21 Feb, 2021, 10:57 PM
Voy con mi experiencia.
Uno de los primeros privilegios que tuve mucho antes de siervo ministerial. Al principio me daba un orgullo tremendo el saber que tenía el privilegio de administrador de los bienes del amo. Realmente lo hacía lo mejor que podía, me quedaba de último en el salón para recoger las donaciones, recuerdo que incluso una vez hasta me dejó el último bus del transporte público y me tuve que regresar a eso de las 9 de la noche a mi casa que quedaba como a 2 km del Salón.
Luego me mudé de congregación y ahí solo me usaban para firmar el recibo, contaba junto con el hermano el dinero y ponía mi firmita validando el recibo. Tiempo después este hermano lo removieron ya que se dieron cuenta de que había transacciones que no se reportaban en las hojas de cuentas, depósitos que se acumulaban hasta un mes máximo, en fin todo era un desastre, había dinero pero tenía que hacerse una auditoría para ver la cantidad real y saber si había falta o sobraba. Bueno después que resolvieron el asunto y le dieron el "Te vas" al hermano, yo me quedé con las cuentas. En eso estaba cuando fui nombrado siervo ministerial, creo que mi mejor carta de recomendación era que llevaba las cuentas al centavo. Y para esas mismas fechas para desgracia de la organización (ya que surgió un apóstata más) empecé a abrir los ojos.
Una de las primeras cosas que vi raras y me hizo pensar en que había algo raro en la organización era de que en mi salón del Reino, hubo una remodelación de sillas. Aquí en mi país las sillas no van atornilladas al piso sino que son móviles, de plástico. Debido a eso el cuerpo de ancianos de mi congregación, dijo que todos los publicadores se podían llegar las sillas viejas que quisieran, a cambio de hacer una donación que serviria para cubrir el mismo coste de las sillas nuevas. En una sola reunión los hermanos dieron un total de $118,50 no se me olvida la cantidad jeje. Para no cansarlos, se recibió de las "donaciones para las sillas" un total de $279, eso se recibió en tan solo 4 reuniones. Pues que creen? El coordinador aún seguía insistiendo en que los hermanos siguieran donando. Aún habían sillas que los hermanos no se habían llevado, pero la cantidad ya era grande de dinero. $279 y para eso debo de aclarar que las sillas fueron donadas, o sea que no se tenía que reponer ese dinero!!! Y aún así seguía el hermano insistiendo en seguir recogiendo dinero.
Hasta que yo le dije que ya estaba bueno que le parara si al fin y al cabo era una donación no era venta de sillas cuya meta era terminarlas. Total si los hermanos aún querían sillas que las tomaran y ya, ya había suficiente dinero. Esa fue tal vez mi primer acto de rebeldía apóstata jaja. Pues de esos $279 se enviaron nada más que $200 dólares para la obra mundial, si señores $200 que la sucursal se embolsó sin sudar ni una gota. En vez de usar esos $279 para el mismo salón o para un fondo de socorro cómo los que tenían en tiempos de los apóstoles, nada de eso.
Mi segunda experiencia fue ahí mismo. Nos tocaba que hacer limpieza en el Salón de Asamblea, para ello los hermanos contrataron a alguien que nos llevara en un pick up nos cobraría $40 por el viaje. Los ancianos reunieron a los hermanos más adinerados de la congregación para decirles que por favor, pudieran donar para que los hermanos que querían ir a hacer limpieza, no pagaran nada. Donaron $45, se hizo el recibo... Y mi sorpresa fue que el coordinador me dijo: haz el recibo y dale la mitad ingreso a la obra mundial. ¿Cómo? Si, a la obra mundial.
El día que fuimos a hacer limpieza, se nos dijo (yo era uno de los que fui) que aunque los hermanos ya habían donado para el pasaje que nosotros igual teníamos que dar una donación, que nada de gratis imagínense... O sea que fue una estafa para los hermanos. Nosotros tuvimos que poner la mitad que ya había sido depositada para la obra mundial. Sentí una cólera, pero aún no me atrevía a decir nada. Luego cambie de congregación y acá va otra historia..
