16 Jul, 2018, 09:50 PM
1. Tenía unos 11 años y en ese día me había tocado salir a predicar con una jóven precursora regular de unos 25 años más o menos. Recuerdo que estaba de vacaciones de la escuela y aprovechaba para salir a la predicación por las mañanas.
Ese día, después de predicar de casa en casa, fuimos a un estudio de la hermana. Recuerdo que cuando entramos a la casa de la persona - que era una señora de unos 45 años apróximadamente -, todo iba bien. Se inició el estudio de manera normal; la hermana me pidió antes de llegar al estudio que yo dirigiera las oraciones inicial y de conclusión y me dijo que ella conduciría la sesión tapándose la cabeza. Yo simplemente dije que me parecía bien; de hecho aun no era bautizado pero supongo que la hermana se tomaba muy enserio lo del respeto a la autoridad implícita en el varón. Bueno, eso está de más; vamos a lo sustancial.
Conforme fueron pasando los minutos iniciales, me dio una sensación de sueño muy intensa pero controlable. Sin embargo, admito que llegué a bostezar; la hermana se percató y se me quedó mirando con una rara reacción de intuición en su rostro. Siguió el tiempo y ella también bostezó; al parecer a ella le costaba más controlarlo ya que se movía mucho en el sillón en el que estábamos sentados.
Sin más, como a la media hora de estudio lo paró y le dijo a la señora que tenía algo importante que preguntarle. La señora se extrañó pero accedió. La hermana le dijo que semana a semana que le iba a dar estudio siempre a ella y a sus acompañantes les daba mucho sueño - el Dr. Starks se sorprendió por lo dicho -, ella continuo diciendo que eso era muy raro y entonces le dijo: ¿será que habrá algo en su hogar que no nos esté permitiendo estudiar como se debe?
La señora se extrañó más y preguntó que a qué se refería con eso. La hermana le explicó que Satanás y sus demonios también son nuestros enemigos y buscan maneras de hacernos daño. También le explicó que ellos al ver que la señora estaba estudiando La Biblia se podían molestar mucho más y entonces le dijo que tal vez había algo en su casa - un objeto, un regalo, ropa, o lo que fuese - que provocará la presencia de algún demonio en casa.
Bien, para no hacer más largo el cuento - porque la segunda experiencia es peor -, termino platicandoles que la señora quedó en darle una revisada a su casa y la hermana quedó en estudiar una sesión con ella acerca de lo que dice La Biblia acerca del espiritismo. Pasaron algunas semanas y esa hermana me platicó que la señora tenía un familiar que se dedicaba a la brujería y que había recibido unos adornos para la sala de estar de su parte. La señora se deshizo de ellos y el estudio continuó en paz hasta que se mudó de casa y no supimos más de ella.
2. Tenía unos 14 años. Ese día fue sábado. Cuando se formaron las parejas a mi me asignaron predicar con un Precursor Regular muy celoso de "la obra". Predicamos de casa en casa y él me dijo que tenía un estudio a las 11 de la mañana y me preguntó que si podía acompañarlo, a lo que respondí que sí.
Como el estudio estaba en otro territorio del que estábamos predicando, me dijo que nos retiráramos al 15 para las 11 y así lo hicimos. En el camino me platicó que el estudio era con una familia monoparental compuesta por mamá y dos hijas; en realidad había un hijo más pero me dijo que él no estudiaba; no me dijo por qué, pero tampoco pregunté - esa pregunta habría sido muy relevante -.
Llegamos, tocamos y sin esperar mucho, una muchacha de unos 18 años abrió la puerta y nos invitó a pasar. Ahí empezó no lo duro, sino lo tupido.
El ambiente se tornó pesado, la casa era demasiado sombría por dentro; aun hoy no me lo sé explicar porque aunque como en toda casa las ventanas tenían cortinas, tampoco es que fueran lo suficientemente gruesas y oscuras para provocar esa ausencia de luz dentro.
Cabe señalar que los muebles tenían una capa de polvo como de años, además de que eran muebles viejos. Había mucho desorden dentro. En la cocina, muchos trastes sucios como de días, comida mosqueada en la mesa, un librero con literatura viejísima con pastas desgajadas y hojas amarillentas. La tela de los sillones estaba sucia, en fin.
Las tres mujeres se sentaron frente a nosotros y comenzó el estudio. La mamá tenía el pelo cano pero no se veía tan mayor, la otra chica también era muy joven, quizás de unos 19 años.
Pero lo que llamaba poderosamente la atención, era que pasaban los minutos y sus rostros no cambiaban de emociones. Eran rostros pálidos e idos; jamás nos dirigieron la mirada y sus respuestas eran vagas, se limitaban a repetir lo que decía el libro (El Conocimiento).
Desde que entramos al hogar, percibí un aroma raro. No puedo decir que era un olor repugnante, ni siquiera era un olor feo. Tampoco era del todo agradable pero junto con él, se sentía la pesadez.
