan juzgado, tan incomprendido. No cuento esto para pedir simpatía, sino para que al menos se entienda que lo que viví fue real, que lo que sentí fue real.
Gracias a quienes me han mostrado comprensión. Esta experiencia me ha dejado mucho dolor, pero también me ha enseñado que a veces, aunque no se pueda cambiar lo que ocurrió, uno puede encontrar su propia paz al contar su verdad.