05 May, 2022, 11:38 PM
Bueno, lo que les voy a contar quizá algunos lo vean un poco morboso, pero sucedió.
Después de dar un discurso en una asamblea me dijeron que una hermana quería saludarme, generalmente cuando discursaba me quedaba en la sección de la plataforma hasta que termine esa parte del programa, siempre acompañado de mi esposa. El caso es que esta "hermana" resultó ser un amor furtivo de mi adolescencia mucho antes de que yo llegue a ser TJ.
Y bueno este asunto pues simplemente no se lo había comentado a mi esposa. Primero porque había sucedido hacia muchísimos años atrás cuando ni nos imaginábamos que íbamos a ser TJ’s con el tiempo, segundo porque no consideré necesario decírselo a mi esposa por el tiempo transcurrido y tercero, ¡quien se iba a imaginar que la persona con quien aprendiste lo maravilloso que es el placer sexual te la ibas a encontrar después de muchos años en una asamblea, uno como discursante y la otra como asistente!
Me salude con esta "hermana", que todavía seguía soltera en ese entonces y se sorprendió que yo haya llegado a ser TJ y anciano (y de los buenos me dijo ella). La verdad yo me sentí, entre avergonzado y humillado. Vergüenza porque de solo verla volvieron a mi mente algunas escenas lascivas que había vivido en mi adolescencia con esta mujer que ahora era mi "hermana" y a ese momento yo ya era un hombre felizmente casado (me sigo jactando de seguir siéndolo). Humillado porque encontrarte con alguien así, en un lugar "santo", como es un salón de asambleas, como que generaba una mancha en mi reputación. Así que, le presenté a esta hermana a mi esposa y ella, tan perspicaz como sabia que es, de inmediato se dio cuenta que algo no estaba bien ahí. Al intermedio salimos a conversar y le conté todo, todo, todo. Ella solo sonrió, me dio un beso en la mejilla y me dijo, Pablin (asi me dice ella cuando esta cariñosa), lo que haya sido tu vida antes de conocernos, es cosa del pasado y así debe quedar. Así cerramos ese capítulo de mi vida, y poco después entramos a Betel.
Por eso y más, estoy absolutamente convencido que tengo la mujer más maravillosa por esposa, alguien que comprende, entiende, razona y ama. Y ya estamos por cumplir 30 años de conocernos, y 27 de estar felizmente casados.
Después de dar un discurso en una asamblea me dijeron que una hermana quería saludarme, generalmente cuando discursaba me quedaba en la sección de la plataforma hasta que termine esa parte del programa, siempre acompañado de mi esposa. El caso es que esta "hermana" resultó ser un amor furtivo de mi adolescencia mucho antes de que yo llegue a ser TJ.
Y bueno este asunto pues simplemente no se lo había comentado a mi esposa. Primero porque había sucedido hacia muchísimos años atrás cuando ni nos imaginábamos que íbamos a ser TJ’s con el tiempo, segundo porque no consideré necesario decírselo a mi esposa por el tiempo transcurrido y tercero, ¡quien se iba a imaginar que la persona con quien aprendiste lo maravilloso que es el placer sexual te la ibas a encontrar después de muchos años en una asamblea, uno como discursante y la otra como asistente!
Me salude con esta "hermana", que todavía seguía soltera en ese entonces y se sorprendió que yo haya llegado a ser TJ y anciano (y de los buenos me dijo ella). La verdad yo me sentí, entre avergonzado y humillado. Vergüenza porque de solo verla volvieron a mi mente algunas escenas lascivas que había vivido en mi adolescencia con esta mujer que ahora era mi "hermana" y a ese momento yo ya era un hombre felizmente casado (me sigo jactando de seguir siéndolo). Humillado porque encontrarte con alguien así, en un lugar "santo", como es un salón de asambleas, como que generaba una mancha en mi reputación. Así que, le presenté a esta hermana a mi esposa y ella, tan perspicaz como sabia que es, de inmediato se dio cuenta que algo no estaba bien ahí. Al intermedio salimos a conversar y le conté todo, todo, todo. Ella solo sonrió, me dio un beso en la mejilla y me dijo, Pablin (asi me dice ella cuando esta cariñosa), lo que haya sido tu vida antes de conocernos, es cosa del pasado y así debe quedar. Así cerramos ese capítulo de mi vida, y poco después entramos a Betel.
Por eso y más, estoy absolutamente convencido que tengo la mujer más maravillosa por esposa, alguien que comprende, entiende, razona y ama. Y ya estamos por cumplir 30 años de conocernos, y 27 de estar felizmente casados.
Pablo, apostol del mundo libre