24 Oct, 2019, 08:49 PM
Buenas noches, mis estimados amigos y hermanos, sí, porque todos ustedes, los TJ activos, los inactivos, los expulsados y los no TJ son mis amigos y hermanos. He vuelto después de varios meses.
Soy TJ inactiva, si no me equivoco la última vez que escribí por aquí era precursora regular. Lo que va de año he estado distanciada casi por completo de la ORG y de sus actividades.
Soy una mujer joven y profesional, además sola en "la verdad". Hace algunos años decidí poner mi vida (laboral, social y amorosa) en pausa para dedicarme de lleno al servicio. Pasé de llevar una vida de ciertas comodidades a vivir con un ojo sencillo, confieso que no es eso lo que me disgusta, no tengo ningún inconveniente en hacerlo. Pasé un par de años tratando de obtener un empleo que me permitiera seguir sirviendo de tiempo completo, sin obtener resultados favorables. Las opciones que conseguía me absorbían todo el tiempo. Los "hermanos" conocían mi situación y en ningún momento me ofrecieron ayuda. Esto me frustraba, pues me esforcé por dar lo mejor de mí en la congregación y vi como ayudaban a mucha gente que ni siquiera las gracias dió. Obviamente no contaba con el apoyo de mi familia. Pero compartía la mayorparte del día con TJ todos los días, así que llegué a sentirlos como mi familia.
Mi expareja, un estudiante de la Biblia, me propuso retomar la relación. Motivada por la desesperación de no tener apoyo "espiritual" en mi familia y, por la presión de no tener estabilidad económica ni laboral, acepté retomar la relación. Por ser TJ bautizada inicialmente acordamos que hablaríamos con los ancianos para posteriormente casarnos. Al cabo de unos días cometimos fornicación, para evitar que se me expulsara decidimos callar. Desde entonces mi espiritualidad fue en picada. Empecé faltando a las reuniones porque mi trabajo no me permitía llegar. Dejé de salir a predicar con frecuencia, por lo tanto no cumplía con los objetivos del precursorado. Seguíamos viviendo en fornicación, me sentía sucia, culpable. Quise confesar y hacer las cosas bien. Pero cierto día mi pareja me abandonó, eso solo empeoró mi estado emocional, sentía que había arruinado todo lo que había logrado y por lo que tanto luché dentro de la congregación por nada, que no había valido la pena. Él simplemente me dijo que aprpvechara que no se habían dado cuenta y tratara de seguir con mi vida normal en la congregación. La verdad eso traté, sobre todo porque mantenerme ocupada en asuntos espirituales me ayudaba a no pensar en mí pecado y que me habían traicionado y abandonado. De un momento al otro los ancianos hablan conmigo y me dicen que pierdo el privilegio porque mi reputación es dudosa, que habían cosas que aclarar y que iban a investigar, que cuando todo se aclarara iban a llamarme nuevamente. Eso terminó de destrozarme, fueron días terribles, no hacía más que llorar y cada vez me sentía más sola.
Empecé a faltar a las reuniones, pues sinceramente no tenía ánimos. Me sentía indigna. Por un lado sentía la necesidad de confesar para estar en paz conmigo misma, con la congregación y con Jehová. Por otro lado no veía mi vida fuera de la congregación y las actividades espirituales y no soportaba la idea de que me consideraran expulsada. Han sido los peores meses de mi vida, una continua lucha interna. Como se los dije en una ocasión, no hay nada que me ate a la ORG, más que mi deseo sincero de servir a Jehová, porque sí, creo en Jehová. Y me hice TJ convencida como muchos de que había encontrado la verdad. Hoy siento que esa no es la verdad, por todas las razones que ustedes mismos han expuesto en repetidas ocasiones. Pero por años he convivido únicamente con testigos de Jehová, los amo sinceramente, extraño compartir con ellos.
No me han hecho comité, no he renunciado, simplemente estoy inactiva. Hace poco volví a la reunión, no puedo evitar sentirme señalada, sé que han hecho comentarios sobre mí pues como entre cielo y tierra no hay nada oculto termino enterándome. Son pocos los que me tratan y me saludan. Hay quienes me evitan, incluso los ancianos últimamente me están evitando.
Confieso que no sé qué hacer. Todos estos meses de estar alejada, lejos de sentirme mejor me siento peor cada día. Y a pesar que tengo claras sus mentiras y sus manipulaciones, no logro evitar sentirme mal.
