12 Oct, 2017, 09:25 AM
Mi nombre es Micaela Torre. Formo parte de una congregación de testigos de Jehová desde muy niña, aunque ahora estoy helada después de tantas y profundas investigaciones sobre las doctrinas.
Cuando estaba en la universidad, una compañera me hizo ver que mi nombre y primer apellido escondía la frase ‘cae la torre’. Hasta entonces no había tenido en cuenta ese detalle. Me preguntaba si esa ‘torre’ que caía no era la de la Watch Tower, aunque al momento despedía eso de mi mente por creer que era un pecado de apostasía.
Con el tiempo las investigaciones me llevaron al resultado final de que las doctrinas del Cuerpo Gobernante se basaban en conjeturas de los adventistas y otros religiosos del siglo XIX. Esas doctrinas de ninguna manera eran bíblicas, sobre todo las de las fechas y los tiempos de los 70 años y los 2.520 años, tiempos que se basaban en especulación mental de unos pocos religiosos de Babilonia la Grande.
Me sorprendía que Russell hubiera aceptado esas fechas y esos tiempos sin meterse en averiguaciones de si eran genuinos. No lo eran de ninguna manera y Russell fue engañado por Barbour, que era adventista. ¿O no fue engañado y Russell vio ahí la oportunidad de hacerse millonario? El caso es que Russell pasó las fechas, los tiempos y las doctrinas a los Estudiantes de la Biblia, grupo que él mismo había formado. Estos Estudiantes ni siquiera se metieron en averiguaciones de si las fechas y los tiempos eran ciertos o no. Se lanzaron a predicar tales fantasías a los cuatro vientos mundiales.
Después los Estudiantes de la Biblia que quedaron tras abandonar la mayoría la organización en tiempos de Rutherford adoptaron el nombre de testigos de Jehová, aunque únicamente eran Testigos los ungidos, que en ese tiempo de 1931 se consideraban todos así. Cuando en 1935 surgió la gran muchedumbre, ésta no formaba parte de los testigos de Jehová. Los de la gran muchedumbre no eran Testigos, sino asociados a los Testigos y no formaban parte de la congregación al no ser ungidos. Este aspecto de que los no ungidos o pertenecientes a la gran muchedumbre no son testigos de Jehová aún sigue vigente hoy, pues se trata de una doctrina que no puede cambiarse ni alterarse.
Pero me he desviado del tema de que mi nombre esconde la frase ‘cae la torre’. Hoy sé positivamente que esa torre que cae es la de la Watch Tower o del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová. Lo entendí mejor cuando apareció el logo ‘jw.org’. Resulta que ‘jw’ tiene en gematría un significado numérico demasiado negro. La J no existía en tiempos antiguos. Las palabras que hoy utilizan la J, antes usaban la I. En la gematría hebrea, la I ó Y es la ‘iod’ y su número es el 10. La J, pues, simboliza el número 10. La ‘w’ en hebreo es ‘waw’ y su número es el 6. Las vocales ‘jw’ son la suma de 10 más 6; es decir, 16.
Pero resulta que 16 es el número de la carta del Tarot en la que figura la destrucción de la torre. Por tanto, en sentido numérico, la expresión ‘jw.org’ significa ‘la organización de la torre destruída’, aunque el Cuerpo Gobernante no lo acepte así y aduzca que se trata de una casualidad. Aquí no existen las casualidades. Todo está atado de antemano. Y hoy día vemos que la torre empieza a caer. Lo vemos porque se reduce drásticamente el número de impresiones de las atalayas y despertares, así como la desaparición del anuario y escasa publicación de libros. Lo vemos porque se cierran numerosos salones del reino y de asambleas. Lo vemos porque se ha suprimido la asignación monetaria a los que sirven de tiempo completo en la predicación. Lo vemos porque se están pidiendo fondos a los hermanos, pues ya no son suficientes las contribuciones que se depositan en las cajas.
Sí, mi nombre es Micaela Torre y contribuyo a anunciar que ‘cae la torre’. Y esta torre no puede ser otra que la organización ‘jw’, cuyo número es el 16, el mismo de la carta del Tarot que muestra la destrucción de la torre. Ya la ‘w’ representa de por sí en la gematría un número altamente imperfecto, el 6, número de hombre. La torre es una organización enteramente humana y nada tiene que ver con supuestas divinidades.
A nadie en esa torre se le nombró como el representante de Dios en la Tierra en 1919, fecha que sale del error humano de pretender que 1914 fue el año en que Cristo empezó a reinar, cuando la Biblia especifica que a Jesucristo se le dio toda autoridad en el cielo y sobre la tierra cuando ascendió al cielo; es decir, que ya entonces era rey que ostentaba la suprema autoridad. No necesitaba esperar a 1914 para ser hecho rey.
La Biblia no señala para nada a 1914. Esta es una fecha errónea que los adventistas y otros religiosos le colaron a Russell y éste la pasó a sus Estudiantes, y de los Estudiantes pasó a los testigos de Jehová, cuyo Cuerpo Gobernante no sabe cómo deshacer hoy día el entuerto de las erradas fechas que recibió en herencia de Babilonia la Grande.
La duda es el principio de la sabiduría.