25 Aug, 2022, 10:49 AM
Hola, soy nuevo acá y la verdad aún estoy activo en la organización pero con una tremenda decepción.
Les cuento mi historia, nací y me crié en la verdad. Vengo de una familia testigo por ende mis padres son personas muy respetadas dentro de la organización.
Pase gran parte de mi juventud sirviéndose ayudando en la congregación y dando "lo mejor de mi". Cuando me acerque a los 19 sin pensarlo mucho fui nombrado siervo ministerial. Pase algunos años sirviendo con muchos privilegios ya que mi papá era o aún es anciano.
A los 21 años me case con mi esposa, una precursora hermosa que a diferencia de mi, ella no fue criada en la verdad sino que aprendió a mitad de camino. Al casarme me mudé de congregación junto a mi ahora esposa y al pasar solo un año allí, fui nombrado anciano de congregación. Con tan solo 3 meses fui elegido secretario dentro de la congregación y al momento de dividirse la congregación me eligieron como coordinador. Dure algún tiempo en ese privilegio y compartí algunos más, discursos en la reunión anual con los precursores del circuito, asignaciónes y presidencias en asamblea y como último fui recomendado para formar parte del comité de asambleas regional. Todo esto paso muy rápido ya que fui nombrado a los 24 años como anciano. Lo cierto es que luego decido mudarme a una congregación a prestar ayuda.
En esa congregación estuve como secretario, daba la atalaya, y aún seguía dando partes en asambleas. Luego junto a mi esposa decido mudarme a la congregación en que antes estaba (dónde fui coordinador). Lo cierto es que me mudé confiado y en realidad pensé en llegar y servir como anciano pero así ni fue.
En realidad al momento de mudarme nunca hablaron conmigo y me dijeron que no me iban a recomendar tal como es la instrucción. Aún así, decidieron no recomendarme.
Lo cierto es que llega la visita y no pasa nada, decido llamar al viajante y este me dice que entregué mi libro y que lo deje así. Que me disculpé con ellos por todo.
El cuento es algo largo, pero lo resumo, actualmente ha pasado ya tiempo y decidieron nombrarme siervo ministerial.
Algo que me decepciona y me entristece es como cambian las instrucciones a su antojo, nunca hablaron conmigo para decirme que no me iban a recomendar y luego deciden nombrarme siervo ministerial.
Todo esto se debe amigos a qué en ese cuerpo ancianos que es la congregación a la que mudé y actualmente sigo allí, hay un jovencito, recién nombrado anciano que siempre me tuvo envidia. De hecho aún lo refleja.
Desearía seguir contándoles pero es algo largo, en realidad escribo estás líneas para sacar toda mi frustración. Que triste que manejen los asuntos así. Por eso la pregunta, debo sufrir la injusticia? Que lamentable que esto se vea.
Les cuento mi historia, nací y me crié en la verdad. Vengo de una familia testigo por ende mis padres son personas muy respetadas dentro de la organización.
Pase gran parte de mi juventud sirviéndose ayudando en la congregación y dando "lo mejor de mi". Cuando me acerque a los 19 sin pensarlo mucho fui nombrado siervo ministerial. Pase algunos años sirviendo con muchos privilegios ya que mi papá era o aún es anciano.
A los 21 años me case con mi esposa, una precursora hermosa que a diferencia de mi, ella no fue criada en la verdad sino que aprendió a mitad de camino. Al casarme me mudé de congregación junto a mi ahora esposa y al pasar solo un año allí, fui nombrado anciano de congregación. Con tan solo 3 meses fui elegido secretario dentro de la congregación y al momento de dividirse la congregación me eligieron como coordinador. Dure algún tiempo en ese privilegio y compartí algunos más, discursos en la reunión anual con los precursores del circuito, asignaciónes y presidencias en asamblea y como último fui recomendado para formar parte del comité de asambleas regional. Todo esto paso muy rápido ya que fui nombrado a los 24 años como anciano. Lo cierto es que luego decido mudarme a una congregación a prestar ayuda.
En esa congregación estuve como secretario, daba la atalaya, y aún seguía dando partes en asambleas. Luego junto a mi esposa decido mudarme a la congregación en que antes estaba (dónde fui coordinador). Lo cierto es que me mudé confiado y en realidad pensé en llegar y servir como anciano pero así ni fue.
En realidad al momento de mudarme nunca hablaron conmigo y me dijeron que no me iban a recomendar tal como es la instrucción. Aún así, decidieron no recomendarme.
Lo cierto es que llega la visita y no pasa nada, decido llamar al viajante y este me dice que entregué mi libro y que lo deje así. Que me disculpé con ellos por todo.
El cuento es algo largo, pero lo resumo, actualmente ha pasado ya tiempo y decidieron nombrarme siervo ministerial.
Algo que me decepciona y me entristece es como cambian las instrucciones a su antojo, nunca hablaron conmigo para decirme que no me iban a recomendar y luego deciden nombrarme siervo ministerial.
Todo esto se debe amigos a qué en ese cuerpo ancianos que es la congregación a la que mudé y actualmente sigo allí, hay un jovencito, recién nombrado anciano que siempre me tuvo envidia. De hecho aún lo refleja.
Desearía seguir contándoles pero es algo largo, en realidad escribo estás líneas para sacar toda mi frustración. Que triste que manejen los asuntos así. Por eso la pregunta, debo sufrir la injusticia? Que lamentable que esto se vea.