18 Feb, 2019, 01:05 PM
Censurado por segunda ocasión, decidí cambiarme de congregación, para darle borrón y cuenta nueva a mi vida dentro de la organización.
Fui bien recibido, por los publicadores de la misma, y pase por el ritual común de quien eres,de donde vienes, eres anciano, precursor, etc., sentí que todo era diferente a la congregación donde había estado, donde crecí; y no tarde en hacer amigos.
Desde mi llegada los anciano me abordaron y les explique mi situación, y a la semana ya tenían mi tarjeta y mi carta de presentación, volvieron a platicar conmigo y no me preguntaron nada sobre mi censura, solo me animaron a trabajar para recuperar mi salud espiritual, me gusto el trato. Y nuevamente a comenzar la rutina, preparación , reuniones, comentarios, servicio y trabajos mecánicos dentro de la congregación.
Y a los 3 meses, ya no tenia restricciones, (parecer ser una norma no escrita para un censurado, que a los 3 meses se levante la censura, a menos que exista una carta de la sucursal donde se establezca esta medida o es como instrucción el alguno de los libros para los ancianos, pero hasta donde sé no existe esta norma).
Todo marchaba bien, tenia amigos de todas las edades, y nuevamente disfrutaba el servicio, pero...
Tercer comité judicial, ahora por conducta impropia, desvergonzada, ya que un grupo de 5 publicadores solíamos ir a las discos, hoy antros, hasta que uno de ellos no soportó mas la doble vida y confeso a los ancianos su pecado, el grupo incluía al hijo de uno de los ancianos.
Fuimos censurados ahora privadamente. Pero los ancianos por mis antecedentes trataron de señalarme como el principal instigador de la mala conducta de los jóvenes ya adultos, pero el hijo del anciano confeso que él planeaba las salidas mucho antes de que yo llegara a la congregación. En vedad aprecio la honestidad y valentía del joven al aceptar su culpa.
Reconozco que por lo que se escucho en el comité los 5 debimos ser expulsados, de acuerdo con las normas de la organización, sobre todo yo por reincidir en el pecado, pero reconozco también que influyo en la decisión de censura privada el que un hijo de anciano estuviera involucrado. Su papá era un excelente superintendente, sobre todo con los de mayor edad, pero tal vez descuido a su hijo o no se, no quiero especular.
Mi cuarto y último comité, en ese periodo de mi vida fue por fumar. Las presiones del trabajo y la frustración de no llevar una vida como marca la organización me llevaron a refugiarme en el tabaco, que me daba cierta tranquilidad, me relajaba.
En ese tiempo llego mi amigo como anciano a la congregación, el mismo que me ayudo a regresar cuando deje la organización años atrás. Fue el que presidio mi comité, y estoy seguro influyo en la decisión de censura privada nuevamente, ya que prometí no volver a fumar.
Su trato cariñoso, sus acertado consejos calaron hondo en mi. No merecía seguir en la organización, pero Jehová me dada otra oportunidad, así que, que debía hacer? Hacia donde debía dirigir mi vida?
Hasta ese momento la religión no era para mi, mi vida era un enorme desorden, sin rumbo, había fracasado, me sentí frustrado. Pensé en desasociarme, pero algo cambio mi parecer. Pero esa es otra historia.
Fui bien recibido, por los publicadores de la misma, y pase por el ritual común de quien eres,de donde vienes, eres anciano, precursor, etc., sentí que todo era diferente a la congregación donde había estado, donde crecí; y no tarde en hacer amigos.
Desde mi llegada los anciano me abordaron y les explique mi situación, y a la semana ya tenían mi tarjeta y mi carta de presentación, volvieron a platicar conmigo y no me preguntaron nada sobre mi censura, solo me animaron a trabajar para recuperar mi salud espiritual, me gusto el trato. Y nuevamente a comenzar la rutina, preparación , reuniones, comentarios, servicio y trabajos mecánicos dentro de la congregación.
Y a los 3 meses, ya no tenia restricciones, (parecer ser una norma no escrita para un censurado, que a los 3 meses se levante la censura, a menos que exista una carta de la sucursal donde se establezca esta medida o es como instrucción el alguno de los libros para los ancianos, pero hasta donde sé no existe esta norma).
Todo marchaba bien, tenia amigos de todas las edades, y nuevamente disfrutaba el servicio, pero...
Tercer comité judicial, ahora por conducta impropia, desvergonzada, ya que un grupo de 5 publicadores solíamos ir a las discos, hoy antros, hasta que uno de ellos no soportó mas la doble vida y confeso a los ancianos su pecado, el grupo incluía al hijo de uno de los ancianos.
Fuimos censurados ahora privadamente. Pero los ancianos por mis antecedentes trataron de señalarme como el principal instigador de la mala conducta de los jóvenes ya adultos, pero el hijo del anciano confeso que él planeaba las salidas mucho antes de que yo llegara a la congregación. En vedad aprecio la honestidad y valentía del joven al aceptar su culpa.
Reconozco que por lo que se escucho en el comité los 5 debimos ser expulsados, de acuerdo con las normas de la organización, sobre todo yo por reincidir en el pecado, pero reconozco también que influyo en la decisión de censura privada el que un hijo de anciano estuviera involucrado. Su papá era un excelente superintendente, sobre todo con los de mayor edad, pero tal vez descuido a su hijo o no se, no quiero especular.
Mi cuarto y último comité, en ese periodo de mi vida fue por fumar. Las presiones del trabajo y la frustración de no llevar una vida como marca la organización me llevaron a refugiarme en el tabaco, que me daba cierta tranquilidad, me relajaba.
En ese tiempo llego mi amigo como anciano a la congregación, el mismo que me ayudo a regresar cuando deje la organización años atrás. Fue el que presidio mi comité, y estoy seguro influyo en la decisión de censura privada nuevamente, ya que prometí no volver a fumar.
Su trato cariñoso, sus acertado consejos calaron hondo en mi. No merecía seguir en la organización, pero Jehová me dada otra oportunidad, así que, que debía hacer? Hacia donde debía dirigir mi vida?
Hasta ese momento la religión no era para mi, mi vida era un enorme desorden, sin rumbo, había fracasado, me sentí frustrado. Pensé en desasociarme, pero algo cambio mi parecer. Pero esa es otra historia.
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