14 Mar, 2024, 08:19 AM
Me alegra conocer de gente que ha logrado despertar a su pareja. Mi más sincera enhorabuena.
En mi caso todo sigue igual. Como comentaba en el anterior mensaje, pensé que después del confinamiento mi familia se vería rota, puesto que le diría a mi mujer que ya no asistiría presencialmente a las reuniones, y esperaba una respuesta muy radical por parte de ella. Sin embargo me equivoqué. Cuando le dije que ya no asistiría más y que eso era innegociable, no reaccionó como yo pensé que lo haría. Hubo enfado, obvio, pero las semanas posteriores fueron muy calmadas.
Después de todos estos años lo ha aceptado. Aunque de vez en cuando me pide que las acompañe (a ella y a mi hija) a alguna asamblea. Yo voy, aunque no debería, porque al ir, les retroalimento con la falsa esperanza de que algún día volveré a asistir. A veces siento que me estoy volviendo "blando", pero con la edad, ya no tengo tantas ganas de luchar, ni tantas ganas de desprogramar a nadie. Como mencionó Aimée, dejé de "gritar". No he vuelto a intentar desprogramar a mi mujer, y ni ganas de intentarlo de nuevo. Ahora estamos atravesando una buena época, incluso mejor que cuando asistía y tenía privilegios de servicio. Temo que por querer abrirle los ojos, lo empeore todo. Ya pasó una vez, no quiere decir que pueda volver a ocurrir, pero como decía no voy a arriesgarme. Mi mujer sigue muy muy programada.
No creo que un día vea a JW como lo que es, una secta destructiva que destruye familias. Ella tiene esperanzas de que algún día volveré al redil, pero eso no pasará nunca. No obstante, yo no albergo esperanza alguna de que ella despierte. Sé que eso no pasará nunca, ninguna de las dos cosas.
Así que, seguimos con nuestras vidas, ella una fiel fanática, pero buena madre, gran esposa, trabajadora que se desvive por nosotros.
Y yo, bueno, yo desprogramado desde hace años, con mis defectos y mis errores, pero teniendo muy claras mis prioridades. Y sobre todo, tranquilo, ateo, sin creer en ningún dios, ni a nadie que diga venir de parte de ningún dios.
En mi caso todo sigue igual. Como comentaba en el anterior mensaje, pensé que después del confinamiento mi familia se vería rota, puesto que le diría a mi mujer que ya no asistiría presencialmente a las reuniones, y esperaba una respuesta muy radical por parte de ella. Sin embargo me equivoqué. Cuando le dije que ya no asistiría más y que eso era innegociable, no reaccionó como yo pensé que lo haría. Hubo enfado, obvio, pero las semanas posteriores fueron muy calmadas.
Después de todos estos años lo ha aceptado. Aunque de vez en cuando me pide que las acompañe (a ella y a mi hija) a alguna asamblea. Yo voy, aunque no debería, porque al ir, les retroalimento con la falsa esperanza de que algún día volveré a asistir. A veces siento que me estoy volviendo "blando", pero con la edad, ya no tengo tantas ganas de luchar, ni tantas ganas de desprogramar a nadie. Como mencionó Aimée, dejé de "gritar". No he vuelto a intentar desprogramar a mi mujer, y ni ganas de intentarlo de nuevo. Ahora estamos atravesando una buena época, incluso mejor que cuando asistía y tenía privilegios de servicio. Temo que por querer abrirle los ojos, lo empeore todo. Ya pasó una vez, no quiere decir que pueda volver a ocurrir, pero como decía no voy a arriesgarme. Mi mujer sigue muy muy programada.
No creo que un día vea a JW como lo que es, una secta destructiva que destruye familias. Ella tiene esperanzas de que algún día volveré al redil, pero eso no pasará nunca. No obstante, yo no albergo esperanza alguna de que ella despierte. Sé que eso no pasará nunca, ninguna de las dos cosas.
Así que, seguimos con nuestras vidas, ella una fiel fanática, pero buena madre, gran esposa, trabajadora que se desvive por nosotros.
Y yo, bueno, yo desprogramado desde hace años, con mis defectos y mis errores, pero teniendo muy claras mis prioridades. Y sobre todo, tranquilo, ateo, sin creer en ningún dios, ni a nadie que diga venir de parte de ningún dios.
Hilan mentiras acordes con el tamaño de su fe
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial