10 Feb, 2018, 01:46 AM
Es bien sabido dentro de la liturgia y doctrina de la JWOrg sobre las prohibiciones y usos de la sangre: el no comerla, el respetarla, el no hacer uso de transfusiones, qué sí y qué no de las fracciones de la misma se pueden utilizar, etc. Sin embargo, hace tiempo me preguntaba porqué de la prohibición de comer sangre dentro de la religión judía, porque a partir de esas series de leyes y reglas, han surgido bastantes enseñanzas e interpretaciones por parte de otras religiones (el cristianismo e Islam) sobre usos y costumbres de la sangre. Por tal motivo me di a la tarea de investigar más a fondo sobre el origen de la prohibición y por qué razón surgió esto.
De acuerdo con John Kleinig, en el texto “The Blood for Sprinkling Atoning Blood in Leviticus and Hebrews” (http://www.johnkleinig.com/files/1613/26...nkling.pdf) existen tres tabús asociados con las creencias y usos de la sangre en el antiguo Israel. El primero de ellos, creo que muchos de nosotros estamos familiarizados con la explicación, es que los israelitas creían que el alma o nephesh de cualquier ser viviente estaba en la sangre. Cualquier creatura viviente tenía ese nephesh. Este nephesh se mantenía vivo mientras la persona respiraba, pero si el ser vivo perdía la sangre, su fortaleza vital se perdía y moría. Esto lo podemos ver en Deuteronomio 12:23 y Levítico 17:11, 14. Y esto no solamente lo sabían los israelitas, muchas otras civilizaciones antiguas tenían la concepción de que la vida era igual a la sangre y viceversa. Por eso no es de extrañar que algunas civilizaciones creyeran que comiendo carne con sangre o la sangre misma les daba fortaleza vital. Bajo esta creencia, se dio la prohibición de comer carne con sangre o la sangre, según Génesis 9:4; Levítico 7:26 y Deuteronomio 12:16.
De aquí parte el segundo tabú, el uso de la sangre en ritos litúrgicos. Debido al uso que le daban otras civilizaciones a la sangre para asegurar algo en el ámbito supernatural, ya sea vitalidad, protección, bendición, poder o conocimiento, se hacían rituales bebiéndola directamente al momento de hacer un sacrificio, derramar la sangre en el suelo para “hacerla fértil”, haciendo sacrificios de seres vivos (animales y humanos) a otras deidades (Salmos 106:37, 38 y Lev. 17:6, 7), u ofrecerla para apaciguar a dioses, demonios o personas muertas(Lev. 19:26; Isaías 57:5-10 y 65:3-7), se establecieron leyes sobre la manera en que se debían hacer los sacrificios y ofrecer la sangre únicamente a Jehová en los altares que se habían autorizado (tabernáculo y/o templo). No se debía de utilizar la sangre para otro propósito. Esto sirvió para “separar” la liturgia israelita de la de otras civilizaciones circundantes.
El tercer tabú está relacionado con el uso de la sangre para expiar o limpiar los pecados. Esto está registrado en Levítico 17:11. Ya la JWOrg ha dado alguna información de por qué la sangre juega un papel significativo en los propósitos divinos, citando sobre cómo la sangre de Jesús sirvió para limpiar los pecados, entre otras cosas que no nos vamos a detener (me da flojera repetir información de la JW) y que ha servido de base para mantener la doctrina de la prohibición de las transfusiones de sangre.
Es importante analizar el segundo tabú, porque la liturgia e ideario israelita y de otras civilizaciones antiguas sobre la sangre no surgió nada más porque diosito se los mandó. Hay algo detrás de todo eso. Para poder entender un poco más, me voy a remitir al trabajo de Matthew Goff “Monstrous Appetites: Giants, Cannibalism and Insatiable Eating in Enochic Literature” (http://www.academia.edu/382956/Monstrous...Literature). Según la tesis de este autor, la prohibición de la sangre en Génesis 9:4-6, del cual parten las prohibiciones de la ley mosaica, surgió por algo que ocurrió antes del relato del diluvio. Eso que ocurrió no está escrito en un libro del canon bíblico común, está escrito en el libro apócrifo de Enoc, que también se le conoce como el Libro de los Vigilantes. En ese libro, en el capítulo 7 se hace referencia a los que en la biblia llama los nephilim: eran gigantes, comían lo producido del suelo, no quedaban satisfechos y luego empezaron a comer gente, animales, aves, reptiles y peces. Incluso se devoraban entre ellos y comían sangre. Estas acciones eran deplorables, y según lo que explica Goff en su escrito “esto presuntamente refleja algún entendimiento del trato en la ley bíblica…beber sangre no es simplemente un tabú social ni su ingesta un acto atroz que sigue al asesinato. Es una violación al orden natural establecido por dios y que por tanto constituye una afrenta contra su dominio”.
