Hola a todos:
Como comenté en un mensaje anterior, me tomé un tiempo sabático, durante el cual estuve ausente del foro. Hoy puedo finalmente explicarles el porqué. Me tomé el tiempo de leer todas y cada una de las historias que publicó la web "SaySorry", acerca de los testimonios de los abusos infantiles ante la Comisión Real Australiana. Me propuse el trabajo de traducir y plasmar en un libro, todos los relatos según los mostró el sitio web, tal cual hice el año pasado con el libro de Keith Casarona. Busqué antes en el foro si había alguna información al respecto y me encontré con este hilo. Debo reconocer que fue una tarea MUY DIFICIL, no porque el inglés usado fuera complicado de traducir, sino porque fue DEMOLEDOR leer en detalle las experiencias de cada víctima. Cosa que debió haber hecho Geoffrey Jackson en su audiencia, él mismo reconoció no haberlos leído (sea verdad o no).
Como comenté en un mensaje anterior, me tomé un tiempo sabático, durante el cual estuve ausente del foro. Hoy puedo finalmente explicarles el porqué. Me tomé el tiempo de leer todas y cada una de las historias que publicó la web "SaySorry", acerca de los testimonios de los abusos infantiles ante la Comisión Real Australiana. Me propuse el trabajo de traducir y plasmar en un libro, todos los relatos según los mostró el sitio web, tal cual hice el año pasado con el libro de Keith Casarona. Busqué antes en el foro si había alguna información al respecto y me encontré con este hilo. Debo reconocer que fue una tarea MUY DIFICIL, no porque el inglés usado fuera complicado de traducir, sino porque fue DEMOLEDOR leer en detalle las experiencias de cada víctima. Cosa que debió haber hecho Geoffrey Jackson en su audiencia, él mismo reconoció no haberlos leído (sea verdad o no).
Les cuento que asimilar el impacto de las experiencias me tomó varias semanas, por lo que me mantuve alejado de todo lo que tuviera relación con la JW, con algunas excepciones. Muchas veces me corrían las lágrimas por las mejillas, cuando me imaginaba a mi propio hijo sufriendo las atrocidades que relataban las víctimas. Orgías, viajantes de circuito involucrados, drogas... Algunos relatos son muy tremendos de leer, les advierto que tendrán ganas de vomitar y sentirán como un golpe en el estómago. "Papá, qué te pasa? Por qué estás triste?" me preguntó mi hijo una oportunidad que se levantó de la siesta y me vio enfrente de la computadora llorando. "Nada, hijo, es que te quiero muchísimo, nunca lo olvides" le respondía mientras lo abrazaba fuertemente y él me decía: "¡Espera, papá, que me vas a romper las costillas!". Solté una risa y le dije: "Anda que en un rato jugamos a la Play". La verdad que me alegra reconocer que nunca ni yo ni mi hijo, hemos tenido que enfrentar alguna situación de abuso de menores. En ese sentido creo que nuestra congre es limpia, pero no sé qué pudiera haber ocurrido años anteriores. Es mejor no saberlo. Los casos que me contaron en su momento, al menos dos, fue en otras congregaciones, por lo que sí sabía que eran cosas que ocurrían. Pero no al grado de cuando leí los relatos.
Surgen importantes inquietudes luego de leer todo. ¿Cuántos casos más habrán del resto del mundo? ¿Cuántos casos en mi propio país? ¿Y en mi congre? ¿No estaré sentado yo o mi hijo al lado de uno de ellos? Es escalofriante cuando lo piensas detenidamente. No pude contarle nada aún a mi esposa, pero esto creo que merece saberlo.
Sin más preámbulos, les dejo el enlace a continuación. Que les sirva para abrir más los ojos, y cuidar más a sus hijos queridos y por qué no, a los niños de su congregación.