Hola
Androide. Te doy mi bienvenida oficial.
Intercambiamos algunas opiniones de manera privada antes de que te animaras a presentarte. Algo que olvidé comentarte, y creo que no lo había contado antes, es que yo también pasé por una situación algo similar a la tuya.
En cierto momento de mi juventud fui censurado de manera privada, luego, unos tres meses después, reincidí en la misma situación y volví a recibir censura privada. Aquí ya puedes ver irregularidades. Por un lado, nunca se me hizo ninguna visita ni se me abordó luego de la primera censura para ver cómo estaba ni para ofrecerme ninguna ayuda para evitar la reincidencia. La segunda irregularidad es obvia, ¿censura sobre censura? Se supone que debía haber expulsión... creo que tuvieron en cuenta mi inexperiencia y que en ambos casos yo fui el que tomó la iniciativa en confesar, además de que me sentía realmente arrepentido. Mi pecado lo era solamente ante las normas TJ, para el resto del mundo son asuntos en los que nadie se mete, debo aclararlo.
En fin. Luego de eso, pasaron los meses y no se me ofreció ninguna ayuda ni visita... siguieron pasando los meses y yo me esforzaba por que se me levantasen las restricciones. Siempre me gustó comentar y era lo que más extrañaba, pues investigaba mucho y quería compartir con otros lo que encontraba. Pasó medio año, un año y nada... cuando les preguntaba a los ancianos me decían que no los abordara, que ellos me abordarían... comencé a aburrirme y me fui a visitar otras congregaciones... ni levantaba la mano para comentar, solamente asistía. Un día asistí al Estudio del Libro en otra congregación y no había quien leyera, me pidieron el favor a mí, y yo le expliqué al anciano mi situación. Me preguntó hacía cuánto tiempo había sucedido y si había vuelto a "pecar". Me dio vía libre para leer. Luego, en otra congregación, me atreví a levantar la mano (pidiéndole perdón a Jehová mentalmente) y comenté... terminé perdiendo el mido y ahora iba a otras congregaciones y participaba ya normalmente.
Para no hacer largo el cuento, luego terminé en un grupo de construcción; primero voluntario y luego nombrado. Como las construcciones eran generalmente en pueblos muy remotos con apenas unos pocos publicadores, pues nos usaban al máximo en las reuniones, aunque uno no fuese SM tenía que dirigir partes de las reuniones y así. Luego, cuando regresaba a casa, asistía a otra congregación donde habían pocos varones. Allí me pedían el favor de manejar el sonido, pues el SM encargado siempre llegaba tarde y estaban acostumbrados a iniciar sin sonido. El anciano de aquella congregación me dijo que si me trasladaba allí darían buen uso a mi "disponibilidad". Pues así fue, me pasé allí y fui nombrado rápidamente SM, al poco tiempo fui nombrado en construcción y luego Betel. Estando en Betel fui nombrado anciano. Luego de salir de Betel fui asignado a mi congregación original, donde había sido censurado originalmente.
Llegué como anciano, a pesar de que nunca se me levantaron las restricciones de las censuras de años atrás. Curioso, ¿no?
Tristemente esto me consumió años y años de mi vida. De haberme quedado quietecito no habría desperdiciado tanto tiempo buscando cumplir normas sectarias y escalar posiciones burocráticas. ¡Cómo me gustaría regresar a aquél año de la censura y haberme alejado de la secta! No haber sido SM ni anciano, ni estar en Betel... es pura basura.
Muchas veces el trato que recibes depende más del anciano que de las normas. Hay ancianos compasivos que te tratan con misericordia, y hay ancianos legalistas, fariseos, que aplican las normas de maneras extremas, causando más daños de los que ya de por sí causan las normas de la organización.
Mi recomendación es que no busques agradar a hombres. Si tu conciencia te molesta haz todo lo posible por reparar el daño que causaste, si te aceptan tus disculpas, perfecto, si no, no te desgastes, cámbiate de congregación, inactívate, desvanécete, piérdeteles del radar y disfruta de tu familia, de tu vida.
Espero leerte pronto.
Ubi dubium ibi libertas (Donde hay dudas hay libertad)
"La verdad nunca teme ser examinada, la mentira sí."