(18 Jul, 2019, 04:06 PM)Réquiem escribió: escribió: El autor fue Edward Dunlap, quien fue tratado de manera vergonzosa y miserable por la Watchtower. Le mostraron la puerta de salida a un hombre de 70 años con su esposa. Vivió en la pobreza a partir de entonces hasta que murió, un verdadero mártir cristiano, si es que alguna vez hubo uno.
Si mal no recuerdo la causa de expulsión fue "apostasía", porque leyó las Escrituras y aplicó demasiado de ellas en igualdad, sin importarle la "clase ungida" o la de "otras ovejas"
Reymond Victor Franz, explica en su libro
En Busca de la Libertad Cristiana, sobre un párrafo que se reescribió. Está en la página siete del libro Comentario Sobre la Carta de Santiago, en donde dice:
Cita:Como lo muestra Santiago, ningún cristiano debería juzgar a su hermano o establecer normas humanas que éste tenga que seguir, aunque puede estimular a un hermano e incitarlo a obras excelentes; y hasta puede censurar a su hermano en los casos en que hay razón bíblica clara y prueba bíblica para lo que dice. (Sant. 4:11, 12; Gál. 6:1; Heb. 10:24) Las obras correctas, al ejecutarse, deben llevarse a cabo en respuesta a su conciencia. El cristiano verdadero no hace las cosas por repetición mecánica, y no necesita un detallado código de reglas. Tampoco lleva a cabo sus buenas obras debido a la presión de los hombres. El apóstol Pablo resalta estos hechos en Romanos capítulo 14. Por eso, si alguien tiene una fe genuina, viva, esto resultará razonablemente en obras. Serán buenas obras que Dios recompensará, porque se ejecutan debido a un corazón devoto. Sin embargo, el que trata de conseguir la justicia por medio de una estructura minuciosamente definida sobre lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, fracasará. Tal justicia es de los hombres y no de Dios.
Esta es una cita literal de este párrafo (de la página 7) tal como se aprobó originalmente por el Comité de Redacción del Cuerpo Gobernante, se envió a la imprenta de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, y de hecho se imprimió en cientos de miles de copias. No obstante, aparte de los miembros del Cuerpo Gobernante y de otras pocas personas, ningún Testigo ha visto este texto, ni lo encontrará en la copia del comentario que posee.
La razón es que debido a la oposición de ciertos miembros del Cuerpo Gobernante, se reescribió el párrafo, y se destruyeron los cientos de miles de copias que ya se habían imprimido—no solamente cientos de miles de páginas individuales, sino secciones de 32 páginas cada una. [3] ¿Por qué? Los puntos a los que objetaron, y que cambiaron en última instancia, son significativos por lo que revelan en cuanto al pensamiento de esos mismos hombres.
Considere este mismo párrafo tal como aparece en el comentario, como finalmente se publicó y se distribuyó:
Cita:Como lo muestra Santiago, ningún cristiano debería juzgar a su hermano o establecer normas humanas como medio de conseguir la salvación, aunque puede estimular a un hermano e incitarlo a obras excelentes; y hasta puede censurar a su hermano en los casos en que hay razón bíblica clara y prueba bíblica para lo que dice. (Sant. 4:11, 12; Gál. 6:1; Heb. 10:24) Las obras correctas, al ejecutarse, deben llevarse a cabo en respuesta a la dirección de la Palabra de Dios. El cristiano verdadero no hace las cosas por repetición mecánica, y no necesita un detallado código de reglas. Tampoco lleva a cabo sus buenas obras sólo para complacer a hombres. Por eso, si alguien tiene una fe genuina, viva, lo razonable es que eso resulte en obras excelentes, entre las cuales estarán el predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino. (Mat. 24:14; 28:19, 20) Serán buenas obras que Dios recompensará, porque se ejecutan debido a un corazón devoto. Tampoco lleva a cabo sus buenas obras sólo para complacer a hombres. Por eso, si alguien tiene una fe genuina, viva, lo razonable es que eso resulte en obras excelentes, entre las cuales estarán el predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino. (Mat. 24:14; 28:19, 20) Sin embargo, el que trata de conseguir la justicia por medio de una estructura minuciosamente definida sobre lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, fracasará. Tal ―justicia‖ es de los hombres y no de Dios.