Uno de los primeros privilegios que tuve mucho antes de siervo ministerial. Al principio me daba un orgullo tremendo el saber que tenía el privilegio de administrador de los bienes del amo. Realmente lo hacía lo mejor que podía, me quedaba de último en el salón para recoger las donaciones, recuerdo que incluso una vez hasta me dejó el último bus del transporte público y me tuve que regresar a eso de las 9 de la noche a mi casa que quedaba como a 2 km del Salón.
Luego me mudé de congregación y ahí solo me usaban para firmar el recibo, contaba junto con el hermano el dinero y ponía mi firmita validando el recibo. Tiempo después este hermano lo removieron ya que se dieron cuenta de que había transacciones que no se reportaban en las hojas de cuentas, depósitos que se acumulaban hasta un mes máximo, en fin todo era un desastre, había dinero pero tenía que hacerse una auditoría para ver la cantidad real y saber si había falta o sobraba. Bueno después que resolvieron el asunto y le dieron el "Te vas" al hermano, yo me quedé con las cuentas. En eso estaba cuando fui nombrado siervo ministerial, creo que mi mejor carta de recomendación era que llevaba las cuentas al centavo. Y para esas mismas fechas para desgracia de la organización (ya que surgió un apóstata más) empecé a abrir los ojos.
Una de las primeras cosas que vi raras y me hizo pensar en que había algo raro en la organización era de que en mi salón del Reino, hubo una remodelación de sillas. Aquí en mi país las sillas no van atornilladas al piso sino que son móviles, de plástico. Debido a eso el cuerpo de ancianos de mi congregación, dijo que todos los publicadores se podían llegar las sillas viejas que quisieran, a cambio de hacer una donación que serviria para cubrir el mismo coste de las sillas nuevas. En una sola reunión los hermanos dieron un total de $118,50 no se me olvida la cantidad jeje. Para no cansarlos, se recibió de las "donaciones para las sillas" un total de $279, eso se recibió en tan solo 4 reuniones. Pues que creen? El coordinador aún seguía insistiendo en que los hermanos siguieran donando. Aún habían sillas que los hermanos no se habían llevado, pero la cantidad ya era grande de dinero. $279 y para eso debo de aclarar que las sillas fueron donadas, o sea que no se tenía que reponer ese dinero!!! Y aún así seguía el hermano insistiendo en seguir recogiendo dinero.
Hasta que yo le dije que ya estaba bueno que le parara si al fin y al cabo era una donación no era venta de sillas cuya meta era terminarlas. Total si los hermanos aún querían sillas que las tomaran y ya, ya había suficiente dinero. Esa fue tal vez mi primer acto de rebeldía apóstata jaja. Pues de esos $279 se enviaron nada más que $200 dólares para la obra mundial, si señores $200 que la sucursal se embolsó sin sudar ni una gota. En vez de usar esos $279 para el mismo salón o para un fondo de socorro cómo los que tenían en tiempos de los apóstoles, nada de eso.
Mi segunda experiencia fue ahí mismo. Nos tocaba que hacer limpieza en el Salón de Asamblea, para ello los hermanos contrataron a alguien que nos llevara en un pick up nos cobraría $40 por el viaje. Los ancianos reunieron a los hermanos más adinerados de la congregación para decirles que por favor, pudieran donar para que los hermanos que querían ir a hacer limpieza, no pagaran nada. Donaron $45, se hizo el recibo... Y mi sorpresa fue que el coordinador me dijo: haz el recibo y dale la mitad ingreso a la obra mundial. ¿Cómo? Si, a la obra mundial.
El día que fuimos a hacer limpieza, se nos dijo (yo era uno de los que fui) que aunque los hermanos ya habían donado para el pasaje que nosotros igual teníamos que dar una donación, que nada de gratis imagínense... O sea que fue una estafa para los hermanos. Nosotros tuvimos que poner la mitad que ya había sido depositada para la obra mundial. Sentí una cólera, pero aún no me atrevía a decir nada. Luego cambie de congregación y acá va otra historia..
"A nadie le gusta que lo despierten cuando duerme"
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