11 Dec, 2020, 02:11 AM
Algo más que me ha pasado y me causa tristeza:
Me enamoré.
Ciega y perdidamente me enamoré de alguien que jamás vi en persona pero la llegué a querer tanto, tantísimo en los pocos días que estuvimos tratando.
Sonará tonto pero ¿se imaginan a alguien en este mismo momento que llega de la calle a la una de la madrugada porque no se haya en la casa y está llorando mientras escribe estas líneas porque le duele haber pedido y tenido que cortar comunicación con alguien que vive en Japón?
Hace ya un mes, inocentemente empecé a escribirme con una colombiana que reside en Asia.
Una testigo de Jehová inactiva, atea y con las circunstancias familiares calcadas a las mías respecto a la maldita secta.
Le escuché... siempre más le escuché y aprendí de ella que yo hablar.
Fueron las semanas más felices que había tenido en años.
Hacíamos videollamadas, llamadas, nos preguntábamos cómo iba todo... y ella llegó a contarme cosas, acontecimientos demasiado personales que a nadie más le contó. La llegué a querer, más de lo que se quiere a alguien que recién se conoce.
La vi llorar. La escuché. Me encantaba hacer cuadrar nuestros horarios las veces en esos días que se podía... para hablar y saber de ella.
Linda físicamente, claro que lo era pero eso no fue lo que me enamoró, lo que me tiene aquí extrañándola. Fue su personalidad. Fue absolutamente su cerebro y su manera de expresarse y sentir.
Era lo que siempre soñé... inteligente y fuerte, a su manera, junto con mucha nobleza.
Me lleva diez años de vida.
Jamás creí en la idea de que yo le gustara.
¿Quién se fijaría en alguien que es un simple obrero cuando ella habla cinco idiomas?
Pero nuestro paso por la secta nos unió... totalmente de forma temporal.
Llegaron los demonios, esos que nosotros mismos creamos.
En mí causaron esos pensamientos inquietantes de pensar excesivamente en el futuro y en el: ¿y si nunca la conoceré?
Y ella claro que pensó en los sentimientos... en su actual y personal situación, no era lo que necesitaba exactamente, no le iba a hacer bien un pibe que recién está tratando de ver que hace con su vida y en el otro lado del mundo.
Yo sé que ella me quería, lo sé porque basta una lágrima de ella bastó para saber que me quería.
Pero yo pedí que me bloqueara. Soy un imbécil, pero estoy seguro que en mi posición, era lo mejor.
Yo sé que me involucraba más y más con ella... pero no era el tiempo para algo así para ella.
Quizás llegué tarde, quizás muy temprano, quizás, quizás pero no le convenía a ella. Y sé que en lo que pude fui un buen amigo para ella.
Pero a ella la extraño y me convencí que la quiero muchísimo más por cómo he llorado después de su partida.
Hay días que entre las perchas gigantes y distantes en la que debo caminar y caminar despachando la mercadería, paso recordando sus bonitos ojos cafés, su peculiar nariz y su fina sonrisa. Pero no sólo eso: recuerdo y lloro cómo llegó y en tan breve momentos estuvo salvándome, sanándome con lo que fue la mejor compañía.
Ella era y es lo que siempre busqué, pero hice que se vaya.
Hay algo respecto a mi foto de perfil, la que uso en el foro como Perceptivo y una ocasión les dije que era una imagen recortada que sí tenía un significado: la otra parte de la imagen es ella. Totalmente.
Y la perdí.
.
.
.
La extraño muchísimo, me encantaría saber si le va bien, si está bien pero yo le pedí que me bloqueara y ha cumplido.
He pasado muy triste y es problema por causa mía.
Soy un tonto, lo sé.
Un imbécil y de verdad sé cómo debo proceder, que debo seguir y todo eso pero ella... Ella era, ella es.
Sólo quería que ustedes lo supieran.
He sido un humano de depresión en depresión.
Estaré bien, gracias por leerme. Compartirlo, contarles a ustedes amigos.
Necesitaba que quede plasmado esto aquí, en el foro que me vio nacer en mi camino hacia la verdad de verdad...
Y donde quiera que esté la dama colombiana japonesa: te extraño y te quiero muchísimo, aunque nunca leas esto.
