04 Mar, 2020, 05:32 AM
Viendo el interesantísimo video sobre abusos en la página de Mikertower. Un apostata de renombre. me ha saltado un pensamiento al escuchar la experiencia de Sarah.
Cuando un testigo o futuro testigo ha cometido pecados en el pasado, ha llevado una doble vida (algo muy habitual en los jóvenes TJ) se siente sucio o desaprobado (por pensar o creer que ha manchado el nombre de Jehová o de la JW), todo ello hace que se sienta muy mal emocionalmente. Necesita una vía de escape: el bautismo para limpiarse de los pecados, hacer el precursorado, involucrarse más en la JW, conseguir escalar en los nombramientos, volverse en definitiva un talibán de esta organización.
Sarah se dio cuenta que cuando salió de agua bautismal nada había cambiado. Muchos otros, después de años de esfuerzo y dedicación a la JW nunca se recuperan mentalmente de sus traumas emocionales.
Una hermana a la que conocí personalmente me decía que la doble vida que había llevado de joven le impulsaba a ser precursora. Después de 10 años de serlo aún lloraba cuando me contaba sus deslices de juventud. Deslices que nunca salieron a la superficie mediante confesión. Y yo me pregunté, ¿realmente confesar sus pecados a los ancianos le hubiese solucionado el problema emocional? He sido testigo de cómo en los comités judiciales se degrada la intimidad y dignidad humana del afectado. Realmente no creo que esta fuese una buena solución. Por otro lado, ¿hasta qué punto es la relación de un testigo con Dios cuando volcar sus problemas de forma íntima con Él no le ayuda a superar el trauma?
Quizás habéis vivido o habéis sido testigos de este tipo de situaciones. Y creo que es muy habitual entre los testigos. Muchos crecen con una personalidad débil y dependiente. Con muchas carencias que llegas a comprender cuando sales de ese barco que hace aguas por todas partes.
Cuando un testigo o futuro testigo ha cometido pecados en el pasado, ha llevado una doble vida (algo muy habitual en los jóvenes TJ) se siente sucio o desaprobado (por pensar o creer que ha manchado el nombre de Jehová o de la JW), todo ello hace que se sienta muy mal emocionalmente. Necesita una vía de escape: el bautismo para limpiarse de los pecados, hacer el precursorado, involucrarse más en la JW, conseguir escalar en los nombramientos, volverse en definitiva un talibán de esta organización.
Sarah se dio cuenta que cuando salió de agua bautismal nada había cambiado. Muchos otros, después de años de esfuerzo y dedicación a la JW nunca se recuperan mentalmente de sus traumas emocionales.
Una hermana a la que conocí personalmente me decía que la doble vida que había llevado de joven le impulsaba a ser precursora. Después de 10 años de serlo aún lloraba cuando me contaba sus deslices de juventud. Deslices que nunca salieron a la superficie mediante confesión. Y yo me pregunté, ¿realmente confesar sus pecados a los ancianos le hubiese solucionado el problema emocional? He sido testigo de cómo en los comités judiciales se degrada la intimidad y dignidad humana del afectado. Realmente no creo que esta fuese una buena solución. Por otro lado, ¿hasta qué punto es la relación de un testigo con Dios cuando volcar sus problemas de forma íntima con Él no le ayuda a superar el trauma?
Quizás habéis vivido o habéis sido testigos de este tipo de situaciones. Y creo que es muy habitual entre los testigos. Muchos crecen con una personalidad débil y dependiente. Con muchas carencias que llegas a comprender cuando sales de ese barco que hace aguas por todas partes.