[Charles Fiasco Rusell]

Entonces, un anciano de la congregación Puritana se levantó para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Él le dijo: “¿Qué está escrito en la biblia? ¿Qué lees en ella?”. Este le contestó: “‘Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente’ y ‘a tu prójimo como te amas a ti mismo’”. Jesús le dijo: “Contestaste correctamente; sigue haciendo eso y conseguirás la vida”.

Pero, queriendo demostrar que era justo, el hombre le preguntó a Jesús: “Y ¿Quién es en realidad mi prójimo?”. Jesús le contestó: “Un ex testigo de Jehová viajaba de la Ciudad de México a Texcoco y a la altura del Fraccionamiento El Tejocote cayó en manos de unos ladrones que asaltaron el autobús, le quitaron el celular y hasta la ropa y lo golpearon, y se fueron dejándolo medio muerto. Dio la casualidad de que un miembro del comité de la sucursal de los testigos de Jehová en Centroamérica pasaba por ese mismo camino; pero, cuando lo vio tirado, pasó de largo por el otro lado del camino. Igualmente, cuando un superintendente de circuito llegó a ese lugar y lo vio, pasó de largo por el otro lado. Pero cierto “apóstata” que viajaba por ese camino llegó adonde él estaba y, al verlo, se conmovió profundamente. Así que se le acercó, y le brindó los primeros auxilios. Luego lo llevó en su vehículo al hospital más cercano y pidió que lo internaran. Al día siguiente sacó un número celular, y se lo dio a una de las enfermeras y le dijo: "Cuídalo, y, mantenme al tanto de su salud". ¿Cuál de los tres piensas que se hizo prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”. Él le contestó: “El que lo trató con compasión” Entonces Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo”.