16 May, 2018, 10:03 AM
La secta arroja la piedra y luego esconde la mano, pero en el ínter hace mucho daño al alimentar las enfermizas mentes de individuos fatalistas, dogmáticos que no dudan en empezar a creer ser iluminados y tener un alto criterio en sentido espiritual (por ejemplo, el loquito de Facebook y su ejercito de bobitos que le aplauden su "gran comprensión espiritual" como focas).
Allá por 2008 era yo el coordinador (presidente) de una congregación y junto con otros 2, conformábamos el cuerpo de ancianos de dicha agrupación. Yo no me encargaba de los arreglos de los discursos como era la norma, ya que no tenía mucho tiempo viviendo en dicho lugar y el secretario conocía mejor a los posibles oradores, así que, los domingos simplemente llegaba a "disfrutar" de la reunión junto con mi esposa.
Ese día nos visitaba un orador especial. Ni más ni menos que el mismísimo superintendente de ciudad o en otras palabras, el miembro más lambiscón con que contaba la secta por aquellos territorios. Un viejo lobo de mar muy respetado con un buen negocio y posición económica que le permitía ganarse a los viajantes y ser el más espléndido a la hora de tener que agazajar a los representantes de la madre organización.
Subió a la plataforma cargando un períodico y empezó su disertación diciendo: Hermanos, no sé si ya tuvieron la oportunidad de ver el periódico el día de hoy pero en las páginas interiores aparece un artículo que dice "Con [tantos] votos, el ayuntamiento de [cierta localidad] decidió el día de ayer prohibir las actividades proselitistas de los testigos de Jehová. Sus salones del reino serán incautados y declarados bienes de la nación y..."
Y aunque varios nos dimos cuenta que era su forma de hacer su gran introducción y captar la atención (cosa que logró), como narra Stargate, tuvimos varias caras descompuestas y un siervo ministerial me llamó a mi lugar para preguntarme qué medidas tomaríamos en vista de lo que acababa de revelar el hermano fulano...
Fue allí cuando decidí que el orador había ido demasiado lejos con su "ilustración" (a esa altura del discurso el individuo ya había aclarado que no era real pero "¿y qué tal si fuera cierto mis hermanos?"). Llamé a mis dos coancianos y aunque no estuvieron del todo de acuerdo conmigo (el secretario de hecho pensaba que era su mayor logro haber logrado que "inmerecidamente" semejante personalidad de la secta se hubiera dignado a visitarnos en nuestra humilde congregación), finalmente me acompañaron para abordar al "rock star" al final de su disertación. Le pedí al secretario que condujera la revista por esa ocasión pues quería abordar personalmente a este sujeto.
Con el libro "Benefíciese" en mano, le citamos la lección 45 sobre el uso de ilustraciones instructivas. Nos centramos en el párrafo que decía (o dice pues creo que ya es vieja luz ese libro también ¿no?):
Obviamente, el señor se ofendió. Se le descompuso el rostro cuando vio que su gran ilustración apocalíptica no había tenido el efecto deseado que seguramente era de las más populares en su repertorio. Le indiqué que hablaríamos con su superintendente de la EMT para decirle que le habíamos dado consejo y que él se encargara de seguirle ayudando.
Allá por 2008 era yo el coordinador (presidente) de una congregación y junto con otros 2, conformábamos el cuerpo de ancianos de dicha agrupación. Yo no me encargaba de los arreglos de los discursos como era la norma, ya que no tenía mucho tiempo viviendo en dicho lugar y el secretario conocía mejor a los posibles oradores, así que, los domingos simplemente llegaba a "disfrutar" de la reunión junto con mi esposa.
Ese día nos visitaba un orador especial. Ni más ni menos que el mismísimo superintendente de ciudad o en otras palabras, el miembro más lambiscón con que contaba la secta por aquellos territorios. Un viejo lobo de mar muy respetado con un buen negocio y posición económica que le permitía ganarse a los viajantes y ser el más espléndido a la hora de tener que agazajar a los representantes de la madre organización.
Subió a la plataforma cargando un períodico y empezó su disertación diciendo: Hermanos, no sé si ya tuvieron la oportunidad de ver el periódico el día de hoy pero en las páginas interiores aparece un artículo que dice "Con [tantos] votos, el ayuntamiento de [cierta localidad] decidió el día de ayer prohibir las actividades proselitistas de los testigos de Jehová. Sus salones del reino serán incautados y declarados bienes de la nación y..."
Y aunque varios nos dimos cuenta que era su forma de hacer su gran introducción y captar la atención (cosa que logró), como narra Stargate, tuvimos varias caras descompuestas y un siervo ministerial me llamó a mi lugar para preguntarme qué medidas tomaríamos en vista de lo que acababa de revelar el hermano fulano...
Fue allí cuando decidí que el orador había ido demasiado lejos con su "ilustración" (a esa altura del discurso el individuo ya había aclarado que no era real pero "¿y qué tal si fuera cierto mis hermanos?"). Llamé a mis dos coancianos y aunque no estuvieron del todo de acuerdo conmigo (el secretario de hecho pensaba que era su mayor logro haber logrado que "inmerecidamente" semejante personalidad de la secta se hubiera dignado a visitarnos en nuestra humilde congregación), finalmente me acompañaron para abordar al "rock star" al final de su disertación. Le pedí al secretario que condujera la revista por esa ocasión pues quería abordar personalmente a este sujeto.
Con el libro "Benefíciese" en mano, le citamos la lección 45 sobre el uso de ilustraciones instructivas. Nos centramos en el párrafo que decía (o dice pues creo que ya es vieja luz ese libro también ¿no?):
Cita:"A veces le parecerá oportuno reforzar cierta enseñanza con una experiencia de nuestros días. No obstante, tenga cuidado de escoger únicamente experiencias confirmadas y evitar las que incomodarían innecesariamente a alguno de los presentes o desviarían la atención hacia un tema polémico ajeno a lo que está tratando. Recuerde, además, que las experiencias deben relatarse con un propósito. No incluya detalles superfluos, pues por lo general distraen del objetivo de la exposición."
Obviamente, el señor se ofendió. Se le descompuso el rostro cuando vio que su gran ilustración apocalíptica no había tenido el efecto deseado que seguramente era de las más populares en su repertorio. Le indiqué que hablaríamos con su superintendente de la EMT para decirle que le habíamos dado consejo y que él se encargara de seguirle ayudando.
cuerpogobernante.wordpress.com