21 Jul, 2019, 12:17 PM
Mitología judía “el libro del génesis”
Desde el principio.
Cuando el lector, entienda y vea exactamente quienes fueron los Israelitas y cual es su verdadera historia, podrá entonces comprender que todo lo relatado en el libro del Génesis forma parte de la mitología de este pueblo, podrá entender como el relato de la creación no es ni más ni menos que el producto de la información recogida por este pueblo hebreo de los antiguos habitantes de Mesopotamia.
No estoy hablando de copias, aunque algunas coinciden bastante, como el relato del diluvio universal, la mayoría de relatos tienen las bases, es decir los mismos fundamentos.
Desde mi niñez y cuando todavía nadie se había atrevido a poner en duda las historias relatadas en la Biblia, gracias a la inquisición de la ICAR, creíamos que todo lo escrito allí, en el Génesis, había ocurrido.
Tanto judíos como los judeocristianos han intentado aportar pruebas arqueológicas en apoyo a estas historias, algunas de ellas muy fantasiosas.
Pero estas pruebas nunca aparecieron, algunos fundamentalistas se dedicaron a aportar información fraudulenta (Y la biblia tenía razón de Keller, Werner), pero pronto fueron descubiertas sus mentiras y todo esto quedó en el olvido.
Al día de hoy ya se tiene una idea bastante clara del origen y verdadera historia de este pueblo llamados hebreos.
El apoyo lo ha dado la arqueología y uno de los grandes investigadores han sido Israel Finkelstein y Neil a. Silberman
Israel Finkelstein (nacido en 1949 en Petaj Tikva, Israel) es un arqueólogo y académico israelí, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv y co-responsable de las excavaciones en Megido (25 estratos arqueológicos, que abarcan 7.000 años de historia) al norte de Israel. Se le deben igualmente importantes contribuciones a los recientes datos arqueológicos sobre los primeros israelitas en Palestina (excavaciones de 1990) utilizando un método que utiliza la estadística (exploración de toda la superficie a gran escala de la cual se extraen todas las signos de vida, luego se data y se cartografía por fecha) que permitió el descubrimiento de la sedentarización de los primeros israelitas sobre las altas tierras de Cisjordania.
Neil Asher Silberman es un famoso arqueólogo israelí.
Su libro que lleva por título “La Biblia desenterrada” presenta por fin la verdadera historia de este pueblo apoyada por hallazgos arqueológicos.
En este libro se presentan pruebas sólidas que demuestran que los tales patriarcas bíblicos no existieron, que este pueblo jamás estuvo en Egipto, que nunca vagaron por el desierto, en este tema no voy a profundizar porque mi objetivo es otro.
Solo decir que en los documentos (papiros e inscripciones de los egipcios) no existe el menor rastro de que este pueblo haya estado allí y menos que el tal Moisés haya existido, por lo menos como el relato bíblico lo expone.
Las siete plagas y la partida de los judíos desde Egipto, el castigo divino a este pueblo por YHWH al cerrar las compuertas del mar rojo, sitio por el cual habrían cruzado los Israelitas, forma parte de la mitología hebrea; son solo historias fantasiosas.
No existe ningún tipo de vestigio ni rastro que corrobore ese vagar por el desierto durante 40 años.
Quiero aclara que esto ya se sabia hacía mucho tiempo atrás y mucho se ha escrito al respecto, pero Israel Finkelstein se dedico a corroborar esto utilizando la arqueología. Sus argumentos no son nuevos, sabíamos que todo eran historias inventadas de un pueblo nómada semita, sin embargo el prestigiado arqueólogo junto con su compañero, pudo realizar una investigación y ubicar los primeros asentamientos de semitas que entraron a mesopotamia por el desierto de Arabia.
La pregunta entonces es:
¿Quiénes fueron los israelitas?
Es fundamental saber quienes fueron y cuando salieron de su estado semisalvaje para convertirse en una pequeña comunidad usurpando las tierras cananeas.
Es en este momento cuando estos intrusos bajaron de las montañas y tomaron algunas ciudades cananeas.
Capitulo cuatro páginas 111 en adelante del libro “la Biblia desenterrada” dice en parte:
Un descubrimiento arqueológico decisivo
Estas investigaciones revolucionaron el estudio del antiguo Israel.
El descubrimiento de los restos de una densa red de pueblos en las tierras altas —creados, al parecer, todos ellos en el curso de pocas generaciones— indicó que en las colinas del interior de Canaán se había producido una espectacular transformación social en torno a 1200 a. de C.
No había señales de invasión violenta, ni siquiera de infiltración de un grupo étnico claramente definido.
En cambio, parecía haberse dado una revolución en el tipo de vida. En las tierras altas que se extienden desde las colinas de Judea, en el sur, hasta las de Samaría, en el norte, escasamente pobladas hasta entonces, y lejos de las ciudades cananeas, que se hallaban en un proceso de hundimiento y desintegración, surgieron de pronto unas doscientas cincuenta comunidades asentadas en las cumbres de las colinas.
Allí estaban los primeros israelitas.
Los primeros israelitas aparecieron en torno a 1200 a.C. como pastores y agricultores de las colinas.
Su cultura era sencilla y de subsistencia. Son datos que conocemos.
Pero ¿de dónde procedían?
Así pues, muchos de los primeros israelitas fueron, al parecer, nómadas transformados gradualmente en agricultores
y ganaderos.
Aquellos nómadas tenían que proceder, no obstante, de algún lugar. Las pruebas arqueológicas descubiertas tienen también algo que decir sobre este punto.
Finalmente, el primer asentamiento israelita se inició —en forma de tercera oleada— en torno a 1200 a. C.
Al igual que los precedentes, comenzó con la creación de comunidades rurales, en su mayoría pequeñas, con una población inicial de unos cuarenta y cinco mil habitantes en doscientos cincuenta emplazamientos.
Poco a poco evolucionó hasta convertirse en un sistema maduro con ciudades grandes, centros regionales de mercado de tamaño medio y pueblos pequeños. En el punto culminante de esta oleada de colonización, en el siglo VIII a. de C., tras la creación de los reinos de Judá e Israel, los asentamientos comprendían más de quinientas localidades con una población que rondaba las ciento sesenta mil personas.
El proceso descrito aquí es en realidad el contrario del que encontramos en la Biblia:
La aparición del primitivo Israel fue el resultado del colapso de la cultura cananea, no su causa. Y la mayoría de los israelitas no llegó de fuera de Canaán, sino que surgió de su interior.
No hubo un éxodo masivo de Egipto. No hubo una conquista violenta de Canaán. La mayoría de las personas que formaron el primitivo Israel eran gentes del lugar —las mismas a las que vemos en las tierras altas a lo largo de las edades del Bronce y el Hierro—. En origen, los primeros israelitas fueron también —ironía de ironías— ¡cananeos!
El monoteísmo y las tradiciones del éxodo y la Alianza llegaron, al parecer, mucho más tardé. Quinientos años antes de la composición del texto bíblico, con sus, detalladas leyes y regulaciones dietéticas, los israelitas—por razones que no están del todo claras— decidieron no comer cerdo.
Cuando los judíos modernos actúan de la misma manera, están continuando con la práctica cultural más antigua del pueblo de Israel arqueológicamente atestiguada.
Continuará
Daniel