08 Jun, 2018, 12:25 AM
ARTÍCULOS
Apuntes para una historia de los testigos de jehová en México: los orígenes, las primeras disidencias y la consolidación de su movimiento, 1919-1944
Notes for a History of Jehovah's Witnesses in Mexico: The Origins, Early Dissidence and Consolidation of their Movement, 1919-1944
Harim B. Gutiérreza
a Maestro en Estudios Latinoamericanos (Historia) por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México; actualmente realiza su tesis doctoral en El Colegio de México, México, e-mail: <habegmaryahoo.com.mx>.
RESUMEN:
Este artículo examina los orígenes de los testigos de Jehová en México, desde la organización de su primera congregación en la ciudad de México en 1919 hasta las grandes asambleas que realizaron en 1944. También se ocupa de dos movimientos religiosos que se escindieron de los testigos: el grupo organizado en torno al templo "El Ángel Jehová", formado por los seguidores mexicanos del líder religioso suizo Alexandre Freytag el otro es la efímera Asociación Nacional de Estudiantes de la Biblia. También propone que los testigos de Jehová, una minoría religiosa nueva y de origen extranjero, pudo implantarse en México gracias a que aprovechó las oportunidades que le brindó el conflicto entre la Iglesia y el Estado, así como la protección que los gobiernos revolucionarios otorgaron a las organizaciones cristianas no católicas.
Palabras clave: testigos de Jehová; Alexandre Freytag; Asociación Nacional de Estudiantes de la Biblia; protestantes; Iglesia católica; Estado; revolución; religión; anticlericalismo
ABSTRACT:
This article examines the origins of Jehovah's wit-nesses settlement in Mexico, since the organization of their first congregation in Mexico City in 1919 to their great assemblies in 1944. It also studies two religious dissident groups: one organized around "El Ángel de Jehová" temple, formed by the Mexican followers of the Swiss religious leader Alexandre Freytag; the other one is the ephemeral Asociación Nacional de Estudiantes de la Biblia. It also suggests that the Jehovah's witnesses, a new abroad religious minority, could settle down in Mexico thanks to the conflict between the Church and the State, and to the protection the revolutionary governments gave to non-catholic Christian organizations.
Keywords: Jehovah's witnesses; Mexico; Alexandre Freytag; National Bible Students Association; protestants; State; catholic Church; revolution; religion; anticlericalism
[b]INTRODUCCIÓN: LOS PREDICADORES DEL FIN DEL MUNDO[/b]
En la entrada de numerosas viviendas podemos observar una pequeña calcomanía; al lado de la imagen de la virgen de Guadalupe se lee: "Este hogar es católico, no aceptamos propaganda protestante ni de otras sectas".1El tajante mensaje tiene como destinatarias a las organizaciones religiosas que predican su mensaje de casa en casa. Entre éstas hay una que destaca sobre todas las demás por el gran celo que muestran sus fieles en esa tarea evangelizadora.
Estos personajes a los que nos referimos son los testigos de Jehová. Ellos afirman que siguen el ejemplo de Jesucristo, quien estuvo "viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios".2 Su objetivo es visitar todos los hogares, si es posible, varias veces al año, para conversar unos minutos sobre algún tema de interés local o mundial. Leen uno o dos textos bíblicos y, si su interlocutor demuestra interés, se comprometen a regresar en un momento conveniente a fin de continuar la conversación. Ofrecen Biblias y otras publicaciones, e imparten estudios bíblicos gratuitos a domicilio.3
Los testigos no sólo son notables por su campaña permanente de proselitismo. Además han sido objeto de polémica desde hace años por su negativa a cantar el himno nacional y rendir honores a la bandera, así como por su férrea determinación de no aceptar transfusiones de sangre, aún a costa de su vida. Sin embargo, no son estas creencias las únicas que los ponen al margen de la sociedad. También están convencidos de que Satanás es el gobernante invisible de la tierra, y que manipula a todos los gobiernos humanos, por lo que se niegan a votar, a participar en actividades políticas y a servir en las fuerzas armadas. No obstante, ellos mismos se consideran buenos ciudadanos y buenos vecinos, ya que están obligados a obedecer las leyes humanas que no estén en pugna con sus principios religiosos, amén de que ellos mismos deben cumplir normas de moralidad muy estrictas.4
Están plenamente convencidos de que la suya es la única religión verdadera, por lo que rechazan tajantemente el ecumenismo, apoyándose, entre otros textos bíblicos, en la Segunda Carta a los Corintios, que dice: "¿Qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad?"5 Agrupan a todas las demás religiones bajo la denominación colectiva de Babilonia la Grande, que personifican como una prostituta embriagada "con la sangre de los santos y la sangre de los testigos de Jesús".6 Creen que sólo los testigos sobrevivirán al cercano fin del mundo, y que todos los malvados serán destruidos por Jehová durante la gran batalla de Har-Magedón.7
Si bien son una religión minoritaria en México, nuestro país alberga a la tercera mayor población de testigos de Jehová en el mundo, sólo superada por la de Brasil y la de los Estados Unidos. Según sus propias cifras, en el año 2003 se registraron en la república 572530 predicadores activos (ellos prefieren llamarse "publicadores"), repartidos en 10968 congregaciones, que condujeron un promedio de 603329 estudios bíblicos. Además en ese mismo año se bautizaron 20 988 nuevos testigos. Su rito más importante, la conmemoración de la última cena y la muerte de Jesucristo, mejor conocida como la "Cena del Señor" o "el Memorial",8 registró en el año de 2003 una asistencia de 1 738387 personas.
