23 Jun, 2018, 11:53 AM
No sólo se han cometido matanzas "en el nombre de Dios". También en el nombre de ideologías ateas o seculares como el comunismo, el nazismo o el nacionalismo. Sólo en la II Guerra Mundial hubo 60 millones de muertos. También en el nombre de otros conceptos excelsos como "democracia", "justicia", "mi patria", "libertad", etc. Todo muy humano también. Y cuando a menudo se ha matado en el nombre de Dios, lo que subyace ha sido simple interés de poder político, tanto en el pasado, como ahora en el caso por ejemplo de la organización del llamado "Estado Islámico". Como dijo Aleksandr Solzhenitsyn, 1918-2008, escritor e historiador ruso: “Los fallos de la conciencia humana, privada de su dimensión divina, han sido un factor determinante en todos los grandes crímenes de este siglo” (Discurso en la concesión del Premio Templeton, 10 de mayo de 1983).
La religión bien entendida, en el sentido no de imponer nada, sino en el sentido de "búsqueda de Dios" y de ofrecer amor y esperanza, nunca puede causar daño al ser humano. Como lo expresa Hans Küng:
"Karl Marx estaba así mismo en lo cierto: la religión puede ser -y con frecuencia es- un opio para el pueblo, un medio de apaciguamiento y consuelo social, de represión. Puede ser, pero no tiene por qué. Puede ser también un medio de abarcadora ilustración y liberación social… En vez de la extinción de la religión a manos del socialismo ateo, tal y como fue proclamada en la teoría del opio del pueblo de Marx, en la actualidad se experimenta con frecuencia un nuevo renacer religioso, incluso en los antiguos países socialistas. Para muchas personas hoy día el verdadero opio del pueblo, el verdadero consuelo interesado, resultó ser la revolución soviética…".
La religión bien entendida, en el sentido no de imponer nada, sino en el sentido de "búsqueda de Dios" y de ofrecer amor y esperanza, nunca puede causar daño al ser humano. Como lo expresa Hans Küng:
"Karl Marx estaba así mismo en lo cierto: la religión puede ser -y con frecuencia es- un opio para el pueblo, un medio de apaciguamiento y consuelo social, de represión. Puede ser, pero no tiene por qué. Puede ser también un medio de abarcadora ilustración y liberación social… En vez de la extinción de la religión a manos del socialismo ateo, tal y como fue proclamada en la teoría del opio del pueblo de Marx, en la actualidad se experimenta con frecuencia un nuevo renacer religioso, incluso en los antiguos países socialistas. Para muchas personas hoy día el verdadero opio del pueblo, el verdadero consuelo interesado, resultó ser la revolución soviética…".