26 Nov, 2022, 09:31 PM
Un saludo a todos. Espero que se encuentren bien
Quería contarles que la semana pasada terminé de leer el libro “Crisis de conciencia” que me recomendó Aimée. El despotismo manifestado por los dirigentes del siglo pasado no me sorprendió del todo, pues es algo que se puede notar incluso en miembros de niveles inferiores. Desde luego, me sentí indignado al leer sobre cómo asuntos que afectaban la vida de millones de personas se manejaban de manera tan fría, tradicional y legalista. El hecho de que hayan actuado en algunos casos movidos por la creencia de que estaban haciendo lo correcto no justifica que se haya causado daño emocional y psicológico a miles de personas. Es una farsa más, como las demás religiones
Aun así, enterarme de todo esto ha tenido en mí un efecto ¿tranquilizador? No sé como definirlo. Ya no me siento angustiado por pensar en las probabilidades de que realmente yo estuviera equivocado al dejar a un lado la predicación y la participación en las reuniones. No he informado en estos últimos meses. No asisto a todas las reuniones. Algunas semanas ni he puesto pie en el salón. Hasta el momento los ancianos no me han llamado. La semana pasada, extrañamente me dieron ganas de ir solo para saludar a algunos hermanos. Son excelentes personas, pero ya no es lo mismo, no sé de qué platicar con ellos y no quiero que traten de animarme a retomar las actividades “espirituales”.
No me siento derrotado. Veo el futuro con optimismo, aunque por el momento no tengo claro que haré. Quisiera retomar mis estudios o ir a trabajar al extranjero. El tiempo no perdona, pero no tengo prisa por tomar una decisión inmediata.
Quería contarles que la semana pasada terminé de leer el libro “Crisis de conciencia” que me recomendó Aimée. El despotismo manifestado por los dirigentes del siglo pasado no me sorprendió del todo, pues es algo que se puede notar incluso en miembros de niveles inferiores. Desde luego, me sentí indignado al leer sobre cómo asuntos que afectaban la vida de millones de personas se manejaban de manera tan fría, tradicional y legalista. El hecho de que hayan actuado en algunos casos movidos por la creencia de que estaban haciendo lo correcto no justifica que se haya causado daño emocional y psicológico a miles de personas. Es una farsa más, como las demás religiones
Aun así, enterarme de todo esto ha tenido en mí un efecto ¿tranquilizador? No sé como definirlo. Ya no me siento angustiado por pensar en las probabilidades de que realmente yo estuviera equivocado al dejar a un lado la predicación y la participación en las reuniones. No he informado en estos últimos meses. No asisto a todas las reuniones. Algunas semanas ni he puesto pie en el salón. Hasta el momento los ancianos no me han llamado. La semana pasada, extrañamente me dieron ganas de ir solo para saludar a algunos hermanos. Son excelentes personas, pero ya no es lo mismo, no sé de qué platicar con ellos y no quiero que traten de animarme a retomar las actividades “espirituales”.
No me siento derrotado. Veo el futuro con optimismo, aunque por el momento no tengo claro que haré. Quisiera retomar mis estudios o ir a trabajar al extranjero. El tiempo no perdona, pero no tengo prisa por tomar una decisión inmediata.