[Gregory House]

Ya hemos hablado mucho de los ancianetes pedantes, entrometidos, que por su puesto abundan en el ambiente testiguil.
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¿Recuerdan a algún hombre que, a pesar de ser anciano, se ganó su respeto o admiración, o cariño?

Hola Charles, la verdad qué raro que este hilo no tenga más respuestas, calculo que todos hemos conocido ancianos que se ganaron nuestro cariño.
En respuesta a tu pregunta, SI, he conocido VARIOS, pero voy a contar sólo el caso del mejor de ellos.
Este era un hermano mayor, casado sin hijos, precursor de edad avanzada, o sea que no llegaba al requisito de horas. Había trabajado en su vida seglar en el ejército antes de ser TJ. Si tuviera que definir su personalidad, era bonachona, si lo conocías por primera vez no te dabas cuenta que era anciano. Le encantaba predicar con los jóvenes, mientras el cuerpo le dio, organizaba "bicicleteadas" para ir a hacerlo en distintos lugares públicos, como plazas lejanas. Gustaba de ir al cine, pero no hacerlo solo, algunas veces lo acompañé para ver algo que quería, aunque después tenía que explicarle la trama porque no la entendía . También era común que te invitara a ver partidos en su casa, delante de una cervecita. Cuando en los temas tenía que dar una reprimenda (ya sea por horas bajas, faltar reuniones, etc.) lo hacía de una forma tan cariñosa que te hacía sentir triste, no culpable. Si había que ayudar, lo hacía, daba dinero, invitaba a comer a su casa si alguien no tenía, compraba y regalaba mercadería, hasta llegó a alojar un par de familias venezolanas cuando fue el éxodo por la mala economía de aquel país. Siempre tenía palabras de ánimo para cualquier ocasión, nunca lo escuché quejarse de algún asunto. Se notaba que todo lo hacía de corazón, realmente.
Ya en sus últimos años, me dolió enterarme que el "querido" cuerpo de ancianos de su congre (porque yo ya me había ido a otra) lo dejaba afuera en la toma de decisiones. Supuestamente le enviaban la fecha y hora de esas reuniones al Whatsapp, pero el me mostraba el celular y nunca las recibía.  Siempre le costó mucho la tecnología, como el Zoom, hasta el fin de sus días. Lo agarró el COVID y murió solo como un perro, abandonado en el hospital. En esa maldita época, los familiares no podían entrar al pabellón de COVID. Su esposa murió un año después, por la tristeza. Me duele recordarlo.
Como dije, tendría para contar de 5 o 6 más, pero este es el más sobresaliente.
Saludos!