25 Sep, 2019, 01:05 PM
En cuanto al posterior comentario de Formerwitness:
Me alegra ver que has abandonado la idea de llamar asesinos a los TJ. Ahora dices que los miembros de esta organización “son capaces de hasta negar el saludo a antiguos hermanos y amigos suyos”. Vamos mejorando. Antes decías que eran capaces de matarlos si las leyes lo permitieran.
Que estés o no de acuerdo con la doctrina bíblica de la expulsión, tal y como la entienden los TJ, me parece perfecto. Eres libre de decidir si te parece bien o te parece mal. Pero, si no te importa, deja que los demás también elijan. Puede a ellos, igual que a ti cuando te hiciste TJ, no les parezca mal.
Si tú un día decidiste hacer TJ, lo hiciste con todas las consecuencias. Luego si te lo pensaste mejor, discrepabas de sus doctrinas y renunciaste, también debes asumir las consecuencias, más aun cuando eras conocedor de ellas. Fuiste tú quien un día dijo que quería ser TJ y otro día que quería dejar de serlo. Nadie te obligó a ninguna de las dos cosas… ¿Pretendes tomar decisiones y no asumir las consecuencias de ellas? Es como si yo un día me compro una vivienda de 200 mil euros pidiendo un préstamo hipotecario a 30 años, y después de 10 años me arrepiento. ¿Te crees que con renunciar a la posesión de tal vivienda ya lo arreglas todo? No, amigo mío. Tendrás que asumir las consecuencias de tu decisión. Tendrás que pagar los 30 años… o liquidar lo que te quede por pagar… O sea, tendrás que hacer lo que el contrato que has firmado con el banco dice que tienes que hacer. Como no lo hagas, perderás la vivienda, te embargarán todas tus otras propiedades e incluso tu sueldo… y eso es para toda tu vida.
No sé si vives en un mundo en el que un día tomas una decisión y otro la contraria y no te pasa nada… Pero, en el mundo real, uno recoge las consecuencias de sus decisiones. Cuando te hiciste TJ conocías lo que era la expulsión, estás citando publicaciones del año 1952… no es una cosa nueva. La conocías y te pareció bien. Si ahora has cambiado de opinión el problema es tuyo. Deja de lloriquear y asume las consecuencias de tus decisiones.
Me alegra ver que has abandonado la idea de llamar asesinos a los TJ. Ahora dices que los miembros de esta organización “son capaces de hasta negar el saludo a antiguos hermanos y amigos suyos”. Vamos mejorando. Antes decías que eran capaces de matarlos si las leyes lo permitieran.
Que estés o no de acuerdo con la doctrina bíblica de la expulsión, tal y como la entienden los TJ, me parece perfecto. Eres libre de decidir si te parece bien o te parece mal. Pero, si no te importa, deja que los demás también elijan. Puede a ellos, igual que a ti cuando te hiciste TJ, no les parezca mal.
Si tú un día decidiste hacer TJ, lo hiciste con todas las consecuencias. Luego si te lo pensaste mejor, discrepabas de sus doctrinas y renunciaste, también debes asumir las consecuencias, más aun cuando eras conocedor de ellas. Fuiste tú quien un día dijo que quería ser TJ y otro día que quería dejar de serlo. Nadie te obligó a ninguna de las dos cosas… ¿Pretendes tomar decisiones y no asumir las consecuencias de ellas? Es como si yo un día me compro una vivienda de 200 mil euros pidiendo un préstamo hipotecario a 30 años, y después de 10 años me arrepiento. ¿Te crees que con renunciar a la posesión de tal vivienda ya lo arreglas todo? No, amigo mío. Tendrás que asumir las consecuencias de tu decisión. Tendrás que pagar los 30 años… o liquidar lo que te quede por pagar… O sea, tendrás que hacer lo que el contrato que has firmado con el banco dice que tienes que hacer. Como no lo hagas, perderás la vivienda, te embargarán todas tus otras propiedades e incluso tu sueldo… y eso es para toda tu vida.
No sé si vives en un mundo en el que un día tomas una decisión y otro la contraria y no te pasa nada… Pero, en el mundo real, uno recoge las consecuencias de sus decisiones. Cuando te hiciste TJ conocías lo que era la expulsión, estás citando publicaciones del año 1952… no es una cosa nueva. La conocías y te pareció bien. Si ahora has cambiado de opinión el problema es tuyo. Deja de lloriquear y asume las consecuencias de tus decisiones.