Los que hayan experimentado la misma situación, les agradecería algunas sugerencias que me ayuden a salir de este agujero negro. Gracias.
Soy TJ inactiva, si no me equivoco la última vez que escribí por aquí era precursora regular. Lo que va de año he estado distanciada casi por completo de la ORG y de sus actividades.
Soy una mujer joven y profesional, además sola en "la verdad". Hace algunos años decidí poner mi vida (laboral, social y amorosa) en pausa para dedicarme de lleno al servicio. Pasé de llevar una vida de ciertas comodidades a vivir con un ojo sencillo, confieso que no es eso lo que me disgusta, no tengo ningún inconveniente en hacerlo. Pasé un par de años tratando de obtener un empleo que me permitiera seguir sirviendo de tiempo completo, sin obtener resultados favorables. Las opciones que conseguía me absorbían todo el tiempo. Los "hermanos" conocían mi situación y en ningún momento me ofrecieron ayuda. Esto me frustraba, pues me esforcé por dar lo mejor de mí en la congregación y vi como ayudaban a mucha gente que ni siquiera las gracias dió. Obviamente no contaba con el apoyo de mi familia. Pero compartía la mayorparte del día con TJ todos los días, así que llegué a sentirlos como mi familia.
Mi expareja, un estudiante de la Biblia, me propuso retomar la relación. Motivada por la desesperación de no tener apoyo "espiritual" en mi familia y, por la presión de no tener estabilidad económica ni laboral, acepté retomar la relación. Por ser TJ bautizada inicialmente acordamos que hablaríamos con los ancianos para posteriormente casarnos. Al cabo de unos días cometimos fornicación, para evitar que se me expulsara decidimos callar. Desde entonces mi espiritualidad fue en picada. Empecé faltando a las reuniones porque mi trabajo no me permitía llegar. Dejé de salir a predicar con frecuencia, por lo tanto no cumplía con los objetivos del precursorado. Seguíamos viviendo en fornicación, me sentía sucia, culpable. Quise confesar y hacer las cosas bien. Pero cierto día mi pareja me abandonó, eso solo empeoró mi estado emocional, sentía que había arruinado todo lo que había logrado y por lo que tanto luché dentro de la congregación por nada, que no había valido la pena. Él simplemente me dijo que aprpvechara que no se habían dado cuenta y tratara de seguir con mi vida normal en la congregación. La verdad eso traté, sobre todo porque mantenerme ocupada en asuntos espirituales me ayudaba a no pensar en mí pecado y que me habían traicionado y abandonado. De un momento al otro los ancianos hablan conmigo y me dicen que pierdo el privilegio porque mi reputación es dudosa, que habían cosas que aclarar y que iban a investigar, que cuando todo se aclarara iban a llamarme nuevamente. Eso terminó de destrozarme, fueron días terribles, no hacía más que llorar y cada vez me sentía más sola.
Empecé a faltar a las reuniones, pues sinceramente no tenía ánimos. Me sentía indigna. Por un lado sentía la necesidad de confesar para estar en paz conmigo misma, con la congregación y con Jehová. Por otro lado no veía mi vida fuera de la congregación y las actividades espirituales y no soportaba la idea de que me consideraran expulsada. Han sido los peores meses de mi vida, una continua lucha interna. Como se los dije en una ocasión, no hay nada que me ate a la ORG, más que mi deseo sincero de servir a Jehová, porque sí, creo en Jehová. Y me hice TJ convencida como muchos de que había encontrado la verdad. Hoy siento que esa no es la verdad, por todas las razones que ustedes mismos han expuesto en repetidas ocasiones. Pero por años he convivido únicamente con testigos de Jehová, los amo sinceramente, extraño compartir con ellos.
No me han hecho comité, no he renunciado, simplemente estoy inactiva. Hace poco volví a la reunión, no puedo evitar sentirme señalada, sé que han hecho comentarios sobre mí pues como entre cielo y tierra no hay nada oculto termino enterándome. Son pocos los que me tratan y me saludan. Hay quienes me evitan, incluso los ancianos últimamente me están evitando.
Confieso que no sé qué hacer. Todos estos meses de estar alejada, lejos de sentirme mejor me siento peor cada día. Y a pesar que tengo claras sus mentiras y sus manipulaciones, no logro evitar sentirme mal.
Los que hayan experimentado la misma situación, les agradecería algunas sugerencias que me ayuden a salir de este agujero negro. Gracias.