19 Jan, 2019, 11:48 PM
Continuamos desahogandonos
Poco después de mi bautismo, me hice precursor regular, me mantuve solo por 2 años, fui a las clases de precursor, en ese momento fue algo maravilloso para mi, tenia un trabajo de medio tiempo y por las tardes, de lunes a domingo, a predicar, aun así me costaba trabajo alcanzar las 90 horas en ese tiempo. Me sentía bien predicando, tenia estudios que progresaban (he ayudado a varios a llegar a ser TJ).
Para ese tiempo varios publicadores me comentaban que por que aun no era siervo ministerial, pues era muy servicial, y reunía los requisitos para serlo, mas aun cuando en la congregación solo era 1 anciano y 1 siervo ministerial, recuerdo comentarles que lo importante era el servicio de toda alma a Jehová, y si no lo era es porque esa era la voluntad de Jehová.
Y un domingo me pidieron que me esperara, querían hablar conmigo,el anciano y el siervo ministerial, y así lo hice, el motivo, me vieron en un baile mundano, y eso no estaba bien; les comente que efectivamente asistí a ese lugar pero no fui a bailar, sino a escuchar al grupo musical que había llegado, de hecho me encanta escuchar música, ademas no fui solo sino con mi primo, de el me preguntaron si era TJ, les conteste que no, situación que agravo mi pecado (ir a escuchar música), pues era una mala compañía, influencia mundana, cuando en realidad era mi primo hermano, y que ante al comportamiento quedaba descalificado como precursor, en ese momento perdí mi privilegio de servicio. No lo comprendía, no lo entendía, pues no hice nada malo, ademas también en ese baile estuvo la hija del anciano junto con otras 2 publicadoras de la congregación, se los comente y me dijeron que no era cierto que estaba calumniandolas, y que por ser relativamente nuevo en la organización, no emprenderían una acción judicial; me aconsejaron que empezara de nuevo y que pronto podría recuperar mi privilegio.
No hubo consejo tomado de la Biblia, ni siquiera me sugirieron leer un articulo de la atalaya que me ayudara a corregir mi supuesta falta.
Les pedí otra oportunidad -aun cuando no había hecho algo malo- pero no me la dieron. En verdad que amaba mi servicio como precursor.
Fui a ver a un hermano de experiencia, me consoló ayudándome a aceptar la disciplina, que solo Dios sabe porque suceden las cosas.
Sin saberlo, creo que en ese momento cambio mi manera de ver las cosas en la organización.
Regrese a casa emocionalmente derrotado.
Poco después de mi bautismo, me hice precursor regular, me mantuve solo por 2 años, fui a las clases de precursor, en ese momento fue algo maravilloso para mi, tenia un trabajo de medio tiempo y por las tardes, de lunes a domingo, a predicar, aun así me costaba trabajo alcanzar las 90 horas en ese tiempo. Me sentía bien predicando, tenia estudios que progresaban (he ayudado a varios a llegar a ser TJ).
Para ese tiempo varios publicadores me comentaban que por que aun no era siervo ministerial, pues era muy servicial, y reunía los requisitos para serlo, mas aun cuando en la congregación solo era 1 anciano y 1 siervo ministerial, recuerdo comentarles que lo importante era el servicio de toda alma a Jehová, y si no lo era es porque esa era la voluntad de Jehová.
Y un domingo me pidieron que me esperara, querían hablar conmigo,el anciano y el siervo ministerial, y así lo hice, el motivo, me vieron en un baile mundano, y eso no estaba bien; les comente que efectivamente asistí a ese lugar pero no fui a bailar, sino a escuchar al grupo musical que había llegado, de hecho me encanta escuchar música, ademas no fui solo sino con mi primo, de el me preguntaron si era TJ, les conteste que no, situación que agravo mi pecado (ir a escuchar música), pues era una mala compañía, influencia mundana, cuando en realidad era mi primo hermano, y que ante al comportamiento quedaba descalificado como precursor, en ese momento perdí mi privilegio de servicio. No lo comprendía, no lo entendía, pues no hice nada malo, ademas también en ese baile estuvo la hija del anciano junto con otras 2 publicadoras de la congregación, se los comente y me dijeron que no era cierto que estaba calumniandolas, y que por ser relativamente nuevo en la organización, no emprenderían una acción judicial; me aconsejaron que empezara de nuevo y que pronto podría recuperar mi privilegio.
No hubo consejo tomado de la Biblia, ni siquiera me sugirieron leer un articulo de la atalaya que me ayudara a corregir mi supuesta falta.
Les pedí otra oportunidad -aun cuando no había hecho algo malo- pero no me la dieron. En verdad que amaba mi servicio como precursor.
Fui a ver a un hermano de experiencia, me consoló ayudándome a aceptar la disciplina, que solo Dios sabe porque suceden las cosas.
Sin saberlo, creo que en ese momento cambio mi manera de ver las cosas en la organización.
Regrese a casa emocionalmente derrotado.
Todo hombre aspira al poder: cada uno desearía ser un dictador; casi todos sacrificarían el bienestar del prójimo por alcanzar sus metas personales
Los protocolos de los sabios de Sión