16 Jan, 2019, 04:40 PM
Todo el tiempo me sentí mal por ese sentimiento oculto que tenía al tocar una puerta durante la predicación y desear que nadie abriera. Tocaba suave a propósito para que no me escucharan y con suerte mi compañera no se daba cuenta, pero a veces me decía: toque más duro, tal vez no le oyeron. Ahí aprendí el truco de usar una moneda que sí me ha servido varias veces en otras situaciones fuera de la predicación hehe.
Me alegraba cuando veía una casa con todas las ventanas cerradas porque era obvio que no había nadie en casa y ahí si tocaba duro jaja y me quedaba más tiempo ahí tocando a propósito para matar tiempo. También me alegraba cuando veía que venía un tramo largo por recorrer donde no había casas o cuando en el resto de casas de ese pasaje había ya otros hermanos predicando.
Ahora veo que no era la única lo que pasa es que nadie se va a atrever a confesar que va tocando las puertas deseando que nadie abra.
Me alegraba cuando veía una casa con todas las ventanas cerradas porque era obvio que no había nadie en casa y ahí si tocaba duro jaja y me quedaba más tiempo ahí tocando a propósito para matar tiempo. También me alegraba cuando veía que venía un tramo largo por recorrer donde no había casas o cuando en el resto de casas de ese pasaje había ya otros hermanos predicando.
Ahora veo que no era la única lo que pasa es que nadie se va a atrever a confesar que va tocando las puertas deseando que nadie abra.