28 Mar, 2022, 04:15 AM
Pues en mi caso....El golpe en la mesa si me funcionó.
Fue tan contundente para un anciano acompañado del viajante en turno, que ambos salieron creo que aterrorizados de sentir mi indignación, mis cuestionamientos, mi sincera pero inesperada rebeldía, que han de ver pensado estaban ante un verdadero demonio.
Tanto es así que ya pasaron cinco años sin pisar mi casa ni buscarnos ni a mi ni a mi familia.
Desde luego debieron haber regado por todo el circuito el terrible caso de peligro a su santa espiritualidad , y desde luego, evitarían hablar de su propia cobardía para enfrentar el verdadero meollo del asunto. Ocultamiento de un caso de abuso sexual a un menor.
Así que no hubo expulsión, ni nada que evite un saludo o una visita.
Solo fueron los ancianos y los viajantes los que se ausentaron solos de nuestras vidas. Gracias por eso.
Perdimos lo que creíamos eran amigos, pero que han demostrado nunca lo fueron en realidad.
Y lo cierto es que no nos han hecho falta, ni ellos, ni las reuniones.
Nuestra vida sigue sin ellos y ahí dentro solo siguen esperando un "pronto" que nunca llega.
Solo nos pegó duro la decepción, la desilusión de abrir los ojos a una realidad que no esperábamos, pero el tiempo cura eso también.
Así que a veces y si hay una buena razón para dar un fuerte golpe en la mesa, pues darlo tan fuerte que tiemblen, que huyan ellos, que sepan que si se acercan, son ellos los que saldrán para no tratar de volver.
Fue tan contundente para un anciano acompañado del viajante en turno, que ambos salieron creo que aterrorizados de sentir mi indignación, mis cuestionamientos, mi sincera pero inesperada rebeldía, que han de ver pensado estaban ante un verdadero demonio.
Tanto es así que ya pasaron cinco años sin pisar mi casa ni buscarnos ni a mi ni a mi familia.
Desde luego debieron haber regado por todo el circuito el terrible caso de peligro a su santa espiritualidad , y desde luego, evitarían hablar de su propia cobardía para enfrentar el verdadero meollo del asunto. Ocultamiento de un caso de abuso sexual a un menor.
Así que no hubo expulsión, ni nada que evite un saludo o una visita.
Solo fueron los ancianos y los viajantes los que se ausentaron solos de nuestras vidas. Gracias por eso.
Perdimos lo que creíamos eran amigos, pero que han demostrado nunca lo fueron en realidad.
Y lo cierto es que no nos han hecho falta, ni ellos, ni las reuniones.
Nuestra vida sigue sin ellos y ahí dentro solo siguen esperando un "pronto" que nunca llega.
Solo nos pegó duro la decepción, la desilusión de abrir los ojos a una realidad que no esperábamos, pero el tiempo cura eso también.
Así que a veces y si hay una buena razón para dar un fuerte golpe en la mesa, pues darlo tan fuerte que tiemblen, que huyan ellos, que sepan que si se acercan, son ellos los que saldrán para no tratar de volver.
Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo. Napoleón Bonaparte.