Continuará….
De acuerdo con John Kleinig, en el texto “The Blood for Sprinkling Atoning Blood in Leviticus and Hebrews” (http://www.johnkleinig.com/files/1613/26...nkling.pdf) existen tres tabús asociados con las creencias y usos de la sangre en el antiguo Israel. El primero de ellos, creo que muchos de nosotros estamos familiarizados con la explicación, es que los israelitas creían que el alma o nephesh de cualquier ser viviente estaba en la sangre. Cualquier creatura viviente tenía ese nephesh. Este nephesh se mantenía vivo mientras la persona respiraba, pero si el ser vivo perdía la sangre, su fortaleza vital se perdía y moría. Esto lo podemos ver en Deuteronomio 12:23 y Levítico 17:11, 14. Y esto no solamente lo sabían los israelitas, muchas otras civilizaciones antiguas tenían la concepción de que la vida era igual a la sangre y viceversa. Por eso no es de extrañar que algunas civilizaciones creyeran que comiendo carne con sangre o la sangre misma les daba fortaleza vital. Bajo esta creencia, se dio la prohibición de comer carne con sangre o la sangre, según Génesis 9:4; Levítico 7:26 y Deuteronomio 12:16.
De aquí parte el segundo tabú, el uso de la sangre en ritos litúrgicos. Debido al uso que le daban otras civilizaciones a la sangre para asegurar algo en el ámbito supernatural, ya sea vitalidad, protección, bendición, poder o conocimiento, se hacían rituales bebiéndola directamente al momento de hacer un sacrificio, derramar la sangre en el suelo para “hacerla fértil”, haciendo sacrificios de seres vivos (animales y humanos) a otras deidades (Salmos 106:37, 38 y Lev. 17:6, 7), u ofrecerla para apaciguar a dioses, demonios o personas muertas(Lev. 19:26; Isaías 57:5-10 y 65:3-7), se establecieron leyes sobre la manera en que se debían hacer los sacrificios y ofrecer la sangre únicamente a Jehová en los altares que se habían autorizado (tabernáculo y/o templo). No se debía de utilizar la sangre para otro propósito. Esto sirvió para “separar” la liturgia israelita de la de otras civilizaciones circundantes.
El tercer tabú está relacionado con el uso de la sangre para expiar o limpiar los pecados. Esto está registrado en Levítico 17:11. Ya la JWOrg ha dado alguna información de por qué la sangre juega un papel significativo en los propósitos divinos, citando sobre cómo la sangre de Jesús sirvió para limpiar los pecados, entre otras cosas que no nos vamos a detener (me da flojera repetir información de la JW) y que ha servido de base para mantener la doctrina de la prohibición de las transfusiones de sangre.
Es importante analizar el segundo tabú, porque la liturgia e ideario israelita y de otras civilizaciones antiguas sobre la sangre no surgió nada más porque diosito se los mandó. Hay algo detrás de todo eso. Para poder entender un poco más, me voy a remitir al trabajo de Matthew Goff “Monstrous Appetites: Giants, Cannibalism and Insatiable Eating in Enochic Literature” (http://www.academia.edu/382956/Monstrous...Literature). Según la tesis de este autor, la prohibición de la sangre en Génesis 9:4-6, del cual parten las prohibiciones de la ley mosaica, surgió por algo que ocurrió antes del relato del diluvio. Eso que ocurrió no está escrito en un libro del canon bíblico común, está escrito en el libro apócrifo de Enoc, que también se le conoce como el Libro de los Vigilantes. En ese libro, en el capítulo 7 se hace referencia a los que en la biblia llama los nephilim: eran gigantes, comían lo producido del suelo, no quedaban satisfechos y luego empezaron a comer gente, animales, aves, reptiles y peces. Incluso se devoraban entre ellos y comían sangre. Estas acciones eran deplorables, y según lo que explica Goff en su escrito “esto presuntamente refleja algún entendimiento del trato en la ley bíblica…beber sangre no es simplemente un tabú social ni su ingesta un acto atroz que sigue al asesinato. Es una violación al orden natural establecido por dios y que por tanto constituye una afrenta contra su dominio”.
Continuará….