04 Apr, 2022, 09:04 PM
Yo una vez conversaba con un hermano que servía en una una congregación pequeña, en un pueblito. De esas congregaciones denominadas congregaciones de mayor necesidad.
Para ese entonces ya se empezaba a poner de moda lo de la tecnología en la organización y ya era necesario contar con una computadora en el Salón del Reino para usar la JW library y descargar las publicaciones. Resulta que un vecino que vivía a la par de la casita que se usaba como Salón del Reino, era simpatizante de la organización y se dió cuenta del problema que tenían los hermanos para descargar las publicaciones y los cánticos para usarlos en las reuniones, ya que estos hermanos tenían que ir previamente a un cibercafé a descargar todo lo que se iba a usar. El vecino tenía Internet residencial, de unos 20 megas (aquí en El Salvador es una velocidad aceptable) y le dijo al hermano de que les iba a dar la clave del WiFi de su casa para que lo usaran para las reuniones y así se evitaran inconvenientes. Recuerdo que el hermano, con aires de que había hecho la acción más honrada del mundo me dijo: "Aunque la oferta era buena, pero no la podíamos aceptar, ya que es un acto de falta de honradez usar la red de Internet de una persona. Íbamos a manchar el nombre de Jehová. Así que tuvimos que decirle al vecino que muchísimas gracias pero que no podíamos aceptar su propuesta". Para ese entonces yo aún estaba adoctrinado pero aún así recuerdo de que en mis adentros dije: "Qué hermano más bobo".
Para ese entonces ya se empezaba a poner de moda lo de la tecnología en la organización y ya era necesario contar con una computadora en el Salón del Reino para usar la JW library y descargar las publicaciones. Resulta que un vecino que vivía a la par de la casita que se usaba como Salón del Reino, era simpatizante de la organización y se dió cuenta del problema que tenían los hermanos para descargar las publicaciones y los cánticos para usarlos en las reuniones, ya que estos hermanos tenían que ir previamente a un cibercafé a descargar todo lo que se iba a usar. El vecino tenía Internet residencial, de unos 20 megas (aquí en El Salvador es una velocidad aceptable) y le dijo al hermano de que les iba a dar la clave del WiFi de su casa para que lo usaran para las reuniones y así se evitaran inconvenientes. Recuerdo que el hermano, con aires de que había hecho la acción más honrada del mundo me dijo: "Aunque la oferta era buena, pero no la podíamos aceptar, ya que es un acto de falta de honradez usar la red de Internet de una persona. Íbamos a manchar el nombre de Jehová. Así que tuvimos que decirle al vecino que muchísimas gracias pero que no podíamos aceptar su propuesta". Para ese entonces yo aún estaba adoctrinado pero aún así recuerdo de que en mis adentros dije: "Qué hermano más bobo".
"A nadie le gusta que lo despierten cuando duerme"
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