14 Jul, 2019, 12:57 PM
Hace meses que quiero escribir este hilo de como terminó mi historia dentro de esta religión, el fin de mi historia fue así:
19 de marzo de 2019, Apodaca México.
Congregación Nuevo Las Puentes, Circuito NL-08
Llegué a esta congregación para distanciarme de la congregación Zaragoza-Apodaca, no la llevaba bien con los ancianos y había mucho despotismo hacia mi persona. Llegué y a los pocos meses se analizó en el Estudio de La Atalaya un artículo sobre las ciudades de refugio, me sentía en esa situación, otro artículo pero solo para lectura personal trataba el tema sobre cuando un Testigo se cambia de congregación y los retos y desafíos que afronta. Durante un año y medio asistí con regularidad a esta nueva congregación desde el 08 de octubre de 2017-19 de marzo de 2019. Entregué mi primera carta de readmisión a los 6 meses con fecha del 17 de abril 2018, me dijeron que NO porque el tiempo es lo más importante y deben pasar muchos meses, un año o incluso más. En agosto de ese año entregué mi nueva carta y el 28 de ese meses me reuní con 3 ancianos de esa congregación y analizaron mi caso, no fueron muy inquisitivos y terminó rápido. El 03 de septiembre de 2018 fui a la congregación Zaragoza-Apodaca y para que les cuento lo que platicamos. En febrero de 2019 entregué mi tercera carta de readmisión pero mi caso lo atendieron hasta el 19 de marzo.
A lo largo de todo ese tiempo llevé una vida limpia en sentido moral y hasta el día en que escribí este hilo la sigo llevando, comprendí que no se necesita ser muy religioso para conocer que la inmoralidad tiene sus consecuencias; por ejemplo, un embarazo no deseado ya que aunque soy hombre y no puedo dar a luz un bebé tendré que pagar pensión alimenticia aunque no contraiga matrimonio con la mamá del niño, otro aspecto negativo es la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual.
A mi se me expulsó por segunda vez a causa del pecado de fornicación. Me sentí mal conmigo mismo y por lo que leía en las revistas La Atalaya y Despertad! me sentí orillado a confesar mis pecados. Yo trabajé 3 años en una de las aerolíneas más grandes de México en el aeropuerto de Monterrey como asesor de servicio a cliente, ganaba mucho dinero y tuve la oportunidad de viajar a muchas partes, era muy propio el trato con los pasajeros que pude conocer a chicas muy diversas entre ellas a una con la que cometí mi error. Era originaria de Guadalajara y ganó el certamen de belleza Señorita Jalisco, ella estaba de visita en mi ciudad y le llamé por teléfono para conocernos más a fondo, ella me dijo dónde vernos y era un hotel del centro de Monterrey del cual nunca en mi vida había escuchado, el lugar es discreto por fuera pero por dentro es similar a la zona roja de Amsterdam o la zona roja de Bangkok Tailandia. Esta modelo mucho más alta que yo tenía varios empleos entre ellos filmar películas para adultos y entre sus filmaciones hizo un espacio y tuvimos nuestros 90 minutos. En mi ciudad Monterrey la gente aún es muy conservadora y no son tan liberales como en la CDMX por lo que estas cosas se hacen de manera discreta.
Mi conciencia se perturbó porque cuando salí de mi casa y me dirigí a aquel lugar pasé por un módulo de predicación metropolitana y quienes estaban en turno eran mis hermanos de la congregación Zaragoza-Apodaca, miré para otro lado y ellos no me vieron cuando pasé en el carro. Supe que le había fallado a Jehová ese día y comencé a esforzarme por ahora sí dejar atrás esas cosas.
Terminó la reunión y esperé en la esquina hasta que los hermanos desalojaron el salón del reino, hasta las 10:05 pm fui llamado por el secretario de la congregación a ingresar al comité de readmisión. El salón tiene muchas cámaras de videovigilancia la primera está frente a la puerta, la segunda en un pasillo que alcanza a grabar quien entra por la puerta principal, en el interior a otra cámara en la pared antes de ingresar al auditorio, dentro del auditorio otra cámara ubicada en la plataforma graba al público sentado. Nos sentamos en una esquina cerca de la plataforma, frente a mi estaban los 3 ancianos y en sus ojos pude percibir la duda, me preguntaron muchas cosas tal vez no incómodas pero sí sobre las cosas que hago y sobre que pensaba sobre la inmoralidad, les dije que estaba mal llevar a cabo esas práctica. Uno de los ancianos me comenzó a cuestionar mi vida privada y me hizo una pregunta muy curiosa: "¿Hay algo que tus ancianos sepan que nosotros no sepamos?". Les dije que no, ese mismo anciano me dijo que me habían preguntado los ancianos de la congregación Zaragoza, yo les dije que fue rápido aquel comité y que solamente siguiera participando. Ellos dudaban de mi integridad y de mis motivos, pese a llevar una vida limpia en sentido moral no los convencía y como hay no queriendo me dijeron que escribirían a mi otra congregación sus observaciones.
Pasó el tiempo y lo que me liberó de la culpa fueron 2 textos bíblicos Mateo 8:13 donde Jesús habla de atraer a los pecadores al arrepentimiento, y 1 Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados, él [Jehová] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Comprendí que los pecados deben confesarse al Dios Altísimo y no a un grupo de hombres que juegan a ser Dios.
"El peor enemigo de la Sagrada Escritura es la imaginación humana", El Zelote