Me enamoré.
Ciega y perdidamente me enamoré de alguien que jamás vi en persona pero la llegué a querer tanto, tantísimo en los pocos días que estuvimos tratando.
Sonará tonto pero ¿se imaginan a alguien en este mismo momento que llega de la calle a la una de la madrugada porque no se haya en la casa y está llorando mientras escribe estas líneas porque le duele haber pedido y tenido que cortar comunicación con alguien que vive en Japón?
Hace ya un mes, inocentemente empecé a escribirme con una colombiana que reside en Asia.
Una testigo de Jehová inactiva, atea y con las circunstancias familiares calcadas a las mías respecto a la maldita secta.
Le escuché... siempre más le escuché y aprendí de ella que yo hablar.
Fueron las semanas más felices que había tenido en años.
Hacíamos videollamadas, llamadas, nos preguntábamos cómo iba todo... y ella llegó a contarme cosas, acontecimientos demasiado personales que a nadie más le contó. La llegué a querer, más de lo que se quiere a alguien que recién se conoce.
La vi llorar. La escuché. Me encantaba hacer cuadrar nuestros horarios las veces en esos días que se podía... para hablar y saber de ella.
Linda físicamente, claro que lo era pero eso no fue lo que me enamoró, lo que me tiene aquí extrañándola. Fue su personalidad. Fue absolutamente su cerebro y su manera de expresarse y sentir.
Era lo que siempre soñé... inteligente y fuerte, a su manera, junto con mucha nobleza.
Me lleva diez años de vida.
Jamás creí en la idea de que yo le gustara.
¿Quién se fijaría en alguien que es un simple obrero cuando ella habla cinco idiomas?
Pero nuestro paso por la secta nos unió... totalmente de forma temporal.
Llegaron los demonios, esos que nosotros mismos creamos.
En mí causaron esos pensamientos inquietantes de pensar excesivamente en el futuro y en el: ¿y si nunca la conoceré?
Y ella claro que pensó en los sentimientos... en su actual y personal situación, no era lo que necesitaba exactamente, no le iba a hacer bien un pibe que recién está tratando de ver que hace con su vida y en el otro lado del mundo.
Yo sé que ella me quería, lo sé porque basta una lágrima de ella bastó para saber que me quería.
Pero yo pedí que me bloqueara. Soy un imbécil, pero estoy seguro que en mi posición, era lo mejor.
Yo sé que me involucraba más y más con ella... pero no era el tiempo para algo así para ella.
Quizás llegué tarde, quizás muy temprano, quizás, quizás pero no le convenía a ella. Y sé que en lo que pude fui un buen amigo para ella.
Pero a ella la extraño y me convencí que la quiero muchísimo más por cómo he llorado después de su partida.
Hay días que entre las perchas gigantes y distantes en la que debo caminar y caminar despachando la mercadería, paso recordando sus bonitos ojos cafés, su peculiar nariz y su fina sonrisa. Pero no sólo eso: recuerdo y lloro cómo llegó y en tan breve momentos estuvo salvándome, sanándome con lo que fue la mejor compañía.
Ella era y es lo que siempre busqué, pero hice que se vaya.
Hay algo respecto a mi foto de perfil, la que uso en el foro como Perceptivo y una ocasión les dije que era una imagen recortada que sí tenía un significado: la otra parte de la imagen es ella. Totalmente.
Y la perdí.
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La extraño muchísimo, me encantaría saber si le va bien, si está bien pero yo le pedí que me bloqueara y ha cumplido.
He pasado muy triste y es problema por causa mía.
Soy un tonto, lo sé.
Un imbécil y de verdad sé cómo debo proceder, que debo seguir y todo eso pero ella... Ella era, ella es.
Sólo quería que ustedes lo supieran.
He sido un humano de depresión en depresión.
Estaré bien, gracias por leerme. Compartirlo, contarles a ustedes amigos.
Necesitaba que quede plasmado esto aquí, en el foro que me vio nacer en mi camino hacia la verdad de verdad...
Y donde quiera que esté la dama colombiana japonesa: te extraño y te quiero muchísimo, aunque nunca leas esto.