Viene lo peor; desde el primer momento el el lugar, sabíamos que había alguien más en la casa. En la planta alta se escuchaba la voz y los movimientos de alguien. A este respecto fue interesante que el hermano PR le preguntó a la mamá cómo seguía su hijo, a lo que la señora respondió que seguía mal pero que no lo podían soltar.
Ese comentario tuvo sentido por las cadenas que escuchaba que sonaban desde arriba. Aunque no lo vi, supuse que el individuo estaba recostado en cama y que estaba sujetado por cadenas. Lo supuse porque como ya les comenté, se escuchaba el ruido que este hacia tratando de safarse de las mismas e intentando ponerse en pie. La fuerza que usaba era descomunal ya se escuchaba que la cama se desprendía por unos segundos del suelo al querer levantarse el sujeto.
Sigue siendo peor. A medida que avanzaba el estudio, el individuo hablaba a gritos; lo interesante es que 1. No hablaba en un idioma entendible. Vamos, a mi corta edad podía suponer algunos idiomas extranjeros como el alemán, el ruso o el chino, pero lo de el sujeto en cuestión no se parecía a un idioma; más bien era como un dialecto raro. 2. Lo que decía lo decía con una voz gutural, como la que usan los cantantes de música metal extrema. Y 3. Quedaba claro que lo que decía era porque le incomodaba nuestra presencia.
Imaginen todo esto que les cuento en esta segunda experiencia. Para mi fue impresionante. No hallaba qué más hacer más que orar y orar y orar y deseaba salir pronto de ahí.
Cuando al fin terminó y salimos. Ni el hermano ni yo dijimos nada hasta llegar al punto en el que nos despedimos y nos dijimos que nos veríamos en la tarde en la reunión.
Llegué a casa y no comenté nada. Cuando esa tarde terminó la reunión, me acerque con el entonces Superintendente Presidente de la Congregación - ahora se les llama Coordinadores - y le platiqué lo que pasó.
Oh sorpresa la que me llevé. El hermano se enojó mucho; pensé que era contra mi pero no, después de que se calmó un poco me dijo que él y otros ancianos le habían prohibido dar estudio en ese hogar al hermano, le habían dicho que si quería darlo, que lo hiciera en un parque o en la banqueta de la calle pero que no entrara en esa casa.
Resulta que la familia entera practicaba satanismo.
Comparto este par de experiencias de mi vida testiguil, tengo un par más y también se de otras de corte similar que le pasaron a hermanos conocidos míos. Esas cosas pasan y me gustaría saber su opinión y las experiencias que tengan y que gusten compartir.
Les ha hablado Dross...
Lo siento, la emoción.
Ese día, después de predicar de casa en casa, fuimos a un estudio de la hermana. Recuerdo que cuando entramos a la casa de la persona - que era una señora de unos 45 años apróximadamente -, todo iba bien. Se inició el estudio de manera normal; la hermana me pidió antes de llegar al estudio que yo dirigiera las oraciones inicial y de conclusión y me dijo que ella conduciría la sesión tapándose la cabeza. Yo simplemente dije que me parecía bien; de hecho aun no era bautizado pero supongo que la hermana se tomaba muy enserio lo del respeto a la autoridad implícita en el varón. Bueno, eso está de más; vamos a lo sustancial.
Conforme fueron pasando los minutos iniciales, me dio una sensación de sueño muy intensa pero controlable. Sin embargo, admito que llegué a bostezar; la hermana se percató y se me quedó mirando con una rara reacción de intuición en su rostro. Siguió el tiempo y ella también bostezó; al parecer a ella le costaba más controlarlo ya que se movía mucho en el sillón en el que estábamos sentados.
Sin más, como a la media hora de estudio lo paró y le dijo a la señora que tenía algo importante que preguntarle. La señora se extrañó pero accedió. La hermana le dijo que semana a semana que le iba a dar estudio siempre a ella y a sus acompañantes les daba mucho sueño - el Dr. Starks se sorprendió por lo dicho -, ella continuo diciendo que eso era muy raro y entonces le dijo: ¿será que habrá algo en su hogar que no nos esté permitiendo estudiar como se debe?
La señora se extrañó más y preguntó que a qué se refería con eso. La hermana le explicó que Satanás y sus demonios también son nuestros enemigos y buscan maneras de hacernos daño. También le explicó que ellos al ver que la señora estaba estudiando La Biblia se podían molestar mucho más y entonces le dijo que tal vez había algo en su casa - un objeto, un regalo, ropa, o lo que fuese - que provocará la presencia de algún demonio en casa.
Bien, para no hacer más largo el cuento - porque la segunda experiencia es peor -, termino platicandoles que la señora quedó en darle una revisada a su casa y la hermana quedó en estudiar una sesión con ella acerca de lo que dice La Biblia acerca del espiritismo. Pasaron algunas semanas y esa hermana me platicó que la señora tenía un familiar que se dedicaba a la brujería y que había recibido unos adornos para la sala de estar de su parte. La señora se deshizo de ellos y el estudio continuó en paz hasta que se mudó de casa y no supimos más de ella.
