Cita:la ropa tiene alma? y porque siempre los fantasmas aparecen "vestidos" de su epoca?
el alma se puede dividir? porque cuando una persona pierde parte de su cuerpo, esta representación suele parecer sin la parte que fue perdida en el tiempo de vida? y esa parte amputada, tenia alma? de ser asi, a donde fue a parar esa parte faltante?
el alma, si es indivisible... que tanto se puede cortar el cuerpo, para que esta sigue existiendo dentro del cuerpo?
los animales tienen alma?
El siguiente comentario es totalmente epistemológico, no tiene como objetivo trazar una línea científica de pensamiento:
Toma la palabra el abogado defensor:
-Primero que nada debemos mencionar que mi cliente, el axioma denominado alma, tiene bastos significados, así que no puedo dar una explicación acorde a las distintas ideas que se tienen al evocar esa palabra, por lo que vamos a tratar el apotegma en cuestión con esta definición: Alma: Parte inmaterial de un ser vivo "X" que sobrevive a la muerte.
-¿Cuál es la prístina base para poder siquiera intentar pintar un cuadro que conlleve una idea con dicha definición? -Suena la primera petición del Fiscal.
-Llamamos frente al estrado a las experiencias de miles de personas en todo el mundo que de una u otra forma han atestiguado que "algo", dígase las experiencias con "espectros" de naturaleza paranormal, existe después de la muerte.
-¿Tiene
pruebas de que esas experiencias paranormales de sus testigos fueron reales?
-En un juicio, una memoria de testigo episódica puede ser tomada en cuenta para la evaluación del Sr. Juez y el juzgado en general.
-Adelante -Concede el ilustrísimo Juez (que gracias a Jehová no es J.F. {Joseph Rutherford, no José Fidencio})
-Dichas memorias pueden contener un patrón común: Describen al alma de una persona actuando después de la muerte. Acorde a ello, el alma puede dar signos de que existe en un plano distinto al nuestro.
-¿Por qué entonces las susodichas almas no se aparecen en un congreso de científicos o en algún lugar donde se las pueda identificar objetivamente? ¿Por qué no puede llamar a este estrado, señor abogado del diablo; y si me disculpan la expresión, lo digo por la calidad de pruebas y no por tildar peyorativamente al aludido; a todas esas almas que sumarán muchos millones y estarán ahora mismo atestando todo el planeta tierra, dándonos señales "espectrales", por infortunio, no aquí en el estrado?
-Ya quisiera el Fiscal, Sr. Juez, que convoque aquí mismo una fiesta del té, con las almas de los científicos no vivos más renombrados, para quizá, descubrir alguna fórmula que nos ayude a acabar con el calentamiento global.
-El calentamiento global es sólo propaganda de la ONU, no existe en realidad -chilló una voz de entre el auditorio. El Juez hizo retumbar el salón con golpeteos de su enorme mazo de caoba en la base del estrado.
-Exista o no exista aquello, es a mí a quien, Sr. Juez, se me está pidiendo que aporte una prueba diabólica, pero dentro de un juicio a entidades epistemológicas, es algo para lo que estoy más que preparado -continúa el abogado, inmutable, lleno de convicción. Se arregla el corbatín y abre una maleta oscura de un botón, en la que contiene documentos altamente necesarios para desarrollar este juicio. Revisa cuidadosamente entre los papeles hasta hallar alguno que le interesa para el momento-. Sr. Juez. Tenemos una enorme cantidad de testigos para poder abrir este caso -continúa mirando su papel mecanografiado por una máquina de escribir de a principios de la era decimonónica-, a los que invoco.
La sala de juicio de repente se amplifica muchísimas veces en espacio y se convierte en un coliseo romano. El estrado es ahora el púlpitum, y las casi dos docenas de oyentes, se reparten separadas en los enormes graderíos que rodean la arena, que está totalmente llena de presencias nuevas. Son seres humanos que han tenido experiencias con lo que creen es "un alma".
-Bueno señor Fiscal, señores científicos -prosigue el abogado de pie, en el púlpitum, con papel en mano-, ¿dirán que miles de personas de toda etnia, raza, nación, espacio-tiempo, edad y circunstancias pueden atestiguar sobre un mismo concepto por simple necesidad de perpetuar una falsedad? Es por esto que me siento orgulloso de estar aquí ante ustedes el día de hoy, porque mi cliente representa un trozo de vida de millones de personas que hoy se quiere desestimar con malicia. Por favor señores, su testimonio para el juzgado.
Jóvenes, niños, adultos, viejos, de distintas culturas y con diferentes idiomas, de tiempos ancestrales hasta tiempos actuales, empezaron a salmodiar a la vez sus vivencias de ultratumba: Luces que se aparecen ante muchos, se pasean alrededor de ellos y luego se pierden en el infinito; una sensación terrorífica a media noche que recorre el cuerpo y cuando abres los ojos y miras en un lugar cerca a una ventana, está lo que identificas como un familiar ya fallecido, observándote, dejándote sin aliento; encuentro con personas extrañas en lugares aislados, que te piden seguirte, pero que al final desaparecen y no tenían por qué estar ahí; objetos que se mueven solos, puertas que se cierran, grabaciones en video de lo que parece ser un ser de otra dimensión; y sin fin de historias más se elevaban en coro al mismo tiempo, retumbando el despoblado auditorio, condensándose en una nube amarilla brillante que poco a poco forma una gran jabalina dorada.
