02 Jun, 2024, 11:06 PM
Efectivamente mucho ha vuelto a la normalidad después de la euforia de los recientes cambios. Son adeptos adictos a la dopamina, la euforia, la emoción de nuevas noticias. Después de que pasó la emoción, las asistencias a las reuniones han seguido a la baja, algunos siguen por Zoom. En ambas reuniones semanales se percibe un cansancio, pocos varones de las nuevas generaciones tienen aptitudes suficientes para mantener al público atento, siguen siendo mejor los oradores de antaño, pero sus números van a la baja. En mi localidad, la mitad o menos de los publicadores se les ve predicando (aunque todo mundo reporta actividad) y después de la emoción inicial de las fusiones de congregaciones, los grupos de servicio han vuelto a ser dos o tres publicadores (siempre los mismos) saliendo a predicar y aburriéndose cada día más.
En lo personal, esta semana tuve una platica con mis padres que me dio la oportunidad de contarles algunas cosas turbias que suceden en el circuito con los ancianos, esto porque mi madre insistía en ponérmelos como ejemplo y pedirme que me acercara a ellos por consejo. Son cosas que ellos no ven, pero los nombrados sí. Hasta el momento yo había decidido mantenerlo en privado, pero ese día hubo la oportunidad y me dio gusto sembrar un poco de duda y hacerles ver por qué las cosas marchan tan mal. Aunque fue un pequeño paso, me sentí bien de hacerlo.
Necesitamos más tormentas, aunque si queremos algo más contundente, necesitamos huracanes, necesitamos un cataclismo que logre sacudir de trancazo a muchos, que sea capaz de provocar un cisma. Ojalá que algo así ocurra.
En lo personal, esta semana tuve una platica con mis padres que me dio la oportunidad de contarles algunas cosas turbias que suceden en el circuito con los ancianos, esto porque mi madre insistía en ponérmelos como ejemplo y pedirme que me acercara a ellos por consejo. Son cosas que ellos no ven, pero los nombrados sí. Hasta el momento yo había decidido mantenerlo en privado, pero ese día hubo la oportunidad y me dio gusto sembrar un poco de duda y hacerles ver por qué las cosas marchan tan mal. Aunque fue un pequeño paso, me sentí bien de hacerlo.
Necesitamos más tormentas, aunque si queremos algo más contundente, necesitamos huracanes, necesitamos un cataclismo que logre sacudir de trancazo a muchos, que sea capaz de provocar un cisma. Ojalá que algo así ocurra.