18 Jul, 2019, 10:52 PM
Me suena a apología del delito (estás escalando en estos temas, ojo). En todo caso, me gustaría pensar que Jesús estaría más de acuerdo con la posición budista que con la que preconizas tú.
La hostilidad, por ejemplo, hay que controlarla de manera que neutralice eficazmente a un individuo perjudicial sin por ello dar libre curso a una violencia inmoderada y cruel que las circunstancias no justifican en ningún caso. Según el budismo, la hostilidad siempre es negativa porque engendra o perpetúa el odio. Es perfectamente posible llevar a cabo una acción firme y decidida para neutralizar a una persona peligrosa sin experimentar el menor rastro de odio. Un día le preguntaron al Dalai Lama cuál sería la conducta más apropiada si un delincuente entrara en la habitación y amenazara a sus ocupantes con un revólver. Él respondió medio en serio, medio en broma: «Yo le dispararía a las piernas para neutralizarlo y luego me acercaría para acariciarle la cabeza y ocuparme de él». Sabía muy bien que la realidad no siempre es tan sencilla, pero deseaba hacer comprender que una acción enérgica bastaba y que añadir odio no solo era inútil, sino también nefasto.
Extracto de En defensa de la felicidad, por Matthieu Ricard.
La hostilidad, por ejemplo, hay que controlarla de manera que neutralice eficazmente a un individuo perjudicial sin por ello dar libre curso a una violencia inmoderada y cruel que las circunstancias no justifican en ningún caso. Según el budismo, la hostilidad siempre es negativa porque engendra o perpetúa el odio. Es perfectamente posible llevar a cabo una acción firme y decidida para neutralizar a una persona peligrosa sin experimentar el menor rastro de odio. Un día le preguntaron al Dalai Lama cuál sería la conducta más apropiada si un delincuente entrara en la habitación y amenazara a sus ocupantes con un revólver. Él respondió medio en serio, medio en broma: «Yo le dispararía a las piernas para neutralizarlo y luego me acercaría para acariciarle la cabeza y ocuparme de él». Sabía muy bien que la realidad no siempre es tan sencilla, pero deseaba hacer comprender que una acción enérgica bastaba y que añadir odio no solo era inútil, sino también nefasto.
Extracto de En defensa de la felicidad, por Matthieu Ricard.
Ubi dubium ibi libertas (Donde hay dudas hay libertad)
"La verdad nunca teme ser examinada, la mentira sí."