A modo de comparación podemos anotar que en los Estados Unidos, el país de origen de los testigos de Jehová, su número asciende a 1 029652 los cuales, durante el año de 2003, condujeron 501 804 estudios bíblicos. En México hay un publicador por cada 182 habitantes, mientras que nuestros vecinos del norte tienen uno por cada 278. En el mundo entero hay 6 429 351 publicadores.9 De manera muy sumaria podemos concluir que, por lo menos en los aspectos cuantitativos que acabamos de señalar, la importancia de los testigos de Jehová es mayor en México que en los Estados Unidos.
Las estadísticas de los testigos sobre su membresía sólo toman en cuenta a los predicadores activos. Si suponemos que cada uno de los estudios bíblicos es impartido a una persona por lo menos, y tomando en cuenta que una buena parte de los publicadores deben ser cabezas de familia con hijos, podemos asumir que el número de personas que practican esa religión en México, o que están en vías de hacerlo, debe sobrepasar holgadamente la cifra de un millón.
A pesar del gran número de testigos que hay en nuestro país, son pocas las personas que han tratado de estudiarlos como un fenómeno social o histórico. Para la televisión, la radio y la prensa escrita constituyen un objeto de interés periodístico, aunque a menudo la información que proporcionan peca de ignorancia o prejuicio.
Junto con los periodistas son los antropólogos y los sociólogos quienes les han dedicado mayor atención a los testigos, sin preocuparse mucho por el pasado de la organización, o bien conformándose con lo dicho en las publicaciones de la sociedad Watch Tower y de la Torre del Vigía de México.10 Aunque esto, por supuesto, no resta mérito alguno a varios trabajos muy interesantes que han realizado.
También podemos encontrar muchos datos sobre los testigos en la internet. Sin dejar de lado la buena información que es posible hallar allí, debemos advertir que a menudo las páginas web pueden ser obra de ex testigos cuyo afán revanchista o sus esfuerzos por atraer a una nueva religión a sus antiguos hermanos de fe los hace poco confiables. Otros sitios tienen la desventaja de ser pá ginas apologéticas, cuya misión principal es demostrar la validez de su propio credo y refutar el de los testigos. Además el plagio descarado y la poca o nula crítica de fuentes son moneda corriente. La página oficial de los testigos de Jehová, www.watchtower.org, por su parte, más que dedicarse a los aspectos históricos del movimiento, nos ilustra sobre las facetas actuales de su obra y algunos temas de interés general. Por lo demás, no pudimos hallar en la internet información sobre la historia de esa denominación religiosa en México.
Las bibliotecas de El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México tienen una cantidad lastimosamente pequeña de obras publicadas por y acerca de los testigos. La situación es distinta, por fortuna, en la Biblioteca Nacional de México, donde hay un buen surtido de obras doctrinales. Entre las tesis de licenciatura y posgrado de la UNAM podemos hallar unas pocas obras, algunas muy buenas o por lo menos aceptables11 y otras francamente malas.
Los historiadores mexicanos somos quienes hemos aportado menos al estudio de este asunto. Prácticamente nadie de nuestro gremio se ha interesado por el pasado de los testigos de Jehová,12 a pesar de que en la actualidad, por su número de fieles, son una de las mayores minorías religiosas de la república.
Para comenzar a abordar este problema podemos echar mano tanto de algunas obras publicadas13 como de las fuentes primarias resguardadas en el Archivo General de la Nación (AGNM). Estas últimas se hallan en el fondo de la Dirección General de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, en su serie Generalidades de Cultos Religiosos, en la galería 5. Así pues, disponemos de unas bases mínimas que nos permiten arrojar algo de luz sobre el comienzo de la obra de los testigos en nuestro país y su desarrollo durante la primera mitad del siglo XX.
Nuestro trabajo se centra en la historia de los testigos como organización. Hablaremos de cómo, a partir de 1919, un pequeño grupo de creyentes -integrado sobre todo por mexicanos y algunos misioneros foráneos - trató de implantar en un país abrumadoramente católico-romano una nueva forma de asociación religiosa cristiana, de origen extranjero, que no era católica ni ortodoxa ni protestante.14 En su afán de echar raíces y sobrevivir en este medio, su movimiento tuvo que formalizarse y tratar de obtener alguna forma de garantía legal para sus actividades, superando la desventaja que significaba el hecho de que la Constitución mexicana de la época no reconocía personalidad jurídica alguna a las iglesias. Otros aspectos que destacaremos serán los primeros cismas que padeció la joven organización, así como la manera en que se enfrentó a las oportunidades y los riesgos que se derivaban del conflicto entre la Iglesia y el Estado mexicano, que vivió una de sus fases más enconadas en la época que se extiende desde la promulgación de la Carta Magna de 1917 hasta finales de la década de 1930.