Ahora el silencio. Los testigos han terminado de contar sus experiencias respecto al tema solicitado. En términos humanos normales, registrar aquello hubiese tomado un total de doscientos sesenta y dos millones ochocientos mil minutos. Sin embargo, debido a la naturaleza epistemológica de este juzgado, se pueden presentar de manera simultánea en breves momentos. Todos los presentes tienen la experiencia a manera de imágenes mentales.
La jabalina dorada flota sobre la arena, como si esperara alguna orden. El abogado se acerca al medio del púlpito y hace una señal contrayendo su dedo índice, dando la orden a aquella arma forjada de las experiencias de la humanidad que con el llamado "orden sobrenatural". La jabalina sale disparada retumbando chispas a su alrededor, silbando como un enorme torpedo, y se impacta en el pecho del Fiscal, perforándolo, clavándolo contra el suelo de piedra caliza. Ahí, tendido como quien debía ser el mártir en la arena, vomitando sangre y empuñando con ambas manos el arma que lo convierte en un ser de carne y rocas, se retuerce del dolor entre alaridos guturales.
-Lamento la grotesca escena, Sr. Juez, pero usted sabe que este es uno de los riegos en un juicio contra entidades epistemológicas.
Ciertamente no todas las experiencias contadas son iguales, pero la mayoría
tiene un patrón claro, uno tan claro, que sería suficiente para invocar la pena capital en el estado de Nuevo México o para emitir una sentencia de muerte en un juicio convocado en algún universo en el que rija la ley Markham.
-Nada de esto es objetivo -protesta el fiscal desde el suelo de forma casi inaudible sin parar de toser sangre- todas esas experiencias puede ser explicadas -se ve que se esfuerza de forma descomunal por quitarse la jabalina que le atravesó el cuerpo. Varias venas palpitantes se dibujan a lo largo de su rostro-. Todas pueden tener una explicación racional. -Termina con un gran grito. A pesar de todos sus esfuerzos, la jabalina dorada continúa muy bien incrustada en la carne del Fiscal, algún observador cuchicheó que ya se estaban empezando a tener cariño.
-Entonces, Sr. Juez, si a usted le parece, podemos permitir que el agonizante Fiscal nos dé las pruebas de que todas estas experiencias son falsas, o al menos, le concedo, que se centre tan solo en las que tienen un patrón específico, y que suman un total de -se toma una pausa para buscar el dato en su papel-... cuatro millones seiscientos noventa y dos mil, ochocientos cincuenta y siete minutos con catorce segundos.
- ¿Puede usted atender la petición de la defensa? -pregunta el Juez de forma formal, mirando inmisericorde al agonizante hombre empotrado en el suelo.
- !Claro que puedo, Sr. Juez! -Grita desesperado el acorralado Fiscal- Aunque eso me tomaría muchísimo tiempo. La reconstrucción de hechos tiene que ser realizada de manera objetiva. Se requiere que por cada experiencia contada, se puedan recolectar datos de cada fecha, hora, día, lugar, construcción, orden de objetos, circunstancias, evaluación psicológica del testigo, y un sin fin de datos prioritarios para permitir actuar al método científico, criminalístico y legal más avanzado del mundo y así explicar las querellas absurdas que hoy blanden mi pecho -ahora hay una pequeña laguna de sangre oscura alrededor del hombre-, por lo que me tardaré siglos, gran Juez.
-Sea así. Esta sala de juicio se volverá a convocar cuando el Fiscal pueda presentar las pruebas que desestimen el patrón de experiencias presentadas por la defensa.
Todo el coliseo retumba cuando el mazo del Juez vuelve a golpear su estrado, solo que esta vez, todos desaparecen, menos el Fiscal, que queda en medio de una gran oscuridad, ya limpio del accidente, recobrado en fuerzas, pero con la jabalina dorada apuntándole en la espalda, que ahora es tres veces más pequeña. Cada vez que no pueda desestimar uno de los casos, se irá hundiendo poco a poco en su carne. Por el contrario, si logra eludirlos, el arma celestial irá desvaneciéndose.
En esa gran negrura, donde reina el silencio absoluto, el Fiscal reza por primera vez. Necesita ayuda y fuerzas sobrehumanas para la tarea que se puso encima.
Sabe que el trabajo es demasiado complicado para un sólo hombre. Sabe que él no está en condiciones de lograrlo. En realidad, no le tomará siglos, sino muchísimo más. Mucho más de lo que él mismo ha vivido y podido leer en los libros de historia antigua. Está atrapado en un agujero lógico. Pudiera presentar argumentación que simplemente eludiera todo ello, pero él se considera un hombre fuerte, que ataca los males de raíz. Aunque se admitió estúpido y víctima del dolor neural apenas tuvo su guillotina fuera de sí.
-Solicito una
recusación.
La nada respondió inmediatamente. Formas abstractas y oscuras empezaron a tomar forma de objetos físicos y a armar poco a poco una sala de juicio etérea.
-Sabía que morderías al ilustrísimo Juez en tu primera oportunidad. -Saludó el abogado.
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Continúa...