Joshuan-JTG has traído a mi mente el caso de un anciano a quien nombrare como Juanito, es un excelente orador, diría uno de los que se cuentan con los dedos de las manos, contador publico y catedratico. Además de contar con el amor y respeto de su congregación.
Juanito ya tenia su asignación en una asamblea regional, pero de pronto se la quitaron, el pecado, ser gordito, como dice la "instrucción"; no lo podíamos creer. El se sintió avergonzado y humillado.
Era uno de los pocos oradores que cautivaba al auditorio, que acaparaba su atencion. Pero ya no mas Juanito hasta que adelgaze.
Cabe decir, que renunció a su "privilegio", a la semana siguiente. Pero al momento no le aceptaron su renuncia, pasaron varios meses que trataron de convencerlo para que diera marcha atras a su decisión. No lo lograron.
Sigue en su congregación, y los miembros de la misma le siguen viendo como su anciano, acuden siempre a el por ayuda. Lógicamente despertó celos en sus antiguos coancianos, quienes, digamos, le " sugirieron" no atender asuntos de congregación, que compete solo a los nombrados.
Cayo en depresión, que va superando poco a poco.