28 Apr, 2020, 12:53 PM
Recuerdo la vez que yo mismo sufrí una crisis grave de depresión. Aunque uno de los ancianos me recomendó visitar un psicólogo, yo me rehusaba diciendo: "Los Testigos tenemos al mejor psicólogo, no tiene sentido que yo vaya a uno 'del mundo'. ¿Qué me va a decir un mundano? ¿Si ustedes los ancianos no me pueden ayudar, entonces quién?".
Solamente acepté visitar un psicólogo si éste era también Testigo. Y así fue, me llevaron al psicólogo de cabecera de Betel (en el blog de Hildebrando comenté algo sobre él) quien me recetó medicamentos. El consejo que me dio fue redoblar mi actividad, lo que me llevó a pasar rápidamente por construcción de salones, betel, y anciano.
Me gustaría documentar lo que mencionas, para demostrar que la organización sí ha desaconsejado explícitamente buscar ayuda profesional.
La ¡Despertad! del 22 de mayo de 1960, en la página 26, presenta el tema: "¿Debería consultar el cristiano a un psiquiatra?".
Aunque ni en la Watchtower Library o JW Library ni Watchtower Library Online se incluye esta revista, sí se encuentra en la Watchtower Library Bethel Edition. La revista escaneada del original puede descargarse aquí:
22 Mayo 1960.pdf
https://mega.nz/file/9MxAWbKJ#f4Giunbzm-...eKvQMg-Jls
A continuación algunos fragmentos relevantes.
*** g60 22/5 págs. 26-27 ¿Debería consultar el cristiano a un psiquiatra? ***
[...] Como regla, el que un cristiano vaya a un psiquiatra mundano es admitir la derrota, equivale a ‘bajar a Egipto por ayuda.’—Isa. 31:1.
[...]
A menudo, cuando un testigo de Jehová consulta a un psiquiatra, el psiquiatra trata de persuadirlo de que sus dificultades son causadas por su religión, pasando por alto enteramente el hecho de que los testigos cristianos de Jehová son el grupo de personas mejor orientado, el más feliz y el más contento sobre la faz de la tierra. Se llevan mejor unos con otros que la gente de cualquier otra religión, tribu o grupo social. Ellos son los que menos necesitan psiquiatras. [...]
[...] Si ha pecado gravemente quizás necesite confesarlo a Dios y a los siervos responsables de la congregación y someterse a acción disciplinaria. Quizás esto resulte humillante, pero, ¿no es mejor tener tranquilidad de ánimo y la esperanza de vida eterna que sacrificar las cosas importantísimas en el altar de nuestro orgullo, viviendo una vida miserable y que la muerte lo termine todo?—Sal. 103:12-14; 1 Juan 2:1.
A menudo cuando el cristiano está perturbado mentalmente o acosado de problemas emocionales es porque no ha estado comunicándose con sus asociados de la sociedad del nuevo mundo. Tal vez haya estado efectuando mucho pensar concentrado en sí mismo acerca de sus problemas, preocupándose y andando en círculos, por decirlo así. Con toda probabilidad también ha estado desatendiendo la oración. Aun puede ser que sus oraciones sólo hayan sido rutina y que no haya desarrollado la intimidad con Jehová dirigiéndose frecuentemente a Dios en oración.—Fili. 4:6, 7.
[...]
En realidad, pudiera decirse que por lo menos noventa y nueve veces de cien cuando el cristiano pregunta: ¿Debería yo consultar a un psiquiatra?, debería estar consultando a algún cristiano maduro, en armonía con el consejo de Santiago (5:14-16): “¿Hay alguien enfermo [es decir, espiritualmente] entre ustedes? Que llame a los hombres de mayor edad de la congregación a él, y que éstos oren sobre él, frotándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También si ha cometido pecados, se le perdonará. Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que sean curados.”
Sí, lo que se necesita en tales ocasiones no es un psiquiatra mundano que tal vez desconozca enteramente el cambio que la verdad y el espíritu de Dios han efectuado en la vida de uno y que no sabe nada del poder de ellos para ayudarlo a uno a ponerse una nueva personalidad cristiana. Más bien, lo que se necesita es un cristiano maduro en quien uno tenga confianza y que esté interesado vitalmente en el bienestar de uno y que no se retraiga de administrar la reprensión y consejos que se necesitan.—Pro. 27:6.