Ciertamente en sí mismo no hay nada objetable con esta forma final en que se publicó el párrafo. La mayor parte del mismo es igual que la versión original. De hecho, uno se podría preguntar por qué los miembros del Cuerpo Gobernante estuvieron tan opuestos a la versión original como para ordenar la destrucción de cientos de miles de copias de la sección de 32 páginas. Sin embargo se han introducido cambios sutiles, y estos cambios son significativos (Los libros se imprimían en secciones de 32 páginas que se encuadernaban juntas para formar el escrito original y el que se publicó finalmente).
Estos cambios aportan discernimiento respecto al modo de pensar y al espíritu que caracteriza a muchos miembros del Cuerpo Gobernante. Considere los cambios introducidos entre el escrito original y el que se publicó finalmente:
Texto original |
Texto revisado |
Como lo muestra Santiago, ningún cristiano debería juzgar a su hermano o establecer normas humanas que éste tenga que seguir, |
Como lo muestra Santiago, ningún cristiano debería juzgar a su hermano o establecer normas humanas como medio de conseguir la salvación, . . . |
Las obras correctas, al ejecutarse, deben llevarse a cabo en respuesta a su conciencia |
Las obras correctas, al ejecutarse, deben llevarse a cabo en respuesta a la dirección de la Palabra de Dios. |
Tampoco lleva a cabo sus buenas obras debido a la presión de los hombres. El apóstol Pablo resalta estos hechos en Romanos capítulo
14. Por eso, si alguien tiene una fe genuina, viva, esto resultará razonablemente en obras. |
Tampoco lleva a cabo sus buenas obras sólo para complacer a hombres. Por eso, si alguien tiene una fe genuina, viva, lo razonable es que eso resulte en obras excelentes, entre las cuales estarán el predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino. (Mat. 24:14; 28:19, 20) |
Notamos entonces que lo incorrecto de que un cristiano intente establecer normas humanas que éste [un hermano] tenga que seguir ha sido alterado, por tanto, para decir normas humanas como medio de conseguir la salvación; se ha eliminado la referencia al papel de la conciencia al realizar obras justas, poniendo en su lugar la dirección de la Palabra de Dios; la afirmación de que el cristiano no ejecuta sus buenas obras debido a la presión de los hombres ha sido cambiada para leer sólo para complacer a hombres; y se ha cortado toda referencia al capítulo catorce de Romanos, insertado en su lugar la referencia a predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino, a pesar de que en la entera carta de Santiago el propio discípulo en ninguna parte habla de esa actividad de predicar, mientras que sí lo hace de cuidar de huérfanos y viudas, de respeto por los pobres, de cuidar por los miembros necesitados de la congregación, del trato apropiado de asalariados, todo en relación con mostrar lo que es la genuina adoración cristiana, y con ilustrar obras de verdadera fe, compasión y amor.
¿Qué revela esto? Es cierto que ningún cristiano tiene el derecho de establecer normas humanas como medio de conseguir la salvación. Pero ¿por qué desearon los miembros del Cuerpo Gobernante limitarlo a esto, y por qué objetaron a la versión inicial, que ampliaba el asunto a cualquier norma humana establecida como algo que el hermano de uno tenga que seguir? La razón evidente es que por décadas la práctica de la organización ha sido el establecer precisamente tales normas humanas e insistir en que hay que adherirse a ellas, siendo en muchos casos la expulsión la consecuencia de incumplirlas. (Y se puede decir que cuando la expulsión es el castigo por el incumplimiento de una norma establecida, de hecho, esa norma se convierte en algo necesario para conseguir la salvación‖).