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Ancianos que se ganaron tu respeto, cariño o admiración
#1

Ya hemos hablado mucho de los ancianetes pedantes, entrometidos, que por su puesto abundan en el ambiente testiguil.

Pero no olvidemos que detrás de un robot sectario programado, hay una persona adentro, y a veces hay una lucha interna entre la verdadera personalidad del individuo contra su personalidad impuesta por la secta. Dicho esto, sépase que si hablamos de este tema, ancianos que sí se ganaron nuestro respeto, cariño o admiración, es por lo que eran como personas, no por lo que les haya enseñado en sí la secta, por si alguien quisiera decir que no hay ancianos buenos, lo cual en cierto punto es cierto, lo que hay son buenas personas que desafortunadamente son ancianos.

En mi caso, recuerdo a un fontanero, que dedicó toda su vida a la secta desde que entró, en cuanto se jubiló se hizo precursor regular y lleva así ya casi dos décadas, llegó a ser anciano de congregación como a los 55 años, y se gastaba por las personas, daba de sus recursos no solo a la organización, que evidentemente eso me importa un diantre, sino que compartía a los hermanos necesitados, aun cuando él no tenía mucho.

Siendo ancianete, le gustaba participar como acomodador, era el único anciano que servía como tal, todos los demás argumentaban que a los ancianos les tocaba la enseñanza, se ofrecía para ser acomodador en asambleas, aun cuando ya era adulto de la tercera edad. Dado que era jubilado, muchos hermanos acudían a él en cualquier hora del día, para contarles sus problemas, era muy accesible. Todos los fines de semana, llevaba algo de hospitalidad para el discursante, todos los fines de semana sin excepción. También le entraba duro a los proyectos de construcción, era muy consciente de sus limitaciones, no se creía mejor persona.

Cuando se trataba de cuidar un enfermo en el hospital, él se apuntaba inmediatamente, ni parecía anciano, era tan humilde y dedicado, que parecería que estaba trabajando para ser siervo ministerial, pero siempre era así.

No le gustaba anotarse horas de predicación por los discursos públicos que daba, siempre decía que eso no era predicar en su opinión. ¿Por qué dejó de ser anciano? Nunca estuvo de acuerdo con la doctrina del ostracismo a los expulsados, siempre creyó que era una interpretación extrema por parte de la organización, por razones similares no estaba de acuerdo con que se realizaran comités judiciales, en su opinión decía que las ovejas podrían entender con consejo amoroso. Esas fueron sus opiniones personales, pero llegó el día en que surgió un caso en su casa, de una de sus hijas que se vio envuelta en un pecado, y le dieron el famoso ultimátum al hermano: o correrla de su casa, o dejar de ser anciano. Hoy el hermano, a sus 75 o más años, no es anciano, pero es feliz predicando, y cuidando de un hermoso nieto, producto de aquello que algunos llaman “pecado”, también tiene buena relación con su yerno.


¿Recuerdan a algún hombre que, a pesar de ser anciano, se ganó su respeto o admiración, o cariño?
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