15 Sep, 2024, 02:47 AM
ORAR ES IGUAL QUE MEDITAR
Unos lo llaman orar, otros meditar, otros hablar con el amigo invisible.
Quinto Mucio EscévolaAyer, tras escuchar las dos oraciones en la reunión de entre semana… cuando oro todos los días para bendecir los alimentos… cuando veo a los católicos rezando... cuando veo a los musulmanes rezando no sé cuántas veces cada día… cuando veo a los judíos rezando… cuando vea a los hinduistas con sus mantras… me pregunté, cuando llegué a casa después de la reunión: ¿qué utilidad tienen las oraciones? Realmente ¿sirven para algo?
Y dándole vueltas al tema llegué, de nuevo, a la misma conclusión –ya que desde hace cinco o seis años, aunque sigo orando en las comidas, por tradición, pero ya no oro a ningún Ser Supremo-: que las oraciones, sea quien las haga y sea el personaje a quien se dirijan, el que sea, no tienen ninguna utilidad, no sirven para nada.
Y si forzamos la cosa, la única virtualidad que yo puedo encontrar tras las oraciones dirigidas a un ser superior es la de “placebo psicológico”, definido esto último como –definición libre-: “creer que algo nos cura cuando no es así. Es decir, pensar que una determinada sustancia o acción, que no tiene poderes curativos, realmente nos sana u obtenemos ciertos beneficios o resultados. Eso hace que, a priori, la persona sienta que el placebo tiene propiedades terapéuticas cuando no es así”.
Quinto Mucio Escévola
Orar es meditar.
Unos lo llaman orar, otros meditar, otros hablar con el amigo invisible.
Quinto Mucio EscévolaAyer, tras escuchar las dos oraciones en la reunión de entre semana… cuando oro todos los días para bendecir los alimentos… cuando veo a los católicos rezando... cuando veo a los musulmanes rezando no sé cuántas veces cada día… cuando veo a los judíos rezando… cuando vea a los hinduistas con sus mantras… me pregunté, cuando llegué a casa después de la reunión: ¿qué utilidad tienen las oraciones? Realmente ¿sirven para algo?
Y dándole vueltas al tema llegué, de nuevo, a la misma conclusión –ya que desde hace cinco o seis años, aunque sigo orando en las comidas, por tradición, pero ya no oro a ningún Ser Supremo-: que las oraciones, sea quien las haga y sea el personaje a quien se dirijan, el que sea, no tienen ninguna utilidad, no sirven para nada.
Y si forzamos la cosa, la única virtualidad que yo puedo encontrar tras las oraciones dirigidas a un ser superior es la de “placebo psicológico”, definido esto último como –definición libre-: “creer que algo nos cura cuando no es así. Es decir, pensar que una determinada sustancia o acción, que no tiene poderes curativos, realmente nos sana u obtenemos ciertos beneficios o resultados. Eso hace que, a priori, la persona sienta que el placebo tiene propiedades terapéuticas cuando no es así”.
Quinto Mucio Escévola
Orar es meditar.