2. Tenía unos 14 años. Ese día fue sábado. Cuando se formaron las parejas a mi me asignaron predicar con un Precursor Regular muy celoso de "la obra". Predicamos de casa en casa y él me dijo que tenía un estudio a las 11 de la mañana y me preguntó que si podía acompañarlo, a lo que respondí que sí.
Como el estudio estaba en otro territorio del que estábamos predicando, me dijo que nos retiráramos al 15 para las 11 y así lo hicimos. En el camino me platicó que el estudio era con una familia monoparental compuesta por mamá y dos hijas; en realidad había un hijo más pero me dijo que él no estudiaba; no me dijo por qué, pero tampoco pregunté - esa pregunta habría sido muy relevante -.
Llegamos, tocamos y sin esperar mucho, una muchacha de unos 18 años abrió la puerta y nos invitó a pasar. Ahí empezó no lo duro, sino lo tupido.
El ambiente se tornó pesado, la casa era demasiado sombría por dentro; aun hoy no me lo sé explicar porque aunque como en toda casa las ventanas tenían cortinas, tampoco es que fueran lo suficientemente gruesas y oscuras para provocar esa ausencia de luz dentro.
Cabe señalar que los muebles tenían una capa de polvo como de años, además de que eran muebles viejos. Había mucho desorden dentro. En la cocina, muchos trastes sucios como de días, comida mosqueada en la mesa, un librero con literatura viejísima con pastas desgajadas y hojas amarillentas. La tela de los sillones estaba sucia, en fin.
Las tres mujeres se sentaron frente a nosotros y comenzó el estudio. La mamá tenía el pelo cano pero no se veía tan mayor, la otra chica también era muy joven, quizás de unos 19 años.
Pero lo que llamaba poderosamente la atención, era que pasaban los minutos y sus rostros no cambiaban de emociones. Eran rostros pálidos e idos; jamás nos dirigieron la mirada y sus respuestas eran vagas, se limitaban a repetir lo que decía el libro (El Conocimiento).
Desde que entramos al hogar, percibí un aroma raro. No puedo decir que era un olor repugnante, ni siquiera era un olor feo. Tampoco era del todo agradable pero junto con él, se sentía la pesadez.
Viene lo peor; desde el primer momento el el lugar, sabíamos que había alguien más en la casa. En la planta alta se escuchaba la voz y los movimientos de alguien. A este respecto fue interesante que el hermano PR le preguntó a la mamá cómo seguía su hijo, a lo que la señora respondió que seguía mal pero que no lo podían soltar.
Ese comentario tuvo sentido por las cadenas que escuchaba que sonaban desde arriba. Aunque no lo vi, supuse que el individuo estaba recostado en cama y que estaba sujetado por cadenas. Lo supuse porque como ya les comenté, se escuchaba el ruido que este hacia tratando de safarse de las mismas e intentando ponerse en pie. La fuerza que usaba era descomunal ya se escuchaba que la cama se desprendía por unos segundos del suelo al querer levantarse el sujeto.
Sigue siendo peor. A medida que avanzaba el estudio, el individuo hablaba a gritos; lo interesante es que 1. No hablaba en un idioma entendible. Vamos, a mi corta edad podía suponer algunos idiomas extranjeros como el alemán, el ruso o el chino, pero lo de el sujeto en cuestión no se parecía a un idioma; más bien era como un dialecto raro. 2. Lo que decía lo decía con una voz gutural, como la que usan los cantantes de música metal extrema. Y 3. Quedaba claro que lo que decía era porque le incomodaba nuestra presencia.
Imaginen todo esto que les cuento en esta segunda experiencia. Para mi fue impresionante. No hallaba qué más hacer más que orar y orar y orar y deseaba salir pronto de ahí.
Cuando al fin terminó y salimos. Ni el hermano ni yo dijimos nada hasta llegar al punto en el que nos despedimos y nos dijimos que nos veríamos en la tarde en la reunión.
Llegué a casa y no comenté nada. Cuando esa tarde terminó la reunión, me acerque con el entonces Superintendente Presidente de la Congregación - ahora se les llama Coordinadores - y le platiqué lo que pasó.
Oh sorpresa la que me llevé. El hermano se enojó mucho; pensé que era contra mi pero no, después de que se calmó un poco me dijo que él y otros ancianos le habían prohibido dar estudio en ese hogar al hermano, le habían dicho que si quería darlo, que lo hiciera en un parque o en la banqueta de la calle pero que no entrara en esa casa.
Resulta que la familia entera practicaba satanismo.
Comparto este par de experiencias de mi vida testiguil, tengo un par más y también se de otras de corte similar que le pasaron a hermanos conocidos míos. Esas cosas pasan y me gustaría saber su opinión y las experiencias que tengan y que gusten compartir.
Les ha hablado Dross...
Lo siento, la emoción.