25 Mar, 2019, 11:22 AM
Uuuhh historias de historias en mis más de 25 años dentro, desde la de mis propios padres, en la que a una hermanita de esas que luego son precursoras no le importó que mi papá fuera casado y a él no le importó que era anciano, hasta la esposa del anciano cuyas visitas a la casa del otro anciano para llevar el informe de la congregación se hicieron tan frecuentes y descaradas que luego los vecinos de todo el pasaje donde estaba esa casa, se negaban a escuchar el mensaje de la indignación. Y así puedo seguir por el hermanito que parecía tan espiritual y daba tremendos discursos y tenía dos niñas muy lindas y ejemplares pero dejó a su esposa por una no tj casi 15 años menor o el otro que también daba tremendas conferencias pero en casa le pegaba a su esposa. Todos estos y muchíiiiisimos otros que conozco por nombre y apellido que terminaron en divorcio. Dramas de los que bien saldrían varias novelas de esas baratas.
Si, entiendo que esto pasa en todos lados, que en general los índices de divorcio son altos pero entonces que no me vengan con el cuento de que: este es el pueblo de Jehová, que aquí todo es perfecto, que este es el paraíso espiritual y que no le mientan a la gente en la predicación prometiéndoles que su vida familiar irá de maravilla si se hacen testigos.
Ya he comentado antes que siendo tj nunca dudé ni cuestioné las doctrinas de la organización, por muy absurdas que fueran sino que lo que me hizo dejar de ir a las reuniones en un principio fue ver todo este tipo de situaciones, hipocresía y vivir de apariencias. De que servían todas esas horas "estudiando" la talaya y libros y asambleas y estudios si las familias, empezando por la mía, se desmoronaban ante nuestros propios ojos y las que no, las que aparentaban dicha y felicidad en el salón, luego uno se enteraba que a puertas cerradas era el vivo infierno.
Ahí fue que dije: No más, gracias.
Si, entiendo que esto pasa en todos lados, que en general los índices de divorcio son altos pero entonces que no me vengan con el cuento de que: este es el pueblo de Jehová, que aquí todo es perfecto, que este es el paraíso espiritual y que no le mientan a la gente en la predicación prometiéndoles que su vida familiar irá de maravilla si se hacen testigos.
Ya he comentado antes que siendo tj nunca dudé ni cuestioné las doctrinas de la organización, por muy absurdas que fueran sino que lo que me hizo dejar de ir a las reuniones en un principio fue ver todo este tipo de situaciones, hipocresía y vivir de apariencias. De que servían todas esas horas "estudiando" la talaya y libros y asambleas y estudios si las familias, empezando por la mía, se desmoronaban ante nuestros propios ojos y las que no, las que aparentaban dicha y felicidad en el salón, luego uno se enteraba que a puertas cerradas era el vivo infierno.
Ahí fue que dije: No más, gracias.