Solamente acepté visitar un psicólogo si éste era también Testigo. Y así fue, me llevaron al psicólogo de cabecera de Betel (en el blog de Hildebrando comenté algo sobre él) quien me recetó medicamentos. El consejo que me dio fue redoblar mi actividad, lo que me llevó a pasar rápidamente por construcción de salones, betel, y anciano.
(27 Mar, 2019, 11:36 AM)Demofonte escribió: Ellos no son especialistas en nada, pero creen que están por encima de la ciencia, de la medicina, de la psicología....ellos saben más que nadie, ellos tienen la verdad absoluta, la gente del mundo es ignorante e inculta. Esto último lo piensan y lo dicen tal cual, es algo que siempre he escuchado.
Me gustaría documentar lo que mencionas, para demostrar que la organización sí ha desaconsejado explícitamente buscar ayuda profesional.
La ¡Despertad! del 22 de mayo de 1960, en la página 26, presenta el tema: "¿Debería consultar el cristiano a un psiquiatra?".
Aunque ni en la Watchtower Library o JW Library ni Watchtower Library Online se incluye esta revista, sí se encuentra en la Watchtower Library Bethel Edition. La revista escaneada del original puede descargarse aquí:
22 Mayo 1960.pdf
https://mega.nz/file/9MxAWbKJ#f4Giunbzm-...eKvQMg-Jls
A continuación algunos fragmentos relevantes.
*** g60 22/5 págs. 26-27 ¿Debería consultar el cristiano a un psiquiatra? ***
[...] Como regla, el que un cristiano vaya a un psiquiatra mundano es admitir la derrota, equivale a ‘bajar a Egipto por ayuda.’—Isa. 31:1.
[...]
A menudo, cuando un testigo de Jehová consulta a un psiquiatra, el psiquiatra trata de persuadirlo de que sus dificultades son causadas por su religión, pasando por alto enteramente el hecho de que los testigos cristianos de Jehová son el grupo de personas mejor orientado, el más feliz y el más contento sobre la faz de la tierra. Se llevan mejor unos con otros que la gente de cualquier otra religión, tribu o grupo social. Ellos son los que menos necesitan psiquiatras. [...]
[...] Si ha pecado gravemente quizás necesite confesarlo a Dios y a los siervos responsables de la congregación y someterse a acción disciplinaria. Quizás esto resulte humillante, pero, ¿no es mejor tener tranquilidad de ánimo y la esperanza de vida eterna que sacrificar las cosas importantísimas en el altar de nuestro orgullo, viviendo una vida miserable y que la muerte lo termine todo?—Sal. 103:12-14; 1 Juan 2:1.
A menudo cuando el cristiano está perturbado mentalmente o acosado de problemas emocionales es porque no ha estado comunicándose con sus asociados de la sociedad del nuevo mundo. Tal vez haya estado efectuando mucho pensar concentrado en sí mismo acerca de sus problemas, preocupándose y andando en círculos, por decirlo así. Con toda probabilidad también ha estado desatendiendo la oración. Aun puede ser que sus oraciones sólo hayan sido rutina y que no haya desarrollado la intimidad con Jehová dirigiéndose frecuentemente a Dios en oración.—Fili. 4:6, 7.
[...]
En realidad, pudiera decirse que por lo menos noventa y nueve veces de cien cuando el cristiano pregunta: ¿Debería yo consultar a un psiquiatra?, debería estar consultando a algún cristiano maduro, en armonía con el consejo de Santiago (5:14-16): “¿Hay alguien enfermo [es decir, espiritualmente] entre ustedes? Que llame a los hombres de mayor edad de la congregación a él, y que éstos oren sobre él, frotándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También si ha cometido pecados, se le perdonará. Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que sean curados.”
Sí, lo que se necesita en tales ocasiones no es un psiquiatra mundano que tal vez desconozca enteramente el cambio que la verdad y el espíritu de Dios han efectuado en la vida de uno y que no sabe nada del poder de ellos para ayudarlo a uno a ponerse una nueva personalidad cristiana. Más bien, lo que se necesita es un cristiano maduro en quien uno tenga confianza y que esté interesado vitalmente en el bienestar de uno y que no se retraiga de administrar la reprensión y consejos que se necesitan.—Pro. 27:6.
Ubi dubium ibi libertas (Donde hay dudas hay libertad)
"La verdad nunca teme ser examinada, la mentira sí."