Hoy, 12:29 AM
Resulta que en una congregación de otro circuito tenían casi 5 años con el mismo coordinador del cuerpo de ancianos, quien fue removido de su cargo durante la pandemia porque la propia congregación se quejaba de su autoritarismo. En esa época yo vivía en otra ciudad, por lo que nunca había escuchado hablar sobre él.
Pues bien, resulta que ahora asiste a mi congregación y sucedió que en esta última Visita de Circuito, él mismo se propuso como candidato a Coordinador, y propuso a otro hermano como nuevo Secretario porque, según dijo, el actual era desordenado y no tenía la información al día. ¿Qué argumentos dio para justificar el cambio de coordinador? ¡Que él era ungido por espíritu santo!
Resulta que después de dejar de ser coordinador, este fulano entró en depresión. Y como el mundo estaba en plena pandemia, solo su esposa estuvo a su lado. El caso es que él se mudó a donde su hija por un tiempo y hace un par de años aterrizó en el territorio de mi congregación, un barrio creciente cerca de una zona franca donde la gente viene y se va por temas de trabajo, incluyendo a los siervos nombrados y sus familias.
En su primera Conmemoración participó de los emblemas. Los más veteranos de mi congregación son ancianos que no pasan de los 40 años, y él puede tener unos 54, aproximadamente. Y los ancianos más jóvenes tenemos poco tiempo en la congregación y aunque algunos tienen varios años de estar nombrados, están de paso, por llamarlo así. El caso es que por ser mayor que los demás, y por su condición de "ungido", el súper vio favorable el cambio, y todos los demás levantamos la mano en aprobación porque yo sospecho que a casi todos los presentes nos da igual ese tipo de cosas (éramos siete ancianos, ahora después de la visita se nombró a un octavo).
Cuento todo esto porque no han pasado tres meses y ya la congregación empieza a quejarse porque este fulano ungido se cree el propio Jesús, criticando a las publicadoras que se sientan mientras están en los carritos, incluso a las más viejitas e incluyendo a su esposa, porque las instrucciones dicen que deben permanecer de pie mientras están en dicho servicio. Otros se quejan porque regaña sin motivos, y otros más porque tienen tal o cual corte de cabello que él desaprueba.
¿Hasta cuándo estaremos así? No tengo ni idea. Lo cierto es que quien está sufriendo ahora mismo es la congregación entera.
¿Han escuchado, visto o vivido casos similares donde un anciano es a la vez un ungido prepotente?
Pues bien, resulta que ahora asiste a mi congregación y sucedió que en esta última Visita de Circuito, él mismo se propuso como candidato a Coordinador, y propuso a otro hermano como nuevo Secretario porque, según dijo, el actual era desordenado y no tenía la información al día. ¿Qué argumentos dio para justificar el cambio de coordinador? ¡Que él era ungido por espíritu santo!
Resulta que después de dejar de ser coordinador, este fulano entró en depresión. Y como el mundo estaba en plena pandemia, solo su esposa estuvo a su lado. El caso es que él se mudó a donde su hija por un tiempo y hace un par de años aterrizó en el territorio de mi congregación, un barrio creciente cerca de una zona franca donde la gente viene y se va por temas de trabajo, incluyendo a los siervos nombrados y sus familias.
En su primera Conmemoración participó de los emblemas. Los más veteranos de mi congregación son ancianos que no pasan de los 40 años, y él puede tener unos 54, aproximadamente. Y los ancianos más jóvenes tenemos poco tiempo en la congregación y aunque algunos tienen varios años de estar nombrados, están de paso, por llamarlo así. El caso es que por ser mayor que los demás, y por su condición de "ungido", el súper vio favorable el cambio, y todos los demás levantamos la mano en aprobación porque yo sospecho que a casi todos los presentes nos da igual ese tipo de cosas (éramos siete ancianos, ahora después de la visita se nombró a un octavo).
Cuento todo esto porque no han pasado tres meses y ya la congregación empieza a quejarse porque este fulano ungido se cree el propio Jesús, criticando a las publicadoras que se sientan mientras están en los carritos, incluso a las más viejitas e incluyendo a su esposa, porque las instrucciones dicen que deben permanecer de pie mientras están en dicho servicio. Otros se quejan porque regaña sin motivos, y otros más porque tienen tal o cual corte de cabello que él desaprueba.
¿Hasta cuándo estaremos así? No tengo ni idea. Lo cierto es que quien está sufriendo ahora mismo es la congregación entera.
¿Han escuchado, visto o vivido casos similares donde un anciano es a la vez un ungido prepotente?
«Las lenguas, como las religiones, viven de herejías».
— Miguel de Unamuno